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projects ISSN 2595-4245

abstracts

português
O artigo propõe o conceito de "Paisagens do aprendizagem" e apresenta o projeto Jogando no campo realizado pela Fundação Patio Vivo na Escola Ayelén (Região VI, Chile).

english
The article proposes the concept of "Landscapes of learning" and presents it with Play in the field project, carried out by Patio Vivo Foundation at Ayelén School (VI Region, Chile).

español
El artículo plantea el concepto “Paisajes del aprendizaje” y lo presenta con el proyecto Jugar en el campo realizado por Fundación Patio Vivo en el Colegio Ayelén (VI Región, Chile).

how to quote

IBÁÑEZ, Ángela; IZQUIERDO, Elisa; QUINTANILLA, José; HUNEEUS, Marcial. Escola Ayelén: paisajes del aprendizaje. El patio escolar como herramienta pedagógica. Projetos, São Paulo, año 18, n. 207.01, Vitruvius, mar. 2018 <https://vitruvius.com.br/revistas/read/projetos/18.207/6914>.


Loma, 2017
Foto Álvaro Benítez [Fundación Patio Vivo]

Un “paisaje del aprendizaje” se entiende como la articulación entre la comunidad educacional, su entorno físico y la cultura escolar. Tiene por finalidad que la comunidad escolar realice un aprendizaje a través de los atributos del espacio y los valores que éste es capaz de transmitir. Por lo tanto, la creación de este tipo de paisajes implica que haya una coherencia entre el Proyecto Educativo Institucional - PEI y las acciones que ocurren en el patio. En este contexto, se busca generar un diálogo común entre la arquitectura y la educación para convertir el patio en un tercer profesor (1). El rol de la arquitectura se convierte en un medio para lograr que el establecimiento educacional potencie su PEI en el espacio del patio.

El patio escolar como herramienta pedagógica

Desde finales del siglo 19 se comenzó a considerar el espacio del patio escolar como una herramienta pedagógica. Friedrich Froebel, Rudolf Steiner, John Dewey, Lev Vigotski y María Montessori, entre otros, plantearon la necesidad del aprendizaje a partir de la experiencia, el contacto con la naturaleza y los beneficios del juego. Esta concepción del espacio, a través de educadores como Loris Malaguzzi y arquitectos como Richard Neutra, Herman Hetzberger y Carl Theodor Sørensen ha ido adquiriendo mayor relevancia. En los últimos veinte años, han surgido organizaciones como “Learning through Landscapes” (UK), “Boston schoolyard iniciative” (USA), “Playworks” (USA), y “Fundación Patio Vivo” (Chile), que están trabajando para modificar los patios de las escuelas y capacitar a los docentes, para promover actividades pedagógicas en el patio. 

Portada, Niños sobre la Loma, 2017
Foto Álvaro Benítez [Fundación Patio Vivo]

El espacio no es neutro, siempre comunica, puede ofrecer oportunidades de aprendizaje y abrir posibilidades para el juego y la interacción entre pares o limitarlos. Mientras más alternativas tengan los niños, más instancias tendrán para desarrollar por sí mismos sus capacidades: “Un entorno físico correctamente planificado y construido amplifica y mejora los diversos modos de aprender de las personas” (Lippman, 2012: 4). Parte importante del aprendizaje en una escuela se da de manera no formal, en los espacios exteriores, en tiempos no definidos.

Niños corriendo a la loma, 2017
Foto Álvaro Benítez [Fundación Patio Vivo]

Paisajes del aprendizaje

El significado de paisaje se entiende desde el término Landschaft, proveniente del alemán antiguo, el cual se refiere al “entorno de una comunidad laboral, un medio compuesto de viviendas, pastos, prados y campos, rodeado por bosques o praderas no labradas […] que connota[ba] también a los habitantes del lugar y sus obligaciones entre sí y con la tierra” (Corner, 1999: 154). Es decir, la noción de paisaje articula el lugar, las características de la comunidad que lo habita y su uso, por lo que tiene una estructura interna e intangible que emerge de la cultura que lo compone. Por lo tanto, la noción de paisajes del aprendizaje implica articular el espacio escolar con la comunidad y su cultura para propiciar su aprendizaje. En esa línea Malaguzzi plantea el espacio de las escuelas como un tercer profesor, que puede promover la autonomía, la interacción y la autoeducación.

