En la triple frontera formada por Argentina, Bolivia y Chile, en la Cordillera de los Andes, la naturaleza fué generosa creando un playground para el viajero que permite jugar a escalar volcanes casi extintos, nadar en aguas calientes y saladas al lado de la nieve, recorrer autopistas en el Parque del Licancabur, el majestoso e imponente volcan de Bolivia. En este parque se puede mirar a los Flamingos bañándose en lagos rojos, se puede disfrutar de caminos sinuosos con paisajes lunares y un colorido intenso que parece que llegarás al cielo. Pero, estas en Bolivia.
En el lado oeste, de lado Chileno, está San Pedro del Atacama en Chile. La ciudad es el oasis de la región, allí siempre fue un paradero debido al agua dulce de las heladas. Imagínense lo que pasó hace millones de años en la formación de las cordilleras, empujada en el sentido leste- oeste con las fuerzas monstruosas del planeta. La cadena de montañas fue gentilmente amasada, el agua del mar elevado y aprisionado en grandes altitudes.
Entendemos ahora el porqué de este baño salado y caliente en el Parque de Geiseres del Tatio, frio el año todo y completamente nevado en el invierno. Allí uno puede relajarse, al aire fresco, sintiendo como este toca la cara y mientras todo el resto del cuerpo se encuentra sumergido en agua caliente; de todo sale humo y parece que estás en otro planeta.
Al retornar a San Pedro, en la noche, los bares están llenos, encuentras gente de todo el mundo, la música andina está presente y la comida es exquisita. Los días parecen pocos para todo lo que uno quiere ver, por lo que es necesario despertar temprano para salir a pasear.
El Valle de la Luna, localizado del lado Argentino de la Cordillera de los Andes hace creer que el viaje para la luna es posible. Nada de cerrar los ojos, y no se puede perder ni una imagen, ¡estás en la luna! Caminando por el Valle te encuentras con la inmensa planicie de sal, es el salar de Atacama, y en los alrededores mirarás el azul de la Laguna Cejar. Con tanta concentración de sal, aun estando fuera del agua, las piernas, brazos y cabeza, tiemblan.
El día siguiente se puede ir para la Villa de Tocanao, adonde encontramos cactus gigantes de 7m de altura. Estos describen un escenario inhóspito y a la vez deslumbrante con la Cordillera y los vulcanos al fondo. Pasé el día escalando el vulcano Lascar, miré la enorme boca y su profundidad.
Despertamos temprano, entre en el territorio boliviano, allí se encuentran vicuñas, alpacas, llamas, lagos coloridos, musgos en las piedras, hasta llegar en el Salar de Uyuni, aquella enorme planicie de pura sal en las alturas. En los salares todo es blanco, desaparece el colorido, y las casas son construidas con ladrillos de sal tal como los muebles también. La luz es intensa y las gafas de sol son indispensables. Nada de caminar por las salinas sin agua potable.
La vuelta a casa es por Argentina, son 70 km hasta Paso Jama, 6000m de altitud y después 500 km hasta Jujuy, pasando por montañas pintadas, el Salar Argentino, y pueblos habitados por los indígenas que todavía sobreviven gracias a sus artesanías.
notas
Revisión de texto: Magdalena Reches
sobre el autor
Fausto de Paula Eduardo, o "Jack", es ingeniero de productos, empresario, valiente viajero y fotógrafo amador.