Filmes. Sexo. Mistério. Blade Runner. Aquel mundo que parece otro (y no es el nuestro) y que está siendo enteramente vendido. La mirada triste del maniquí en todos los estratos sociales. La inmaterial materia plastificada. ¿Quién mira a quién? En medio del bosque puede haber un monstruo. En el mismo calco de una puerta de entrada, él, el mismo ET que estuvo presente por casi siempre en las fotos de Boris Kossoy, desde que aquel platillo volador apareció en el cielo de São Paulo, en 1955. El platillo y sus habitantes en las calles de la ciudad. Ellos, los otros. El fotógrafo los encuentra constantemente. Serán íntimos dentro de la misma mirada. Como si fuesen gente. Pero solo los que saben podrán verlos.
“Búscame”, la nueva serie inédita del fotógrafo y pensador Boris Kossoy, está compuesta de fotografías para ir más allá. Cada imagen no será solo una imagen. Ni en sus signos ni en sus representaciones. Cada imagen contiene la vida entera del fotógrafo como instrucción de uso. Una cápsula del tiempo. Después de la exposición que tuvo lugar en la Pinacoteca del Estado de São Paulo en 2008, este se recogió otra vez (en casa y en varios países del mundo) y ahora está de vuelta para decirnos, de manera profunda, que una fotografía “no posee apenas una capa exterior”. Y que, no siendo superficial, uno de los maniquís podrá inclusive sonreír, o derramar una lágrima. Podrá ser tan real y poco ilusorio como el paisaje visto desde una ventana de Detroit, en aquellos momentos en que se recuperaba de un periodo delicado y frágil de su vida. La fotografía es precisa: domina el tiempo, el espectador siente la presencia del hombre invisible queriendo salir para encontrar el sol, aproximarse al rojo hidrante que, como los ET, está de vuelta. Los hidrantes, los ET o la naturaleza, donde, nuevamente, en medio del follaje encontraremos otra máscara, un grito.
Búscame es también la forma como el fotógrafo trata el deseo. La primera infancia. El cine de Bergman, donde algún solitario para sobre un viaducto de Viena. Gustav Klimt, en medio de la calle. Otro grito. Fausto. La invocación a la memoria. La apelación a la cultura de cada lugar.
El ET dentro del cráneo. Para Boris Kossoy todos esos fantasmas existen en una fotografía donde los pequeños detalles marcan la sustentación, el rigor técnico. O todo o nada.
La fotografía no posee apenas una cara exterior. El artista abre nuevamente la ventana para ver una escena renacentista que “está en la cabeza de todos nosotros”. Siempre las ventanas. Nada es gratuito. Otro maniquí sub-humano tras las vitrinas de una tienda cualquiera. El arrebato continúa - aún tras las rejas. El reflejo de las vitrinas donde aparece una tercera dimensión. Interferencia urbana. La relación interrumpida en las figuras de la vida cotidiana donde la mirada atraviesa la imagen. La dicotomía entre los ángeles y los demonios. La fotografía no posee apenas una capa exterior. Búscame.
nota
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Texto curatorial de la exposición Búscame. Fotografías de Boris Kossoy, curaduría de Diógenes Moura. São Paulo, Galería Berenice Arvani, del 12 de marzo al 19 de abril de 2013.
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Traducción: Simón Fique
sobre el autor
Diógenes Moura, escritor y curador de fotografía.