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architexts ISSN 1809-6298


abstracts

português
O autor pretende oferecer ao leitor ‘dúvidas razoáveis’ acerca de temas que o inquietam. Seu discurso se baseia na crítica da arquitetura como moda, a arquitetura frívola, que se estende com rapidez e constrói um modelo de cidade (e o exporta) excludente


how to quote

GONZÁLEZ ORTIZ, Humberto. Hacia una arquitectura apropiada. Búsquedas de entre los resquicios del presente. Arquitextos, São Paulo, año 08, n. 094.01, Vitruvius, mar. 2008 <https://vitruvius.com.br/revistas/read/arquitextos/08.094/156/es>.

“… a mi madre, porque es ella, quien me inició en la búsqueda de lo apropiado…”

…el pueblo que vive en jacales y cuartos redondos no puede HABLAR arquitectura. Haremos las casas del pueblo. Estetas y retóricos, ojalá mueran todos, harán después sus conclusiones… (1)

1.

Hacia una arquitectura apropiada, comienza el título de mi artículo, siempre me preguntan, pero… ¿qué es lo apropiado?... Hablar sobre arquitectura apropiada, y sobre todo en el contexto latinoamericano, que es en el que me desenvuelvo, es por demás, complejo. Sobretodo si necesariamente, como es mi caso, crees en el oficio del arquitecto comprometido con las clases empobrecidas del planeta, con sus proyectos, con sus anhelos, con sus esperanzas.

De aquí parto para hablar de ‘lo apropiado’, ya que por este camino necesitamos hablar en términos de colectividad, de experiencias que se dejan allí para que el siguiente las recoja, las amplíe y evolucionen. Debemos hablar de proyectos de investigación que intenten abarcar ‘lo otro’, lo feo, lo inacabado, lo que se requiere, en definitiva, lo apropiado. Hace algunos años cuando platicaba con el arquitecto y constructor mexicano Carlos González Lobo sobre su maestro Antonio Pastrana y Ochoa (2), recuerdo que en el salón de su casa, Carlos González Lobo se refería a Pastrana, como un lanzador de anzuelos, un profesor atípico de la Facultad de Arquitectura de la UNAM que lanzaba anzuelos, para que los que quisieran picar, quedarán tan atados, que junto a él, siguieran por aquel sendero… Y aquí estamos, hasta ahora.

Mientras escribo, leo en un informe de UNICEF del año 2005, que “640 millones de niños y niñas carecen de una vivienda adecuada, 500 millones de niños y niñas no tienen acceso al saneamiento, 400 millones de niños y niñas no consumen agua potable, 300 millones de niños y niñas carecen de acceso a la información (televisión, radio y periódicos), 270 millones de niños y niñas no tienen acceso a servicios de atención de la salud, 140 millones de niños y niñas, la mayoría estas últimas, nunca han acudido a la escuela, 90 millones de niños y niñas sufren graves privaciones de alimentos” (3), lo cual me reafirma en la necesidad de establecer parámetros coherentes desde los ámbitos de la investigación, para consolidar mi discurso sobre lo que se necesita en arquitectura hoy, aquí y ahora.

El arquitecto Carlos González Lobo afirma que en Latinoamérica “la arquitectura que se realiza con posterioridad a los años setenta ha sufrido el proceso de transformación más significativo de su historia, ya que en los últimos treinta años se construye algo cercano a diez veces lo construido hasta entonces” (4). Y es en ese periodo que, las ciudades latinoamericanas, se han convertido en la residencia de las amplias mayorías de la población (5). Actualmente la imagen urbana de cualquier ciudad de América Latina es ‘el caos’, la aglomeración, la autoconstrucción, los cerros invadidos, la escasez de agua potable, la falta de alcantarillado, la dificultad en el transporte, la falta de atención médica adecuada, la deficiencia en el sistema educativo en general, la migración continuada hacia ‘el norte rico’, la despoblación de las zonas rurales, la vorágine de población hacia el centro de las ciudades.

Así, nuestras zonas metropolitanas han quedado rebasadas por las interminables manchas urbanas que crecen y crecen, la Ciudad de México cuenta con la no prestigiosa carga de ‘ser la más poblada del planeta’ (6) pero Guadalajara, Monterrey, Buenos Aires, Bogotá, Río de Janeiro, Caracas o Montevideo, tienen similares problemáticas de desproporción de sus propias manchas urbanas y su ‘no’ derecho a la ciudad.

El movimiento moderno latinoamericano que hasta los años sesenta se dedicó a ‘proyectar las ciudades en América Latina’, fué rebasado por el despropósito y la avaricia del poder económico que ha permitido con vigorosa dejadez, que la mancha urbana crezca irrefrenable, que la contaminación del aire llegue a límites impensables, que la imagen urbana cotidiana sea la de una ciudad ‘pobre’, ‘sin acabar’, y precaria que ha ido poco a poco, destrozando los tejidos de la ciudad histórica (7) y realzando los contrastes tremendos entre la miseria repetida, y las zonas ‘chic’ de la ciudad modernizada y vanguardista, como es el caso del centro financiero Santa Fé, en la Ciudad de México.