Niños jugando en los fierros, 2017
Álvaro Benítez, Fundación Patio Vivo

Cuando Patio Vivo realiza paisajes del aprendizaje, desarrolla sus proyectos conjugando el PEI de la escuela, la visión de los miembros de la comunidad educativa, las características espaciales y la especificidad cultural. Así, el patio escolar de cada establecimiento responde a determinados desafíos. Un patio con una intención pedagógica es una oportunidad para explorar nuevas estrategias de enseñanza y de trabajo colaborativo; promover el contacto con la naturaleza, nuevas interacciones en el recreo y el juego libre. El recreo entrega a los niños y jóvenes un tiempo de actividades no definidas, que permite la expresión de sus caracteres e intereses, posibilitando el juego y la socialización.

Jugar en el campo: el patio del Colegio Ayelén

Antecedentes del patio

El colegio Ayelén es un establecimiento gratuito y sin selección de estudiantes, que busca promover valores, el desarrollo de habilidades blandas y el conocimiento. Pertenece a la Fundación Impulsa y actualmente acoge a 1.000 estudiantes de Rancagua.

Patio Ayelén antes del proyecto, 2017
Foto Álvaro Benítez [Fundación Patio Vivo]

Morfológicamente el edificio del Colegio Ayelén se presenta como un volumen rectangular, hermético hacia el exterior. Las diversas dependencias, salas de clases, talleres, biblioteca, comedor, gimnasio, entre otras, se abren hacia el interior del conjunto. El centro del edificio lo constituye el patio, punto de encuentro de la comunidad y que gracias al perímetro que define la cubierta se constituye como una gran ventana circular, desde la que intuir el paisaje y reconocer la orientación mediante la presencia de las luces y las sombras que produce el sol en su interior a lo largo del año.

Cuando surge el encargo (2016), el patio era un espacio vacío, una explanada de maicillo. Por su posición y tamaño, no se trataba de un espacio residual, constituía el centro mismo de todo el conjunto. El encargo consistía en organizar el espacio para que pudiera ser utilizado simultáneamente por niños de diferentes edades y solucionar el problema del permanente polvo en suspensión. 

Panorámica del patio del colegio Ayelén, 2017
Foto Álvaro Benítez [Fundación Patio Vivo]

El proyecto valoró la cultura campesina de los niños y sus familias, que hoy sufre un proceso de pérdida por el rápido crecimiento y expansión de la ciudad. Valorar la cultura es por sobre todo valorar la identidad. Es por esto que se decide trabajar con materiales propios del campo aprovechando la oportunidad para plantar un huerto de almendros en el centro del colegio. El huerto nace por razones funcionales, pero además para ejercitar la libertad de tener algo que cuidar. La propuesta convierte el patio escolar, en un paisaje que permite el juego, el esparcimiento y el aprendizaje de los valores que dibujan la identidad de la comunidad.

Planta, 2017
Foto Álvaro Benítez [Fundación Patio Vivo]

Las estructuras de juego fueron diseñadas para promover los valores y el PEI del Colegio Ayelén: Alegría, Pasión, Fraternidad, Excelencia. Se buscó que los estudiantes aprendieran lecciones a través de la experiencia vivida en el patio, como el cuidado de sí mismo, de sus compañeros y la resiliencia.

Planta 2, 2017
Desenho Álvaro Benítez [Fundación Patio Vivo]

Del orden

Desde el patio circular es posible percibir el paso del tiempo gracias a las luces y sombras producidas por el sol a lo largo del año. Por ello, el patio se articuló con elementos geométricos, que promueven diferentes actividades y que los niños cargan de sentido a través del “juego libre”. Los elementos encargados de activar el espacio se definen como: loma de ladrillo, cancha de ladrillos, gradería de ladrillos, juego de fierro y huerto de almendros. Una avenida y pequeños caminos de ladrillos son los encargados de vincular los diferentes elementos y completar el conjunto.

Dibujos de los elementos de diseño del Patio del Colegio Ayelén, 2017
Desenho Helena Larrarín [Fundación Patio Vivo]

De los elementos activadores del espacio del juego

La loma de ladrillos consiste en un volumen de 18 mts de diámetro y 1,8 mts de alto que permite contemplar desde otro horizonte el espacio. Se diseñó como un lugar de alegría para todos, pero también como una prueba que hay que sortear. Los niños corren de lado a lado y los mayores la utilizan para sentarse a conversar.

