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Inaugurado em 1981, no setor das Embaixadas, em Brasília, a Embaixada Colombiana é um projeto de Cesar Barney, arquiteto colombiano que realizou parte de seus estudos no Brasil, sendo fortemente influenciado pela então Arquitetura Modernista brasileira.

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Inaugurado em 1981, no setor das Embaixadas, em Brasília, a Embaixada Colombiana é um projeto de Cesar Barney, arquiteto colombiano que realizou parte de seus estudos no Brasil, sendo fortemente influenciado pela então Arquitetura Modernista brasileira.

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BARNEY CALDAS, Benjamin. Colombia en Brasil. El conjunto de la Embajada de Colombia en Brasília, arquitecto Cesar Barney. Projetos, São Paulo, año 11, n. 132.02, Vitruvius, dic. 2011 <https://vitruvius.com.br/revistas/read/projetos/11.132/4168>.


El conjunto de la Embajada de Colombia en Brasília fue inaugurado en 1981 por el Presidente Julio Cesar Turbay Ayala y el General João Batista Figueiredo, Presidente del Brasil, siendo Embajador Germán Rodrigues Fonegra, quien la primera vez que lo fue, entre 1976 y 1985, había logrado la autorización y el dinero para la obra, el que fue suministrado durante el gobierno de Alfonso López Michelsen (1974-1978). El programa, elaborado en Bogotá por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia, fue puesto a punto con la intervención del embajador Rodrigues Fonegra, y la actual embajadora, María Elvira Pombo, está empeñada en llevar a cabo los cuidados que ya amerita la embajada.

El terreno, donado por el Brasil, y situado en el sector destinado a las embajadas, en el Ala Sur de la ciudad, tiene 100 m de frente y 250 m de lado, para un total de 25.000 m2, y desciende levemente hacia el Lago Paranoá, la gran represa artificial sobre la que el arquitecto Lucio Costa acomodó el proyecto ganador para la nueva capital, hace ya medio siglo, siguiendo, como lo ha dicho, el gesto primario de quien marca un lugar con dos ejes que se cruzan.

Se había intentado hacer un concurso para el diseño de la embajada, pero ante las dificultades que se presentaron para organizarlo, el Ministerio de Relaciones Exteriores contrató directamente el proyecto urbano, arquitectónico y de paisajismo con el arquitecto colombiano Cesar Barney, quien lo elaboró en 1977, siendo la propuesta final revisada en Colombia por la reconocida firma bogotana de arquitectura y construcción de Pizano, Pradilla y Caro. Es la única sede diplomática del país diseñada con tal propósito.

La construcción fue iniciada en 1979 por la firma constructora fue Opus Engenharia Ltda. de Brasil, y su interventor fue el ingeniero Harold Navia, de Colombia. Lo construido debía conservar un aislamiento por todo el perímetro de 10 m y tener una altura máxima de 12 m. Aun cuando se podían incluir viviendas para otros funcionarios, la embajada solo se destinó para las oficinas de la cancillería y para la residencia del embajador, en dos edificios separados, pero similares, que suman 3.100 m2 de área cubierta, e incluyen salones y comedores protocolarios lo mismo que explanadas exteriores para eventos.

El arquitecto colombiano Cesar Barney

Cesar Barney había iniciado sus estudios de arquitectura en Ohio State University en Estados Unidos, pero los termino en 1960 en la Faculdade Nacional de Arquitetura da Universidade do Brasil, como se llamaba entonces, localizada en Río de Janeiro, a donde se había trasladado motivado por la expectativa creada por el auge mundial de la arquitectura brasilera, la primera arquitectura moderna con un sesgo “nacional”, y el propósito de construir finalmente la nueva capital en el interior del país.

En Rio trabajó, siendo estudiante, con el gran paisajista Roberto Burle Marx, quien haría varios parques y jardines en Brasília, a donde se traslado una vez graduado para vincularse, entre 1961 y 1965, al Departamento de Urbanismo e Arquitetura (DUA) que pertenecía a la Novacap, el organismo encargado de diseñar y construir la nueva capital. Allí se hacían los proyectos del Gobierno, tanto por Niemeyer como por sus ocho arquitectos colaboradores. Entre los proyectos de Niemeyer desarrollados por él están un anexo del Ministerio do Justicia, el Touring Club, la Alianza Francesa, y un prototipo de vivienda prefabricada que está en la Universidade Nacional do Brasília.