2.

Las búsquedas de entre los resquicios del presente, que es el subtítulo de este texto, lo encontramos investigando sobre una nueva ética arquitectónica que ‘se entrometa’ en la realidad para intentar su transformación. Una ética que investigue y proponga una habitabilidad digna, una vivienda apropiada, y una arquitectura inaplazable para los más necesitados y marginados a nivel mundial, siempre excluidos de lo que conocemos como el stablishment de la arquitectura actual.

Porque los ‘excluidos’ en sus favelas, casuchas, tugurios o ciudades perdidas, donde ‘solo’ para transportarse a su trabajo consumen media jornada laboral, para llegar desde su ‘eterna’ periferia a los lugares donde venden su fuerza de trabajo (ejercicio que realizarán ‘solamente’ por el resto de sus vidas)… No tienen opción, no tienen salida, estos pobladores ‘excluidos, carecen casi por completo, del derecho a la salud, a la educación, a la cultura, ellos carecen en su cotidianidad, del derecho a la ciudad (8).

Lo que me lleva inaplazablemente a reorganizar mí (nuestra) visión de ‘qué arquitectura’ se necesita para hacer llegar a los más pobres la Modernidad Incumplida (9), que la arquitectura ofreció como posible durante la primera mitad del siglo XX.

Entrados en la primera década del siglo XXI la separación económica del mundo, nos esta llevando a situaciones límite, en las cuales, si no actuamos con eficacia y rapidez, veremos que el presente ‘de necesidad’, se apropiará de nuestro futuro ‘de esperanza’.

Y nuestra arquitectura en esta realidad, se debate entre los académicos de ‘lo bien’, que intentan justificar un discurso que avale las monstruosidades del mundo financiero global (10), encasillándolas en tendencias ‘de moda’ que van cambiando de nombre según la temporada, posmodernismo, deconstructivismo, high-tec, más el nombre que se les ocurra la semana próxima, y ‘ellos’ (los bien) cuentan con centros de manipulación de la conciencia, que te ponen ‘en la onda’ de la última tendencia, con el último render y la última actualización del autocad, para no ser menos, ¡que caray!.

Y luego, estamos los que pretendemos generar la satisfacción habitable, construir ‘lo apropiado’, es decir, ayudar a construir el albergue espacial, la habitabilidad de usuarios concretos, que en su vida cotidiana necesitan con urgencia de una arquitectura ‘otra’, la que toca construirse, que requiere de una investigación apropiada, la suya, la cercana, porque una de las vocaciones primarias de la ARQUITECTURA (así, con mayúsculas) es proporcionar felicidad y alegría, algunos le llaman, la poética del habitar.

Porque todos ellos, los pobres, van construyendo ‘su’ ciudad al margen de los arquitectos, ellos, necesitan resolver ‘aquí y ahora’ su problema de tener una casa donde cobijarse y dormir, ellos, no saben de discursos (muchas veces superfluos) que, desde los académicos ‘bien’, escuchan como lejanos a su (el de ellos) conflicto real de injusticia, inhabitabilidad y arquitectura inapropiada, por no llamarla ‘inexistente’. El estudio minucioso de las últimas tendencias, las últimas fotos en doble página, a color y ‘sin gente’, se lo dejan a aquellos que desde la propia arquitectura, pretenden ignorar a los millones de pobladores que carecen de ‘todo’, y a los que la ‘moda arquitectónica’ actual, los ha dejado ‘de lado’.

3.

La microeconomía del subempleo o el empleo precario ha aumentado en los últimos años entre los pobladores pobres de América Latina “a pesar del esfuerzo realizado por los gobiernos para aumentar el gasto publico social, que se elevó del 10.1% al 13.8% del PIB entre 1990 y 2002. Entre 1990 y 1997 la población por debajo de la línea de pobreza pasó del 48.3% al 43.5%, para mantenerse alrededor de estos niveles a lo largo del resto de la década y alcanzar el 42.9% en el 2004 (222 millones de personas). Y la proporción de población en situación de pobreza extrema disminuyó entre 1990 y 1997 del 22.5% al 19%, pero el avance se estanco hasta alcanzar el 18.6% en 2004 (96 millones de personas)” (11).

La investigación en arquitectura debe definir sus posiciones al respecto de qué, o de por qué, queremos incidir sobre ella. O al menos el autor pretende en este breve ensayo, plantear una problemática creciente en el mundo actual, regido por la globalización financiera y la especulación económica a nivel global, y que, queramos o no, interviene también en la arquitectura, tal como lo plantea el historiador de arquitectura William J. R. Curtis cuando señala: “los edificios transforman el pasado y transmiten hacia le futuro, en los edificios se cristalizan visiones filosóficas e ideas sobre la condición humana en la relación con la historia y la naturaleza” (12).