Niños corriendo a la Loma, 2017
Foto Marcial Huneeus [Fundación Patio Vivo]

“Los fierros”, como denominan los niños al juego de desafío, consiste en una estructura de acero de 30 mts de largo, por 0,7 mts de ancho y 2,8 mts de altura. La trama de la estructura promueve el juego libre. Constituye un elemento desafiante: para jugar tienen que concentrarse, medir sus capacidades, estar atentos, activando el aprendizaje que realiza el propio cuerpo. Cada niño crea su juego y pone sus propios límites. No hay un principio, ni un final. A través de su uso, se busca que los niños desarrollen la confianza en sí mismos, aprendan de sus caídas y experimenten el valor de volver a remontar, actitud que constituye el fondo de la resiliencia.

Niños jugando en los fierros, 2017
Foto Álvaro Benítez [Fundación Patio Vivo]

La gradería de ladrillos se constituye como espacio para conversar y mirar lo que pasa en la cancha, pero también es un aula abierta, lugar de encuentro con los profesores, espacio para ser usado como una herramienta pedagógica que promueva la excelencia entre los estudiantes.

Planimetría Juego Desafío, 2017
Foto Álvaro Benítez [Fundación Patio Vivo]

La cancha de ladrillos se plantea como lugar de alegría, movimiento, energía. Nace ante el reconocimiento de la importancia que tiene en un patio dejar espacios vacíos para que los niños puedan moverse y correr libremente.

Niños corriendo de la cancha de ladrillos a la gradería, 2017
Foto Álvaro Benítez [Fundación Patio Vivo]

El huerto de almendros marca el paso del tiempo, a través de la caída de las hojas, el nacimiento de los brotes, la salida de las flores y la cosecha de sus frutos. Así los niños aprenden de los procesos naturales y las estaciones. Este lugar es un espacio tranquilo, que promueve el valor de la fraternidad. Los niños contemplan los árboles, conversan y pasean. Este espacio hace presente la historia que vincula a cada familia con el campo.

Todos estos elementos tienen por objeto activar el espacio del patio y forman parte de un total, pero a la vez tienen valor en sí mismos.

Cancha de ladrillos y la gradería, 2017
Foto Álvaro Benítez [Fundación Patio Vivo]

De la materialidad

El principal material de construcción es el ladrillo, con el que se exploraron diferentes formas de aparejo. Para el proyecto era importante dar valor a este material y revelar sus diferentes usos y posibilidades formales. La topografía del patio y los caminos también se construyeron con este sencillo material.

El “material vegetal” utilizado rememora a los antiguos jardines que acompañan las casas de campo chilenas. Se utilizaron encinos (quercus palustris) que marcan la avenida, los granados de flor (Punica granatum pleniflora), las pitas (phormium tenax) y la vitadinea (erigeron mucronatus) que conforman pequeñas áreas ajardinadas.

Ladrillos, 2017
Foto Álvaro Benítez [Fundación Patio Vivo]

Para cubrir la superficie se utilizó una capa de mulch, pequeños pedazos de madera. Esto, además de convertir el suelo en una superficie permeable que amortigua las caídas, permite a los niños acostarse en el suelo, rodar o hundirse.

El único material que contrasta fuertemente con el resto es el acero del juego “los fierros”. Es el único que necesita que se le incorpore protección (ante la corrosión) y color. Todos los demás se han dejado en su estado y coloratura natural. Esto permite que el ladrillo reaccione ante el clima y el paso de las estaciones, apareciendo la tierra con toda su claridad en las estaciones cálidas y con una capa verde en las estaciones frías y húmedas gracias a la presencia de musgo en las zonas más sombrías.

Niños jugando en el mulch, 2017
Foto Álvaro Benítez [Fundación Patio Vivo]

Observaciones del uso del patio

La ocupación del espacio tiene directa relación con los tiempos de clases y recreo. Si bien, durante algunas clases los profesores utilizan el patio como herramienta pedagógica, su mayor intensidad de uso es en el recreo, donde se dan diferentes ritmos y dinámicas de uso y ocupación del espacio. Hay dos tipos de usuarios: los niños y los adolescentes. Los más pequeños corren velozmente por el patio, realizan diferentes tipos de juego y abordan el espacio del patio en su totalidad. Los adolescentes caminan o se apropian de espacios puntuales, donde conversan, miran e interactúan entre ellos.  

El ritmo del movimiento de los niños también varía de acuerdo a los pavimentos. Sobre el mulch, se reúnen pequeños grupos que se sientan en el suelo a jugar, se acuestan o conversan. Algunos caminan con mayor calma sobre el mulch. En tanto que sobre el pavimento de ladrillo corren y se observa un movimiento más fluido. Es decir, existe una relación entre las características del material y las actividades que posibilita.

