FC y MC - El proceso creativo en vuestro trabajo parece funcionar de diferentes formas y adaptarse a cada caso en particular. El gimnasio Bonaigua, por ejemplo, parece autoreferenciarse en temas de la propia arquitectura (en este caso vinculada a la estructura y la sección) mientras en el parque TMB parte de una idea paisaje prestada de Giacometti. ¿Aunque en cada caso las estrategias iniciales sean distintas, la atención dada al programa puede ser considerada como un aspecto constante del proceso inicial de los proyectos?
JC y JL - Sí, por un lado el cruce entre arte y arquitectura siempre nos ha interesado, la radicalidad del planteo de los trabajos de ciertos artistas (la horizontalidad, la rotación del plano vertical, la ambigüedad, la introducción del juego de los surrealistas…) nos guían en el inicio de los proyectos. A la vez somos herederos de una arquitectura que llega a Barcelona a finales de los 80 a partir de una retrospectiva de OMA en el COAC, el Koolhaas más radical, donde descubrimos la posibilidades de redefinición tipológica de los edificios, de la reinvención de los programas, de la descontextualización de los proyectos, un asunto hasta entonces casi sagrado en Barcelona (el regionalismo crítico de Frampton aquí se había tomado como bandera).
FC y MC - ¿Es posible identificar desde un punto de vista formal la idea de híbrido que tanto mencionáis en el modo y en las relaciones de trabajo, tanto entre los arquitectos del despacho como en el programa de arquitectura?
JC y JL - Las relaciones en el despacho son horizontales, cada arquitecto es polivalente no especializado. En los programas de la arquitectura para la administración pública (resultado de concursos) es lo público, los espacios comunes, donde más podemos jugar con la ambigüedad entre público-privado, dentro-fuera, natural-artificial. Lo híbrido se desarrolla en la disolución de los binomios, de espacios sirvientes-servidos, la disolución de la estructura, etc.
FC y MC - ¿La superposición de programas en la escala urbana de los proyectos de Londres/Villaroel y también del parque/cubierta en Horta os permite hablar de un híbrido de encuentros y conexiones entre mundos distintos que se entrelazan?
JC y JL - En Londres-Villarroel se nos autorizó a colocar una guardería (ciclo 1 a 3 años) dentro de una escuela pública (de 3 a 12 años) y ha funcionado muy bien. Seguimos el principio de R. Woods que planteó al Frei University pensando en las “similitudes en los programas más que en marcar las diferencias”.
FC y MC - La gran mayoría de vuestros trabajos son fruto de concursos. ¿Cómo funciona esa manera de pensar el proyecto, sólo a través de un acercamiento a un concurso, y no a través de encargos? ¿Es posible mantener la estructura de un despacho de esa forma? ¿Esa postura os ha permitido mantener una manera más constante o coherente de mirar la arquitectura?
JC y JL - Al concurso se le da una respuesta rápida al problema y esto permite arrastrar esa investigación a otras propuestas de concursos. Son ejercicios gimnásticos. El trabajo empieza con el encargo y el objetivo para nosotros es definir una marco de participación en concursos más digno y que los jóvenes no caigan en la trampa de pensar que el proyecto de concurso es el objetivo, pues es el low-cost de la arquitectura, respuestas rápidas, inteligentes y facilmente publicables.