Este ensayo pretende ofrecer al lector ‘dudas razonables’ acerca de temas que me inquietan, y justifican mi necesidad de seguir indagando enigmas en los cuales, buscar y rebuscar infinidad de respuestas posibles. Lo único cierto que ofrezco al lector de estas líneas es que sí, creo que el mundo y por ende la arquitectura actual, está dividida entre el norte rico obsesionado en crear iconos arquitectónicos, y donde el culto a la personalidad de los arquitectos a veces roza el insulto; y por otro lado, esta el sur empobrecido, sin diseño, gris, con miles, millones de pies de casas que rodean los suburbios de Latinoamérica, Asia y África. Y quiero subrayar que, además de los grandes despachos dedicados al high-tec, existen profesionales comprometidos con las directrices más humanistas de la arquitectura y que producen una arquitectura casi artesanal (13).

Mi discurso se basa en la crítica hacia la arquitectura como moda, la arquitectura frívola, que se extiende con rapidez y construye un modelo de ciudad (y lo exporta) excluyente, imponiendo estilos y edulcorándolos con el marketing imprescindible para que aquella obra se convierta en ‘hito’; la mayoría de las veces, sin tener en cuenta al entorno, a la funcionalidad y al usuario. Es como si en este principio del siglo XXI, se estuviese consolidando una especie urbanismo especulativo, donde el arquitecto y la arquitectura “parecen haber perdido sus atributos más significativos” (14).

Quiero hablar del Derecho a la vivienda que recoge la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 que, en su artículo 25 señala que: “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios” (15). Y debemos exigir a los Estados que han reconocido “el derecho a la vivienda” en su Constitución Política sean congruentes y pongan los medios y establezcan los apoyos necesarios para que todos los habitantes de sus respectivos países puedan hacer efectivo tal derecho.

La arquitectura funcionalista-constructivista de principios del siglo XX, concibió la posibilidad, a través de una tecnología apropiada, la racionalización de la arquitectura, con una distribución racional del espacio, utilizando la economía de las escalas de los edificios, humanizándola, liberando al espectador-usuario de la monumentalidad de la escala, propuso sí, un orden, pero sin ser una tiranía, ni una simetría aburrida, ni una monumentalidad deshumanizadora, el funcionalismo racional, propuso referencias alegres a la naturaleza, a la habitabilidad cercana entre el espacio privado y el espacio público (o comunitario), potenció el espacio de contraste y apoyó abiertamente, la necesidad de una arquitectura que brindara satisfacción al usuario, ofreció la modernidad, la cercanía, la coherencia que hoy, parece que hemos perdido los arquitectos y los investigadores (alcahuetes, muchas veces) de arquitectura.

En la declaración  del Congreso Internacional de la Arquitectura Moderna (CIAM) de 1928, con la firma de 24 arquitectos, destacaron que la arquitectura estaba vinculada, de forma inevitable, con las mas amplias cuestiones políticas y económicas, y que lejos de verse apartada de las realidades del mundo industrializado, debería depender, para su nivel general de calidad, de unos métodos de producción racionalizada, lo que se llamó la Declaración de La Sarraz, en honor al castillo suizo donde se realizó dicho congreso (16).

Entre 1928 y 1956, los CIAM siguieron evolucionando sus propuestas de racionalización arquitectónica, ofreciendo ‘desde la arquitectura’ edificios que representaran la vida social y comunitaria ‘de la gente’, capaces de ofrecer una mayor satisfacción funcional, y donde se vieran representadas también, las aspiraciones ciudadanas por la monumentalidad, la alegría, el orgullo y la emoción.

Lo cual nos enfrenta a un conflicto mas serio, que tiene que ver creemos, con la frivolización que de la investigación en arquitectura, hacen muchos profesionales que ayudan a la ‘disneyficación’ (17) en que estamos convirtiendo nuestra profesión.

4.

Actualmente se construyen metros y metros de arquitectura rentable bajo una piel que “vaya” con el estilo de la temporada, lo cual muchas veces crea una especie de “dislexia” (18) entre lo netamente construido y su envolvente formal, que responde mas a cánones “de clase” pretendidos por los futuros dueños-usuarios. Mientras que la realidad planetaria es inevitablemente “la pobreza”. Condición que no ha sido superada sino más bien, por el contrario, sigue agudizándose en el tiempo presente.

La arquitectura se vende más o menos igual a como lo hacen los grandes sastres o modistos. De tanto en tanto, van haciendo pasarelas donde ‘exhiben’ (ojo con el concepto) a famélicas modelos emperifolladas con ropas exóticas y exquisitas, con ello ‘sus’ marcas de moda, se venden y promocionan alrededor del globo, gracias al márketing de la economía ‘globalizada’. Y venden ‘su’ moda en tiendas exclusivas a lo largo y ancho del planeta. Pero eso sí, los precios también son ‘globalizados’, y cuestan sus ropas lo mismo, en la Ciudad de México, Caracas, Barcelona o París. Con lo cual, la ‘moda’, esta al alcance de cualquiera sí,... ¡Que pueda pagarla! (19).

