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my city ISSN 1982-9922

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GUERRERO YESTE, Alicia; MASSAD, Fredy. Palacio de Congresos “Manuel Rojas”: encontrar lo existente. Minha Cidade, São Paulo, año 06, n. 071.02, Vitruvius, jun. 2006 <https://vitruvius.com.br/revistas/read/minhacidade/06.071/1944>.



Foto J. Enrique Capilla



Foto Alfonso Rodríguez


Foto J. Enrique Capilla


Foto J. Enrique Capilla


Foto Selgascano


Foto Selgascano


Selgascano


Selgascano


Selgascano

 

“Lo que buscábamos ya existía”, dicen José Selgas y Lucía Cano al recapitular sobre el proceso de creación de su edificio para el Palacio de Congresos de Badajoz “Manuel Rojas”, incitando a pensar que imaginar es un estado de concentrada sensitividad ante la realidad, ante la complejidad de la realidad, desde el que se perciben los factores desde los que se crean las formas en que se la materializa, al reconocerla o al entenderla. Selgascano han actuado desde el reconocimiento y comprensión de las condiciones que dan identidad desde el siglo XVIII al enclave urbano donde se encuentra hoy el edificio, asumiendo sensiblemente esa herencia y ofreciendo una construcción que busca no sólo conservar la esencia de esa identidad, sino ser parte de ella.

Obra seleccionada como integrante de la recientemente concluida exposición On-Site en el MoMA de Nueva York, este palacio de congresos fue inaugurado días atrás con los propósitos siempre señalados por las instituciones oficiales comitentes de constituir un centro que dinamice la vida cultural local además de funcionar como una pieza que articule la conexión entre el casco antiguo y el ensanche de Badajoz y contribuya a modernizar su paisaje. selgascano han logrado un edificio que satisface estos requerimientos oficiales y que simultáneamente es, en lo arquitectónico, la serena y sólida expresión de una creatividad inteligente que parece ante todo fundamentarse en una libertad medida y rigurosa consigo misma para cristalizar la precisa construcción tanto de lo conceptual como de lo físico.

El Palacio de Congresos de Badajoz se levanta en el Baluarte de San Roque – parte de la antigua muralla defensiva que rodeaba a la ciudad –, sobre los restos de antiguas plazas de toros que antaño ocuparon el eje ese punto, a cuya presencia se debe la precisa forma circular de las dos estructuras externas que conforman la nueva construcción. Un gran anillo de fibra de vidrio crea la primera fachada, velo y antesala protectora y del cilindro que contiene el palacio sobre el lugar antes ocupado por la arena de la plaza, distinguido por una fachada blanca y luminosa rematada en anillos de metacrilato iluminado. Para preservar la entereza de ambos cilindros, la entrada al edificio se realiza en bajada y desemboca en el gran vestíbulo, enterrado e iluminado por lucernarios, desde el que parten las diferentes escaleras que siguen la curvatura del perímetro del auditorio y se distribuye el acceso a las diferentes dependencias del edificio. El tramo subterráneo entre el anillo exterior y el cilindro está ocupado por diferentes salas pequeñas. Las cinco plantas de altura del cilindro contienen un auditorio con escenario de grandes dimensiones y aforo para un millar de personas, aula de seminarios, tres salas polivalentes y una de exposiciones, dependencias administrativas y de servicios. La identidad del edificio como pieza urbana se define por la singularidad que le otorga la apariencia de transparencia y ligereza obtenida mediante el uso de los materiales que rodean su exterior, matizados a lo largo del día en su juego con la luz natural, con el propósito de imbuir a su presencia de la virtud de la discreción, como intentando hacerla desaparecer diluida en la fuerte herencia del lugar donde ahora se levanta.

La “obviedad”, nombrada por los arquitectos, en la que acabó derivando la inicial dificultad que planteaba el afrontar una actuación sobre un solar tan intensamente definido por el carácter y significación histórica de su estructura, no debe ser interpretada sinónimamente a la decisión de haber recurrido a la “literalidad” para crear las decisiones que han fundamentado este proyecto. La forma del nuevo edificio es ante todo un gesto de preservación de la huella del esquema físico del coso taurino en la memoria de la identidad del espacio definido por el perímetro del baluarte. La intervención total efectuada por selgascano es la materialización de un proceso de imaginar el sitio para darle de nuevo forma sin alterar la sustancia de su identidad como marca urbana, operando sobre el potencial latente en éste. Corroboran esto al explicar: “Para nosotros tiene importancia el proceso palimpséstico de todas esas anteriores plazas y sus evoluciones, y no sólo la última con la que nos encontramos al llegar al lugar. No nos importa el hecho físico de algo que ya no existe sino la condición creada previamente, en el siglo XVIII, por la decisión de vaciar un círculo en un masivo baluarte pentagonal distorsionándole todo el concepto que tenía de defensivo y darle la vuelta haciéndolo receptivo al acceso y al acto público; que puede ser tanto una corrida de toros, como un concierto o un congreso. Por tanto nuestra decisión desde un principio fue mantener esta condición de vacío público, de vacío ganado a la ciudad. Para conservarlo nos “limitamos” a abarcar todo ese ámbito existente, rellenándolo absolutamente”.

Este proyecto muestra cómo es posible la reconstrucción del paisaje urbano transformando uso e identidad sin hacer desaparecer la impronta que el lugar tiene sobre la memoria colectiva de sus habitantes. La propuesta de estos arquitectos no consiste en una mera refuncionalización de un área, imbuida asimismo de un recuerdo trágico de elevado contenido emotivo para los pacenses (dado que la arena de la plaza fue escenario de fusilamientos durante la guerra civil), sino que plantea asimismo su reposicionamiento en el imaginario ciudadano al invertir positivamente sus connotaciones. La decisión de selgascano va más allá de la conservación de la forma cilíndrica característica de los cosos taurinos. La operación se centra en la reversión del fondo y la figura al crear un vacío en el área donde se elevaba el albero de la plaza y colocar el auditorio en el vacío de la arena, provocando la transformación de éste en cuerpo de apariencia etérea que flota sobre la pesada muralla, otro de los elementos que selgascano consiguen arquitecturizar, no sin esfuerzo, al horadar el suelo para situar las dependencias y salas del palacio.

El trabajo de José Selgas y Lucía Cano para el Palacio de Congresos de Badajoz evidencia claramente cómo el uso sensible y consciente de la tecnología y de los materiales actuales a disposición del arquitecto permite la creación de piezas clave enriquecedoras de la ciudad, no sólo por su funcionalidad sino por también por poseer una capacidad simbólica y metafórica que trasciende el hecho constructivo.

sobre los autores

Fredy Massad y Alicia Guerrero Yeste, titulares del studio ¿btbW, son autores del libro "Enric Miralles: Metamorfosi del paesaggio", editorial Testo & Immagine, 2004.

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