Gradería, 2017
Foto Álvaro Benítez [Fundación Patio Vivo]

Conclusión

El proyecto Jugar en el Campo se constituye como un paisaje de aprendizaje dado que logra articular a la comunidad escolar con el espacio educativo y su cultura. Habilita el espacio del patio como una herramienta pedagógica que ayuda a la construcción de la identidad y promoción de los valores de Ayelén: alegría, fraternidad, excelencia y pasión.

Algunos de los resultados de la habilitación del patio se pueden leer en las palabras del director de la Fundación Impulsa, Pablo Ibáñez: “Siento que los recreos antes de la intervención no tenían mucho propósito, los alumnos se aburrían lo que derivaba en conflictos y accidentes por conductas imprudentes. Hoy se ven niños ocupados en la labor que creemos más importante que un niño tiene: jugar. Veo que el alumno distinto tiene cabida en el patio, hay nuevos lugares para lucir los talentos de cada cual y los docentes cuentan con espacios para realizar sus clases al aire libre” (2).

El juego libre y los movimientos de los niños, que posibilitan los elementos del proyecto, remiten a la cultura campesina en donde está inserta la escuela. “Los fierros” evocan las acciones realizadas por los niños para subir arboles; en la loma pueden correr cerro abajo, como en campo abierto; y en el huerto de almendros pueden observar los procesos de la naturaleza propios del campo y su cultivo (3).

notas

NA - El presente artículo es fruto de la colaboración entre la Escuela de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Fundación Patio Vivo.  

1
El espacio como Tercer Profesor, es un concepto acuñado por Loris Malaguzzi. 

2
IBAÑEZ, Pablo. Testimonio Patio Ayelén. Entrevista realizada por Camila Madsen, 17 julio 2017.

3
Bibliografía: CORNER, James. Recovering Landscape: essays in contemporary landscape architecture. Nueva York, Princeton Architectural Press, 1999; LIPPMAN, Peter. Influencias del diseño en los resultados del aprendizaje. En Aprendizaje en las escuelas del siglo XXI. Red de Educación del BID: 2012.

ficha técnica

proyecto
Jugar en el campo

autoria
Fundación Patio Vivo
Arquitecto responsable: Álvaro Benítez
Arquitectos colaboradores: Alejandra Ross, Beatriz Suazo

año
2017

ubicación
VI Región del Libertador Bernardo O’Higgins, Chile

superficie construída
1.450 m2

costo
2.000 UF

sobre los autores

Ángela Ibáñez 

Co-fundadora y directora ejecutiva de la Fundación Patio Vivo, organización que contribuye a la educación mediante la implementación de Paisajes del Aprendizaje. Angela es licenciada en Artes y Humanidades y Magíster en Arquitectura del Paisaje (UC),  es miembro del consejo de International School Grounds Alliance (ISGA).

Elisa Izquierdo 

Arquitecta de la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde recibió también el grado de Master en Arquitectura del Paisaje (2013). Desde entonces ha mantenido su relación con la escuela como Profesora Instructora en cursos de pregrado y postgrado. Entre los años 2015 y 2017 estuvo a cargo del área de Arquitectura y Paisaje de la Fundación Patio Vivo, en Santiago, Chile.

José Quintanilla Chala

Arquitecto y doctor, desde 2010 ejerce la docencia en la Escuela de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Chile donde tiene a cargo cursos de Teoría y de Proyectos, tanto en pregrado como en postgrado. En 2007 funda el estudio de arquitectura OPALUM, con sede en Barcelona. Dentro de la actividad profesional reciente destacan los proyectos para el Centro de Extensión Oriente (en construcción) y el Edificio Docente para la Facultad de Artes (2015), ambos en el Campus Oriente de la Pontificia Universidad Católica de Chile, realizados en colaboración con el arquitecto Fernando Pérez Oyarzún. 

Marcial Huneeus

Licenciado en Letras y Magíster en Literatura (UC). Desde el 2015 es el encargado del área de Educación y Convivencia de Patio Vivo. Formado en pedagogía Waldorf con diez años de experiencia en aula y docente del seminario de formación de profesores Waldorf del Colegio Rudolf Steiner. Colabora con ValorasUC donde ha desarrollo materiales para abordar la convivencia escolar y realizado capacitaciones a profesores.

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