Por ello desde esta perspectiva, es que critico la arquitectura que prima la singularidad, el hight tec, o el alto standing, y donde los arquitectos, las administraciones, los políticos, y las entidades privadas que los promocionan, parecen más preocupados por la ‘espectacularidad’ de sus obras, que por la ‘necesidad’ de la propia arquitectura. Entre más rara y más escultórica sea ‘la forma’ del nuevo edificio, mejor para el márketing entre el grupo selecto de arquitectos, promotores y constructores.

5.

La investigación arquitectónica en la actualidad, debe ofrecer los hallazgos que arquitectos, constructores e investigadores han ido aportando en el campo, de lo que podríamos denominar, una arquitectura apropiada, una arquitectura empeñada en proponer belleza a la habitabilidad de los mas pobres. La teoría en arquitectura sirve para entender la arquitectura ya existente, pero sirve sobre todo para prevenir, para que la arquitectura ‘de futuro’, la que está por construirse sea mejor, más poética, más funcional, más apropiada a los usuarios, más armónica con la ciudad, más entendible con el barrio, más amable con el usuario que la habita.

Los autores Mireia Belil y Jordi Borja afirman que: “La ciudad es el horizonte humano del siglo XXI. A inicios de este siglo, haciendo un cálculo optimista apenas un 25% de la población mundial vive en ciudades y no siempre en condiciones de ejercer sus teóricos derechos ciudadanos. Otro 25% puede considerarse población rural, mayoritariamente agrícola o ganadera. ¿Y el otro 50%?. En muchos casos las estadísticas globalizadas nos dirán que es gran parte población urbana. Puede ser, si entendemos que viven en áreas consideradas administrativamente como urbanizadas, o mejor dicho suburbanas o periurbanas, o radicalmente marginales. Unas áreas que por la ‘exclusión territorial’ y por su carácter de ghetto que las caracteriza difícilmente pueden considerarse ‘ciudad’. Ni dar por sentado que su población vive en ciudades y menos aun que sus habitantes disfrutan de status de ciudadanos” (20).

Las ciudades de hoy son cada vez más inurbanas, con grandes aglomeraciones sin estructura alguna, piezas de un puzzle que no encajan en su funcionamiento, propuestas arquitectónicas sin sentido claro de la habitabilidad humana, donde los arquitectos se han vuelto narcisistas de ‘Su Obra’ (así, entrecomillado) (21).

Muchos arquitectos han olvidado que más allá del arte, necesitamos urgentemente de espacios habitables coherentes, planes urbanos eficientes, en definitiva, necesitamos con urgencia que ‘todos’ los ciudadanos puedan acceder al ‘derecho a la ciudad’.

Nosotros arquitectos-investigadores de arquitectura, debemos ayudar a construir la alegría de los días por venir, debemos ayudar a construir la vivienda y ciudad posibles que requieren las mayorías empobrecidas del planeta, debemos incidir en la democratización del oficio arquitectónico disintiendo de aquellos arquitectos, promotores, y alcaldes, que ‘usan’ la arquitectura para publicitarse a ellos mismos y a ‘sus’ (¿?) obras-ciudades-empresas, disintiendo de aquellos que ‘usan’ la arquitectura, solo como mera mercancía, porque de seguir “en este marketing de la arquitectura actual, no sería de extrañarnos, de que en el corto plazo, los estudios importantes (22) de arquitectura empiecen a cotizar también, en la bolsa de valores de Nueva York” (23).

El mundo pobre requiere de una arquitectura de urgencia, pero con calidad. Soy consciente de que ni hay, ni habrá vivienda para todos en el creciente tercer mundo, por ello es importante destacar la “necia labor” de muchos profesionales que siguen en la brecha de encontrar soluciones “reales” a las necesidades “reales” de vivienda y habitabilidad en el llamado Tercer Mundo.

6.

Las palabras que en 1933, pronunció el arquitecto mexicano Juan Legarreta (1908-1934) que hablaba de la necesidad de ‘hacer las casas del pueblo’, dejando la retórica banal para ‘mas tarde’ (24). Hoy, casi un siglo después de estas declaraciones, debemos hablar también ‘pragmáticamente’ para denunciar la perversión arquitectónica actual. Nosotros tampoco podemos HABLAR de ARQUITECTURA, porque la NECESIDAD sigue siendo el referente entre los millones de jacales, cuartos redondos, chabolas, cuartelillos y viviendas precarias que rondan en nuestras ciudades, según datos de la arquitecta e investigadora venezolana Teolinda Bolívar, sin ayuda de los arquitectos proyectistas, los pobres y marginados: “han sido los principales constructores de vivienda de finales del siglo XX” (25).