Personalmente diseñó las nueve primeras escuelas con que contó la ciudad, dieciséis pequeños supermercados, las áreas de deporte de cinco “super quadras”, la sede de la concesionaria de energía, anexos para el hospital, el Cuartel de Caballeria del Ejercito, y el Tribunal de Contas do Distrito Federal, junto al Palacio do Buriti, donde funciona hoy el Gobierno del Distrito Federal. Este último, en el que tambien colaboro, es del arquitecto Nauro Esteves, quien fue en esta época la mano derecha de Niemeyer, y el que hacia funcionar el DUA.

La Embajada de Colombia

La embajada tiene dos entradas, una privada y otra pública, y desde esta última se accede al edificio de la cancillería, y se observa, mas abajo, la residencia, y viceversa, en un dialogo arquitectónico que se multiplica pues los dos edificios se pueden recorrer alrededor rodeados de árboles y flores, y cada fachada que se encuentra es una bella composición que enriquece el conjunto.

El jardín, que sigue el terreno ondulado del lote, es muy bien logrado y parece que hubiera estado allí siempre, pese a que apenas estaban los restrojos propios de la región. Es lo primero que se ve, integrando todo el conjunto. Sus árboles ya grandes son acacias, mangos, palmas, ficus, guapuruvus, y buritis (talvez el único típico que quedo) y se deberían haber complementado con esculturas de artistas colombianos y un sitio especial aun espera una de Edgar Negret.

El recorrido por el jardín de la embajada es muy grato; junto con las áreas duras exteriores hay bello estanque, con peses y plantas, que penetra al interior del edificio de la cancillería a través de un juego de quiebrasoles de hormigón , y ya adentro se ingresa caminado por losas sobre el agua, y una figura precolombina, de San Agustín, en un extremo, se destaca significativamente bajo los helechos que cuelgan de la doble altura de ese logrado espacio.

Al fondo del lote, hacia el lago, esta la residencia del embajador, a la que se accede recorriendo otro gran estanque donde se refleja el cielo azul intenso de Brasília, que por la tarde suele estar lleno de arreboles En el interior, los ventanales del conjunto de salas, aposentos de la diplomacia como un gran salón, y un extenso comedor, dejan sentir la vegetación exterior, y la imponente y bella explanada, utilizada en los eventos diplomáticos, invita a caminar por ella.

La digna arquitectura de los dos edificios es al tiempo muy colombiana y brasilera, dada la gran influencia que esta última tuvo en la arquitectura moderna de nuestro país a mediados del siglo XX, sobre todo en la que se hizo en Cali, ciudad que tiene un clima similar al de Brasília, lo que resultó muy afortunado. Bien emplazada, elegante y al tiempo austera, funcional pero con sorpresas y posibilidades, y en últimas sencilla y de ahí bella, sigue siendo todo un logro después de treinta años, lo que ya garantiza su futuro.

El mobiliario es discreto pero hacen falta de los cuadros de Botero, Obregón y otros pintores colombianos que se habían propuesto. En los proyectos fue prevista una decoración básica con muebles de propiedad del Ministerio y una complementación del gusto y propiedad de cada embajador, y dejaron espacios para obras de arte de los mas destacados artistas plásticos colombianos, que podrían ser prestadas por el Banco de la Republica y que cada 2 años serían renovadas.

Brasilia, la nueva capital de Brasil

La Embajada de Colombia se destaca en el entorno del conjunto de embajadas, y es sin duda un logrado ejemplo, junto con el Tribunal de Contas y el Palacio do Buruti, mencionados antes, de esa arquitectura que constituye el Plano Piloto original, con el que Lucio Costa le gano a las 25 otras propuestas en el concurso internacional realizado en 1956, con sus muy conocidos edificios de Niemeyer, en el Eje Monumental, y que llevó a que Brasília fuera declarada por la Unesco en 1987 Patrimonio Cultural de la Humanidad, siendo la única ciudad construida en el siglo XX que ha recibido este honor.

