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ARUCA ALONSO, Lohania. Nuevo aporte a el estudio histórico regional y local de Cuba. Resenhas Online, São Paulo, año 03, n. 030.01, Vitruvius, jun. 2004 <https://vitruvius.com.br/revistas/read/resenhasonline/03.030/3187/es>.


Una obra con un largo título descriptivo, Último escalón alcanzado por la plantación comercial azucarera esclavista (1827-1886), pero fundamentada en sucesivas síntesis, que sabiamente muestran al lector lo esencial de un tema profundamente investigado y reflexionado, con un amplio apoyo ilustrativo de mapas, tablas, cuadros sinópticos y recuadros analíticos, es el nuevo aporte de Modesto González Sedeño al catálogo, acrecentado paulatinamente, de la regionalística cubana.

El autor es un estudioso de la macro región central de la Isla, de sus grupos de poder, que engendraron allí no sólo el desarrollo de la industria azucarera, sino también proyectos económicos y políticos diferentes de los habaneros (hegemónicos desde el siglo XVIII), y auspiciaron una cultura local que alcanzó un alto nivel en sus manifestaciones espirituales y materiales: Cienfuegos es su ejemplo más completo en urbanismo, el Teatro La Caridad de Santa Clara enriquece la red occidental de esta tipología edificatoria, de altos vuelos tecnológicos; mientras que en Trinidad, la arquitectura de las casas quintas, en el Valle de los Ingenios, traspasó el umbral de todo lo imaginable en arquitectura “rural” del ochocientos.

La obra que tengo el placer de comentar, se divide en dos partes. La primera trata justamente de los límites temporales y espaciales del avance de la industria azucarera en la isla de Cuba durante la apoca colonial. Explica las causas y los efectos de esta expansión, cuyo último escalón comprendió las jurisdicciones de Sagua la Grande, Cienfuegos, Villa Clara y Remedios. No llegó a abarcar las regiones de Camagüey y Oriente. Su borde delantero estuvo ubicado en las jurisdicciones de Trinidad y Sancti Spiritus, las que jugaron un papel importante como pivote o zona de transición entre la plantación azucarera pura y la zona ganadera colindante. Esta primera parte se divide en once aspectos, o capítulos breves (enumerados del 1 al 11), que culminan con un Epílogo estadístico (Tablas y gráficas).

Como reflexiones importantes en este primer bloque de contenido se destacan la definición del último escalón como un proceso socioeconómico y político básicamente recolonizador, las precisiones de varios conceptos históricos que retoma el autor –como el de la “frontera”, al decir de Julio Le Riverend, entre las regiones en desarrollo occidental y oriental, diversas por grados, modelos y vías de realización-, sus consecuencias sobre la política colonial española en Cuba y la formación de grupos de poder locales en la macroregión central, que tuvieron una duración relativamente larga. Grupos y caudillos, pertenecientes a la burguesía esclavista, alcanzaron una posición capital: primero como altos oficiales del Ejército Libertador en las Guerras de Independencia; después, al ocupar la presidencia de la República neocolonial cinco villareños, se manejaron por éstos la toma de decisiones de toda índole en varios períodos gubernativos (en todos los casos mayores de seis meses); se propone la periodización de aquel proceso (desde 1827 hasta 1886), teniendo en cuenta sus etapas de génesis, auge y estancamiento, amén del estudio de las diez familias más relevantes que conformaron grupos de poder económico, político y social en esos momentos.

La segunda parte de la obra contiene primordialmente un estudio aún más detallado y explícito de la integración y acción de los grupos de poder, de los caudillos locales durante la Guerra del 95, de su participación en la formación de la República neocolonial y del Ejército nacional, de 1902 a 1940. Está sección comprende cinco aspectos (capitulados del 12 al 18) la Bibliografía y los Anexos. El análisis pone a relieve las contradicciones, sin solución de continuidad, que plantea a la joven nación, la explotación azucarera capitalista periférica, dependiente ahora del mercado de los Estados Unidos de América. Minibiografías de personalidades de la clase opositora al capitalismo, como es la del líder sindical negro Jesús Menéndez y su familia, procedente del régimen de la plantación azucarera esclavista, esclarecen la unidad del proceso histórico de lucha por la liberación individual, de clase y nacional, desarrollado durante los siglos XIX y XX.