Debemos proponer una arquitectura sin simplezas, colocando el acento en ‘la necesidad’, ayudando a construir el Hábitat de los grupos informales, marginados y olvidados. Afirma el investigador español Julián Salas Serrano: “Latinoamérica necesita millones de techos para vivir: construir veintiocho millones de nuevos techos y reparar veintiséis millones de techos deteriorados, inadecuados, obsoletos, vulnerables... Hoy, la mayoría de los latinoamericanos -sí, más de la mitad- viven en villas miseria (Argentina), favelas (Brasil), ranchos (Venezuela), ciudades paracaidistas (México), ciudades piratas (Colombia), pueblos jóvenes (Perú), callampas y/o mediaguas (Chile), limonás (Guatemala), barbacoas (Cuba), tugurios (El Salvador), conventillos, cités, cantigriles, campamentos..., formas diferentes de designar parecidas condiciones infrahumanas de vida...()… Un techo es una de las primeras aspiraciones de toda familia y puede que sea el primer escalón imprescindible para pasar de supervivientes a la categoría de ciudadanos. El techo -tejado protector- es símbolo de hogar, de cobijo y del refugio que mejor compendia la casa. Coincidimos con el clásico Vivienda y Cultura, en el que se afirma que ‘los edificios más primitivos no son sino un tejado’ […] no se trata de palacios, y sí de techos humildes que en casi toda la América Latina nacen con la esperanza de crecer en las cuatro direcciones de la rosa de los vientos y hacia arriba, con vocación de ampliarse y soportar otros techos. No siempre son terrazas abiertas al mar, pero casi siempre lo son a las estrellas” (26).

En esta vorágine de deshumanización trasgresora, surgen voces que comienzan a mirar al planeta como ‘un todo’ (y de todos), surgen nexos continentales en defensa de la naturaleza, el medio ambiente, surgen grupos de ONG’s que discuten y proponen maneras distintas de mirar, proyectar, debatir y construir arquitectura, en los países europeos surgen iniciativas que buscan afanosamente el mercado justo, y colaboran con grupos de profesionales que, junto a la población indígena, siembran y producen con una visión ecológica tanto de la producción, como del consumo, surgen grupos de mujeres que dan sentido y voz a las luchas de mujeres indígenas, surgen colectivos que promueven la inclusión y la defensa de la vida.

Y en arquitectura también surgen nombres de profesionales comprometidos con una visión ‘otra’, de la practica profesional que trabajan, proyectan, investigan, rastrean en el interior de la profesión misma, para proponer la consolidación de la ‘ciudad posible’ (27) demarcándose valientemente de los cánones de lo establecido, para ofrecer y construir categorías propias, que como dice Jorge Ramos de Dios: “den cuenta de nuestros manatíes, atlantes, palafitos, ‘ciudades perdidas’ y aún del orden de nuestro desorden urbano y suburbano. En síntesis, de nuestra ‘ahoridad’ y de ‘nuestro estar’ en Latinoamérica” (28) y apoyando decididamente a el 39,8% de la población de América Latina y el Caribe que se encuentra en situación de pobreza (209 millones de personas) y un 15,4% (81 millones de personas) en pobreza extrema o indigencia (29).

La arquitectura debe entenderse como parte del ‘mundo real’, y nosotros, profesionales de la arquitectura debemos contribuir a realizar la ‘modernidad incumplida’, que vincule su discurso creativo, apropiado y propositito, a la labor práctica de los pobladores reales. Así, podremos reforzar en la práctica nuestro discurso que nos lleva inevitablemente, a la construcción participativa e integradora de la ciudad de masas. Debemos recuperar junto a los usuarios para decir, claramente, propositivamente, en un lenguaje común, que mediante el esfuerzo solidario y la organización complementaria de usuarios y técnicos es posible construir desde la arquitectura la ciudad posible, donde los arquitectos se identifiquen también, como técnicos solidarios que ‘forman’ parte de ‘la comunidad’.

La nueva ética arquitectónica esta por realizarse, juntos, creando lugares y espacios apropiados, alejándonos de esta arquitectura enajenada (30) e insolidaria que hemos ido construyendo (y que construimos) durante los últimos 20 o 30 años.

Por ello destacamos la labor de arquitectos que se involucran con el contexto y la realidad social que envuelve su trabajo profesional. Arquitectos que estudian y construyen, proyectan y construyen, enseñan y construyen, critican y construyen; sentando las bases para “encontrar la manera de mejorar las condiciones físicas de la gente marginada con métodos que esa misma gente pueda utilizar en forma directa, a bajo costo, a partir de los materiales que están al alcance de sus manos” (31).

La lista de arquitectos ‘apropiados’ es larga, destaco algunos de los que he estudiado, y considero importantes en el territorio iberoamericano: Antonio Pastrana y Ochoa, Juan O’gorman, Juan Legarreta, Juan Segura, Enrique Ortiz y Carlos González Lobo en México; Claudio Caveri y Víctor Pelli en Argentina; Eladio Dieste, Mariano Arana y Mario Spallanzani en Uruguay; Fernando Castillo, Enrique Browne, Susana Herrera y José Heras, en Chile; Rogelio Salmona y Álvaro Ortega en Colombia, Severiano Porto, Lucio Costa y Paulo Eduardo Fonseca de Campos en Brasil; Teolinda Bolívar y Fruto Vivas en Venezuela; Fernando Salinas en Cuba; Julián Salas Serrano y Pedro Lorenzo Gálligo en España; entre muchos otros que trabajan, proyectan e investigan para llegar a la consolidación de la ciudad posible, demarcándose de los cánones de lo establecido, para ofrecer y construir categorías propias, lenguaje nuevo, tecnología apropiada, propuestas y proyectos adecuados a la historia, la necesidad, la coherencia, la realidad.