Además de los edificios iniciales de Niemeyer en la Explanada de los Ministerios, como el Teatro Nacional, la Catedral Metropolitana Nossa Senhora Aparecida, los Ministerios, el Congreso Nacional, el Palácio do Planalto, el Supremo Tribunal Federal, el Palácio Itamaraty, el Hotel Brasilia Palace y el Palácio da Alvorada, hoy están la Biblioteca Nacional y el Museo Nacional tambien de su autoria.

Brasília, como antes Ajetatón, hoy Tell el-Amarna, la ciudad a la que Akenatón traslado la capital de Egipto en el siglo XIV a. C., o Machu Picchu construida a mediados del Siglo XV para la residencia de descanso de Pachacútec, primer emperador inca, o la San Petersburgo de Pedro el Grande, y la Washington que acordaron Thomas Jefferson, James Madison y Alexander Hamilton, ambas del siglo XVIII, es una ciudad planificada. Como lo fueron de cierta manera las cerca de trecientas ciudades que los españoles fundaron a inicios del siglo XVI en el Nuevo Mundo.

Junto con Putrajaya, capital administrativa de Malasia, y Naypyidaw, la nueva capital de Birmania, hoy Myanmar, es una de las ciudades capitales de más reciente construcción en el mundo, y con Chandigarh, en la India, diseñada en parte por Le Corbusier poco antes que Brasília, prácticamente las dos únicas ciudades importantes concebidas según los ideales del urbanismo moderno, pues Canberra e Islamabad, además de mas pequeñas no lo son tan radicalmente. Los aciertos de Brasília son evidentes como su desafortunada dependencia de los carros. En Brasil tambien fueron diseñadas Goiania y tambien Belo Horizonte, en donde se inició la relación del Presidente Juscelino Kubitschek (1956-1961), fundador de Brasília, y Niemeyer, cuando aquel fue Alcalde de dicha ciudad.

La idea de hacer una nueva capital en el interior del Brazil fue del Marques de Pombal, en 1716. Para 1789 fue retomada por partido radical de los “Inconfidentes Mineros”, de Minas Gerais y, en 1823, Jose Bonifacio le dio el nombre de Brasilia. De ahí la predicción del sacerdote y misionero salesiano, de Torino Italia, Don Giovanni Bosco, en 1883, de que "haveria una nueva civilización en el centro de Brasil, mas precisamente en la latitud 15º", y que los políticos de la época empezaran a estudiar el cambio de la capital.

Para 1937 la idea fue incorporada a la Constitución Nacional y en 1947 se nombró una comisión para determinar el sitio del Distrito Federal, la que solo fue ratificada en 1953, el mismo año en que la compañía norteamericana de Donald J. Belcher & Associates fue comisionada para especificar el lugar. Finalmente, Juscelino Kubitschek fue nombrado Presidente en 1955 y de inmediato se hizo cargo de la realidad de Brasilia a partir del diseño del Plano Piloto de Lucio Costa, ganador del concurso hecho con tal propósito.

En el concurso se inscribieron 26 equipos, y el Segundo premio fue para la propuesta de Ney Fontes Gonçalves, Boruch Milmann y João Enrique Rocha. El Tercero para la de Rino Levi y la de MMM Roberto. El Quinto para las de Henrique Ephin Mindlin y Giancarlo Palati; Carlos Cascaldi y João Villanova Artigas; Mario Wagner Vieira da Cunha y Paulo de Camargo e Almeida;y la empresa Construtécnica S. A. liderada por Milton Ghiraldini. El jurado fue compuesto por Israel Pinheiro da Silva, Oscar Niemeyer, Paulo Antunes Ribeiro y Horta Barbosa de Brasil, junto con Stamo Papadaki de Estados Unidos, André Sive de Francia y William Holford del Reino Unido.

sobre o autor

Benjamin Barney Caldas é arquiteto e ex-professor de arquitetura da Universidad del Valle e da Universidade San Buenaventura, Cali. Foi selecionado no II Prêmio Mies van der Rohe de Arquitetura Latino-americana.

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Benjamin Barney Caldas
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