En mayo de 1982, un nuevo lugar nace en São Paulo.
Ese lugar, el Sesc Pompeia, fue fruto de un largo y dedicado trabajo de proyecto iniciado casi seis años atrás, cuando la arquitecta Lina Bo Bardi entro por primera vez en la antigua fábrica de barriles metálicos de los hermanos Mauser, en el corazón de Pompeia, barrio obrero no lejano del corazón de São Paulo.
A través de la invitación hecha por el Sesc (Serviço Social do Comércio), que había adquirido el inmueble años atrás y pretendía construir un nuevo Centro Cultural y Deportivo, Lina fue contratada para realizar el proyecto que cambiaría la vida cultural de la ciudad y del país. La arquitecta traía el bagaje y la experiencia de haber proyectado, a finales de los años cincuenta, el Museo de Arte Popular de Bahía, en el Solae do Unhão, y el Museo de Arte de São Paulo, en la avenida Paulista.
Paris acababa de inaugurar el Centro Georges Pompidou de Beaubourg, en Marais, barrio que todavía conservaba las características de una ciudad que había sido radicalmente transformada en el final del siglo XIX, en el marco de las grandes transformaciones políticas y económicas de ese final de siglo.
Al contrario de aquella iniciativa, que demolió algunas manzanas para la construcción del nuevo Centro, el Sesc decide mantener la antigua fábrica y rehabilitarla para nuevas funciones, en oposición a su demolición para la construcción de un nuevo conjunto.
En 1977, Lina instala su oficina en el sitio de la obra –elección radical ya antes experimentada en el proyecto para el Solar do Unhão y en el Masp- y, con un equipo de dos jóvenes colaboradores, dirige, durante nueve años, el proyecto y su construcción, una fórmula cada vez más inusual en la práctica arquitectónica contemporánea. En Pompeia, arquitectos, ingenieros, maestros, encargados y operarios conviven cotidianamente experimentando métodos constructivos y acabados, estableciendo una rutina de trabajo que abarca desde la formulación del programa de ocupación hasta las soluciones arquitectónicas empleadas para ejecutarlo.
En toda su trayectoria profesional, Lina construyó sus proyectos desde una postura ética/ideológica que buscaba siempre crear espacios para la convivencia: un espacio de discusión y acuerdos, de producción de conocimiento, donde cada uno puede interpretar, para sí mismo, el significado de las experiencias allí vivenciadas.
La arquitectura como agente de integración entre los seres humanos y la ciudad en que viven, trabajan, estudian, aman, educan a sus hijos, se alimentan, hacen deporte y establecen los límites de la convivencia y de la ciudadanía.
Esta exposición procura mostrar cómo se dio esta increíble experiencia y como, durante los treinta años de, el Sesc concretizó el ideal de Lina, convirtiéndose en el más importante equipamiento urbano de la ciudad de São Paulo.
nota del editor
Texto originalmente presentado por Marcelo Ferraz y André Vainer durante la inauguración de la exposición “Sesc Pompeia: 30 años”.
sobre los autores
André Vainer y Marcelo C. Ferraz. Arquitectos colaboradores de Lina Bo Bardi en el desarrollo del proyecto y la obra del Sesc Pompeia.