7.

En el año 2000 se reunieron 300 pobladores de todo el mundo en la Ciudad de México, para discutir estrategias y compartir ideales colectivos, reunión posible gracias al esfuerzo de la Habitat International Coalition (32), allí que se revivió el espíritu del CIAM pero entre pobladores y donde los expertos, arquitectos y urbanistas escucharon, callaron, aprendieron.

La ciudad moderna la crean los ciudadanos, los habitantes que forjan trocitos de predios, bordándolos de manera precaria con el gran ‘proyecto’ de ciudad, digamos, histórica, esa que inconcientemente, subyace en la memoria colectiva de los habitantes que en precario, construyen plazoletas, esquinas, paradas de autobús, capillitas, cuartuchos y más cuartuchos que ‘dan forma’ a las periferias de la ciudad, conformado así, bordes irregulares que se estrechan o se alargan dependiendo de las necesidades de la gente, bordes con sus fachadas pobres; y que poco a poco, y mediante trabajos amorosos, van dotando de significantes e hitos ordenadores a los espacios urbanos, en los cuales se forma y se reproduce la conciencia espacial de los ‘otros’ ciudadanos,  los que desde hace décadas, son huérfanos del trabajo cotidiano y profesional de muchos arquitectos (33).

La construcción de la ciudad informal, que es la mayoritaria, se produce y reproduce con una lógica que no es improvisada, ni caótica, es simplemente ‘otra lógica’, la que se afirma coherente desde las perspectivas de la necesidad y las posibilidades concretas de los pobladores que están al margen de la ciudad de los ricos.

Don Carmelo, habitante de un asentamiento irregular  de la Ciudad de México, respecto a la reubicación que le ofrecían con una vivienda ‘de interés social’ y un crédito accesible y pagadero a veinte años que rechazó afirmó: “la casa que nos dán, es muy pequeña, de solo dos recámaras, un solo baño, con una salita. Y además solo tiene una azotehuela, mejor nos quedamos aquí. Esto es mucho más grande, porque en el futuro esto va acrecer, y con muchos cuartos para todos los hijos, y con un jardín y hasta garaje; y ¡además!, sin tener que pagar por el resto de mi vida una parte significativa de mis ingresos. ¡Vean muchachos, como esto es más grande, como la esperanza, y en cambio, lo que el gobierno nos ofrece es como ‘un féretro’, es ‘así’ para siempre y además, nunca cabríamos allí, de lo chiquito que es” (34).

Las reflexiones de don Carmelo, nos llevan a sustentar una Arquitectura Apropiada y una Habitabilidad Necesaria, que tiene que ver con la creación de tecnologías, proyectos e investigaciones asequibles para el mejoramiento del hábitat entre los pobladores de escasos recursos.

Por ello, desde la investigación ofrecemos al lector una visión (otra) que propone soluciones arquitectónicas que hablen de tecnologías sobre una manera diferente (apropiada) para construir, de una manera proyectual novedosa (apropiada) que nos permita desarrollar proyectos de viviendas semillas que crezcan en el futuro, según los recursos de las propias familias constructoras, con tecnologías asequibles (apropiadas) para que los usuarios las aprendan y las empleen en colectividad en la construcción de su hábitat, de su historia; y con investigaciones que aporten una visión ‘otra’ (apropiada), para divulgar las necesidades, pero que también aporte directrices sobre las cuales, podamos hablar de Arquitectura Apropiada sin reservas, y en mayúsculas.

Consideramos que aparte de la Gran Ciudad del merchandising, se requiere pensar también, en consolidar una arquitectura alternativa que se reclama diariamente en las calles de las caóticas ciudades del 3er mundo, una arquitectura que se requiere con urgencia en los gethos de inmigrantes de las ciudades de los países desarrollados, donde los nómadas habitantes de segunda, habitan espacios insalubres, con hacinamientos enfermizos y donde se apropian de plazas y calles para respirar y aliviar esta “in-habitabilidad” en la que transcurre la vida de las mayorías empobrecidas del planeta.

Un planeta de la tecnología punta y del marketing, donde la felicidad del hombre sigue siendo aplazada cada día, donde la modernidad ofrecida durante la segunda mitad del siglo XX, sigue siendo un reto inaplazable por consolidar en este nuevo siglo XXI y donde el arquitecto mediante su actividad crítica, docente y proyectual, debe ayudar a encontrar alternativas culturales y humanamente mas apropiadas, no ya para transformar las estructuras sociales, pero sí, para que la modernidad incumplida que nos ofreció el movimiento moderno, llegue con propuestas arquitectónicas que ayuden a construir la ciudad de masas y decir, junto a los pobladores, y potenciales usuarios, que es posible construir mediante nuestro esfuerzo, y la organización solidaria de los técnicos, una ciudad ‘otra’, y una arquitectura apropiada que ayude a construir, o reconstruir, la necesidad del habitar humano.