El abordaje teórico es marxista. Sobresale el determinismo económico dentro de esta monografía, que no por ello renuncia, ni posterga, la investigación de aspectos sociales, políticos, y hasta culturales, utilizando paralelamente nuevos enfoques y herramientas que proporcionan los datos y conceptos necesarios para lograr una mayor profundidad y riqueza del análisis. Estudios de familias, genealógicos, análisis cuantitativos (estadísticos) y cartográficos, se introducen sin vacilaciones, ni zurcidos, según el objetivo específico proyectado para cada paso de la investigación. Así se llega a conclusiones aceptables sobre cuestiones tan importantes como el límite real de la expansión de la plantación azucarera y de la cultura esclavista erigida por ésta en el siglo XIX, o a confirmar la existencia de una zona de transición dentro de la macroestructura económica, agrícola, pecuaria, forestal, minera, que permitió aumentar el valor económico de la ex colonia española.

El autor reconoce en la Introducción lo positivo del movimiento de estudios regionales y locales para lograr un fortalecimiento cognoscitivo de la historia nacional:

“En la concepción de esta monografía han tenido influencia mis relaciones de trabajo con los grupos de historiadores regionales. Estos, cada vez más capacitados, más experimentados, constituyen una fuerza que teje y entreteje una red de conocimientos, que en el decursar del tiempo aportarán nuevas fuentes y nuevos estudios monográficos, que permitirán, de conjunto, una visión equilibrada y más omnicomprensiva de la Historia de Cuba”.

Un examen de la documentación de archivo, bibliográfica, hemerográfica, cartográfica – trescientas catorce obras en total –, que sustenta este trabajo investigativo, nos sugiere la magnitud extensa de la pesquisa de información y la intensa labor crítica e interpretativa de parte del autor. Además, refiere, de forma muy organizada en sus citas y Bibliografía, la existencia de ricas fuentes cubanas que aún pueden ser sometidas a nuevas cribas por otros historiadores. En el ámbito historiográfico internacional el estudio de González Sedeño aporta el análisis de un tema referido a la industria azucarera cubana, su encuadre histórico regional y local en el centro de la Isla, lo cual no se había contemplado de esta forma anteriormente. Aunque, Roland T. Ely, en la primera edición, en español, de su obra Cuando reinaba Su Majestad el Azúcar (Argentina, 1963), ya había puesto al descubierto la relación entre lo económico, sociológico, y cultural en la historia de la producción azucarera en Cuba, y hasta cierto punto anticipaba las diferencias y diversidad de desarrollos regionales; particularmente en el caso de los propietarios nacionales, o, nacionalizados, de la industria, que conformaron la alta burguesía en nuestro país.

Los trabajos previos del investigador González Sedeño (Camagüey, 1930; Licenciado en Ciencias Sociales), acerca de las familias y personajes notables de la región central, tales como Marta Abreu (exhaustivamente estudiada, tanto en su vida personal como en su obra), Luis Estévez y Pedro Abreu, entre otros – libros urgentes, pero desafortunadamente inéditos hasta el momento, o dispersos en artículos publicados en revistas científicas – le permiten manejar un amplio repertorio de hechos, redes de parientes y personalidades, que respaldan con solidez sus generalizaciones en el campo de la Historia económica, política y militar. Especialmente esto sucede en las materias vinculadas con la industria azucarera, la esclavitud rural (en las plantaciones de caña de azúcar), la organización y desarrollo de la guerra de independencia en las instancias locales, y su proyección hacia la política neocolonialista de la República hasta 1940.

No es posible terminar estas líneas sin mencionar, al menos, admirativamente la precisión, claridad, y concisión del lenguaje del autor de esta obra, que en noventa y siete páginas – incluidas la Bibliografía, Anexos, Mapas y Esquemas – logra trasmitirnos, de forma amena y contribuyendo con argumentos científicos sustanciosos, la imagen de una región histórica sometida a un trascendental proceso de cambios socioeconómicos, políticos y culturales, complejo, continuo, acelerados, y muchas veces violentos, en el cual participan una gran cantidad de personas (sujetos históricos) de forma individual o como parte de familias, grupos o clases sociales.

Una labor editorial de alta profesionalidad, realizada por Emilia Pérez Samper, esposa del autor, subyace en la concepción del libro, en su revisión total y en la presentación de cada elemento ilustrativo que apoya o esclarece una idea, sintetiza para el lector una información fundamental, o destaca el hilo conductor de la obra, especialmente en cuanto a la percepción de lo que tiene lugar en un espacio y tiempo donde la Geohistoria tiene un peso específico de gran valor. A todo ello coadyuvan los diseñadores Rebeca de la Paz y Antonio Figueiras a quienes también se agradecen los aciertos obtenidos en esta edición.

[resenha publicada originalmente no Portal Cubarte, www.cubarte.cult.cu.]

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