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my city ISSN 1982-9922

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BERJMAN, Sonia. Nuestra querida Plaza de Mayo. Minha Cidade, São Paulo, año 07, n. 074.02, Vitruvius, sep. 2006 <https://vitruvius.com.br/revistas/read/minhacidade/07.074/1939>.



 

El patrimonio es la herencia que toda generación recibe de sus mayores. Es tangible e intangible. Pero no existe uno sin el otro. El patrimonio construido es uno de los documentos históricos sobresalientes para comprender nuestro pasado y construir nuestra identidad.

Para preservar esos documentos vivos del pasado, en nuestro país se creó en 1940 la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos que prontamente se dió a la tarea de determinar cuales eran los monumentos más significativos de nuestra historia para jerarquizarlos con su denominación de Monumento o Lugar Histórico Nacional. Al creer que vivíamos en una sociedad civilizada y respetuosa de sus leyes, transitivamente se suponía que esos monumentos serían respetados y preservados para siempre.

Uno de los primeros ejemplos en ser destacados por esa normativa fue la primitiva Plaza Mayor, nuestra querida Plaza de Mayo, Lugar Histórico Nacional por Decreto n° 122.096 del 9 de junio de 1942.

El tema de la Plaza de Mayo y del centro histórico de la ciudad de Buenos Aires es de suma importancia. La Plaza de Mayo NO es exclusivamente de los porteños. Es de todos los argentinos. Un niño de la Puna y otro de la Patagonia se sienten hermanados por la legendaria imagen del 25 de Mayo de 1810. Por el Cabildo, por la Casa Rosada... es decir: la Plaza de Mayo y el centro histórico son bienes patrimoniales tangibles de la Ciudad de Buenos Aires pero tienen un valor intangible colectivo para todos los argentinos. La Plaza de Mayo pertenece a 36 millones de argentinos.

Al ser un hito patrimonial preservado por ley, no puede un funcionario "iluminado" encargar intempestiva y arbitrariamente a un profesional un proyecto de remodelación o solicitar un concurso de arquitectura para la presentación de proyectos de "reciclaje". No es posible remodelarla sino que hay que restaurarla.

El desconocimiento de la propia historia de la plaza y de las luchas vecinales por su conservación lleva a decisiones unilaterales. Durante el siglo XIX e inicios del XX, paralelamente a la programación de los actos conmemorativos del Primer Centenario Patrio hubo - al igual que hoy en vísperas del Segundo - propuestas faraónicas de transformación de la Plaza Matriz. Todas fracasaron por la oposición tenaz de aquéllos a quienes hoy consideramos los fundadores de la conservación del patrimonio nacional.

La imagen que vive en el inconsciente colectivo argentino desde hace cuatro generaciones es la de la Plaza de Mayo actual: la remodelación de Carlos Thays cuando la apertura de la Avenida de Mayo en 1894 y precisamente ésa fue la imagen a preservar cuando se la declaró Lugar Histórico Nacional. No es verdad que ésta sea la plaza de Cacciatore.

La conservación del patrimonio debe atender no sólo al bien en su estado primigenio sino a la memoria colectiva. Se debe hacer un balance entre todos los elementos y tener el suficiente equilibrio mental como para decidir consensuadamente las mejores soluciones y no imponer arbitrariamente la "solución personal" porque se está en época de elecciones o para demostrar el poder de algún funcionario.

¿Se quiere peatonalizar o avasallar? Si se quiere prohibir el tránsito vehicular en la zona de la Plaza de Mayo... eso no determina que deban levantarse las calzadas y embaldosar todo a la manera de las plazas municipalistas españolas. Ni tampoco colocar minibuses que recorran su entorno como caballitos de una calesita. Si el Gobierno Nacional tiene "miedo" de trabajar en la Rosada... eso no se arregla rodeando al edificio con un jardín donde nunca lo hubo. Si el Ministerio de Defensa quiere un estacionamiento... eso no se hace bastardeando a la Plaza Colón como se hizo hace tantos años ... Todo eso se arregla de otra manera: con estacionamientos bajo nivel, con educación de la población, con políticas enérgicas de protección de los bienes públicos, teniendo otros espacios propicios a la protesta en sitios no tan sensibles al patrimonio tangible e intangible.

En fin, es cuestión de utilizar el pensamiento lateral y no siempre lo primero que viene a la mente para impresionar a los presuntos votantes de la próxima elección que generalmente implica destrozar lo existente para construir algo peor.

sobre el autor

Sonia Berjman, Profesora Doctora, Vice Presidenta del Comité Científico Internacional Paisajes Culturales do ICOMOS – Consejo Internacional de Monumentos y Sitios.

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