Una investigación comprometida, una tecnología asequible, un urbanismo dialogal, una apuesta por un modo ‘otro’ de planificar la ciudad, el barrio, la casa… Nos conduce necesariamente hacia una Arquitectura Apropiada y Habitable, que apuesta por un espacio público y una ciudad que, incorpora a la ciudadanía también, en su Derecho a la Ciudad.

En definitiva, hablamos de “todo esto” para entender objetivamente, que las búsquedas de entre los resquicios del presente de una arquitectura apropiada, dotan de sentido político al proyecto y a la investigación arquitectónica actual.

notas

1
NOELLE, Louise (Asesora Editorial): Pláticas sobre arquitectura (1933). Cuadernos de Arquitectura 1. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Segunda edición. México 2001. Síntesis Autógrafa enviada por el arquitecto Juan Legarreta de la plática por el sustentada, p. 3

2
Recomiendo la lectura cuidadosa de la Tesis Doctoral: Carlos González Lobo. Caminos hacia lo alternativo dentro del ámbito conceptual, proyectual y contextual de la arquitectura. Barcelona, Escuela Técnica Superior de arquitectura de Barcelona / Universidad Politécnica de Cataluña, p. 43-51. Consultar en Internet: <www.tdcat.cesca.es/TDCat-0619102-190229>.

3
Consultar la web: <http://www.unicef.org/spanish/media/media_24469.html>. Consultada en octubre de 2007.

4
González Lobo, Carlos: Carlos González Lobo. Vivienda y ciudades posibles en América Latina. San José, Colegio de Arquitectos de Costa Rica / Escuela de Arquitectura-Universidad de Costa Rica, 10-14 de agosto 1992, p. 10.

5
En México según datos de Censo de Población y Vivienda de 1990, el 63% de su población se aojaban en ciudades de mas de 15 mil habitantes y aproximadamente un 40% de ellos vivían en colonias o barrios marginados.

6
Se dice que contando las zonas conurbanas al Distrito Federal, se puede llegar a cerca de los 30 millones de habitantes

7
Ahora el jefe del Distrito Federal en México, Marcelo Ebrard, juega con un populismo electoralista y saca a los vendedores ambulantes del centro de la Ciudad de México para ‘limpiar la imagen del centro’, y los arrincona en las calles aledañas donde pobladores, comerciantes y urbanistas se echan las manos a la cabeza ante semejante despropósito, que ‘saca un roto para arreglar un descocido’. Que puede ser el preámbulo de la especulación inmobiliaria de solares donde realizar ‘mega’ proyectos arquitectónicos, como en las ciudades primer mundistas, vaya!.

8
Consultar la web: <http://www.hic-al.org/proyectos/derechoalavivienda/desc/derechociudad2.html>. Consultada en octubre de 2007.

9
Concepto utilizado por el arquitecto, investigador y constructor mexicano Carlos González Lobo.

10
Hoy mismo han publicado que Lord Norman Foster ha inaugurado el aeropuerto ‘mas grande y sofisticado del mundo’ en Pekín franqueado por dos carteles que rezan: "En tiempos de guerra, el que tenga miedo a luchar no puede ser miembro del Partido". "En tiempos de paz, el que tenga miedo de trabajar no puede formar parte del equipo del aeropuerto". Espectacular y cool. ¡Qué importa que China sea una de los principales países con denuncias en la violación de los derechos humanos!… ¡todo por la arquitectura global! Consultado en Internet: <http://www.elpais.com/articulo/cultura/Norman/Foster>.

11
CEPAL. OBJETIVOS DE DESARROLLO DEL MILENIO. UNA MIRADA DESDE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE. CEPAL – Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Capítulo I, ago. 2005, p. 8 <www.eclac.cl>.

12
Entrevista de Elsa Fernández-Santos al crítico británico William J. R. Curtis. “No hay nada mas provinciano que el presente”. Aparecida en el periódico El País. España. 31 de enero de 2007. Consultada en Internet en enero de 2007.

13
FRAMPTON, Kenneth. Historia crítica de la arquitectura moderna. Barcelona, Gustavo Gili, 7ª ed., 1994, p. 7.

14
BOHIGAS, Oriol. Espacio público. contra la incontinencia urbana. reconstrucción moral de la arquitectura y la ciudad. Barcelona, Electa, 2004, p. 12.

15
Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. Consultar la página en Internet: <www.un.org/spanish>.

16
FRAMPTON, Kenneth. Op. cit., p. 274.

17
Concepto utilizado por el catedrático del Collage Universty de Nueva York, aparecido en una entrevista en el periódico El País. CANDELA, Iria. Entrevista a David Harvey. En el espacio público ideal, el conflicto es continuo. España, 8 sep. 2007. Consultar en Internet: <http://www.elpais.com/articulo/ensayo/espacio/publico/>.

18
La Real Academia de la lengua define dislexia como: Dificultad en el aprendizaje de la lectura, la escritura o el cálculo, frecuentemente asociada con trastornos de la coordinación motora y la atención, pero no de la inteligencia <www.rae.es>.

19
Conceptos utilizados en el artículo: GONZÁLEZ ORTIZ, Humberto. “Disertaciones entre arquitectura y realidad. Visión desde la periferia”. Ergo-Sum, n. 15. Ciudad de Mexico, Universidad Autónoma del Estado de México, nov. 2005 / feb. 2006.

20
BORJA, Jordi. De la marginación a la ciudadanía. 38 casos de producción y gestión social del hábitat. Compilación y Edición: Enrique Ortiz Flores/María Lorena Zárate. Barcelona, Hábitat Internacional Coalition / Forum Barcelona, 2004.

21
En las últimas semanas el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Boston, ha demandado a Frank Ghery por goteras en su Universidad, y el Ayuntamiento y la Comunidad Valenciana, están de rifi-rafe con Santiago Calatrava por filtraciones de agua en su edificio del Palau de la Música, por citar dos de los ejemplos más recientes.

22
Los que construyen las viviendas sociales o rehabilitan escuelas y hospitales, los arquitectos ‘comprometidos’ que construyen día a día arquitectura de calidad pero que están alejados del boom de promociones internacionales (los desaparecidos Rogelio Salmona, en Colombia o Eladio Dieste en Uruguay, son dos excelentes ejemplos de ello)... no juegan en la Major League de la arquitectura de hoy. Y los que se dedican a proyectos de cooperación junto a los pobladores para ‘hacer ciudad’ en el tercer y cuarto mundo, es que, vamos...  ¡ni siquiera figuran en los títulos de crédito!

23
GONZÁLEZ ORTIZ, Humberto. “Disertaciones entre arquitectura y realidad. Visión desde la periferia” (op. cit.).

24
Juan Legarreta fue uno de los primeros arquitectos funcionalistas del México post-revolucionario, destacó en su breve pero intensa labor profesional por su proyecto para la Vivienda Obrera Mínima, de la cual se construyeron varios conjuntos habitacionales en la Ciudad de México. Ver: GONZÁLEZ ORTIZ, Humberto. Tesis Doctoral. Op. cit., p. 64 y siguientes.

25
BOLÍVAR, Teolinda (Coordinación). Hacedores de ciudad. Caracas, Facultad de Arquitectura y Urbanismo de Venezuela, 1995, p. 13.

26
SALAS SERRANO, Julián. Prólogo del libro: Un techo para vivir. tecnologías para viviendas de producción social en América Latina. La teoría, las tecnologías, la práctica. Pedro Lorenzo Gálligo, coordinador y redactor general. Barcelona, Ediciones UPC, 2005.

27
Concepto utilizado por el arquitecto mexicano Carlos González Lobo en sus investigaciones.

28
RAMOS DE DIOS, Jorge. En la introducción al libro: Vivienda y ciudad posibles. Carlos González Lobo. Coordinación: Julián Salas Serrano. Colección Tecnologías para Vivienda de Interés Social. Bogotá, Escala, 1999, p. 15.

29
CEPAL. Op. cit.

30
Tal como lo crítica el arquitecto Antonio Fernández Alba cuando señala: “el hombre de hoy vive en territorios de desencanto: Habita espacios y soporta moradas construidas sin proyecto de lugar, recorre la ciudad sin identificación posible y su biografía discurre alrededor de un vacío miserable”. FERNÁNDEZ ALBA, Antonio: En las gradas del Epidauro. Madrid, Ediciones Libertarias, 1987. p. 14-15 y siguientes.

31
BLAND, John. Alvaro Ortega. prearquitectura del bienestar. Introducción de John Bland. Colección Somo-Sur, Tomo III. Colombia, Editorial Escala, 1989, p. 22.

32
Su página web para América Latina <http://www.hic-al.org>.

33
Ahora Enrique Norten proyecta el Museo Gugenheim-Guadalajara, justo al lado de una de los ríos mas contaminados de México, y rodeado de barriadas en los barrancos de la periferia de Guadalajara, y donde habitan desde hace décadas pobladores pobres en barrios sin luz, agua, escuelas y servicios, pero eso si, contarán con una de los hitos museísticos mas importantes de Latinoamérica. Lo mismo quiere hacer el jefe del gobierno capitalino con su Torre del Bicentenario.

34
Recogido de una ponencia presentada por el arq. Carlos González Lobo en el Seminario Iberoamericano de Políticas de Vivienda. San Miguel de Tucumán, Republica de Argentina, 11 al 14 de noviembre de 2003. Ponencia: La gestión y producción de la vivienda al borde de lo institucional.

sobre el autor

Humberto González Ortiz es Doctor en Arquitectura por la Universidad Politécnica de Cataluña y arquitecto de la Universidad Nacional Autónoma de México.

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