STEMarquitectes es un acrónimo para “estem arquitectes”, una expresión en la que la palabra ‘arquitecto’ deviene adjetivo para poder aproximar a la precisión el sentido de la concepción acerca de cuál es la acción de éste sobre la realidad. Estar para significar el hallarse en un estado de ánimo. Esteve Aymerich, Inés de Rivera y Ton Salvadó prefieren esa condición a la afirmación “ser arquitecto”. Posiblemente porque actúan tácitamente sabedores que el fin último de cualquier acción es la interacción e intento de manejo y asimilación de la realidad y reconocen el trabajo del arquitecto como una actuación encaminada a "modificar la historia de un lugar" mediante el conjunto de acciones que constituyen la esencia completa de la arquitectura.
Octavio Paz insistía en “El Mono Gramático” en que “la fijeza siempre es momentánea”, un pensamiento que –de alguna forma- se emparenta con esa definición de STEMarquitectes, en la que se concentra una reflexión acerca de la relación / enfrentamiento de la obra arquitectónica a la trayectoria de la realidad sobre un lugar: “Una trayectoria en marcha de la que uno – nunca – difícilmente puede conocer ni su origen ni su final. El trabajo del arquitecto se limita, aunque con toda la intensidad posible, a modificar la trayectoria ya en curso”, según argumentan. Desde esa perspectiva se concibe el ‘ser’ como imposible puesto que el arquitecto se sitúa y opera transitoriamente sobre un momento específico de ese lugar: ‘está’, deja su huella y, con ella, genera una activación de éste.
Aludiendo a lo decisivo de las "trayectorias ocultas de la arquitectura", expresión prestada de Enric Miralles para definir la concentración del trabajo del arquitecto en un factor concreto de un proyecto y habiendo aprendido de Alison y Peter Smithson que la arquitectura no es sólo construcción sino que se compone también de memoria, de sonido, del movimiento de las personas, de luz, del crecimiento de vegetación o el curso del agua…, desdeñan la distinción entre arquitecturas de nueva planta, de tratamiento de interiores o de rehabilitación. Operan técnica e intelectualmente desde el conocimiento arquitectónico para reflexionar y obrar sobre él. “La arquitectura no distingue si el lugar está construido o no” dicen, empeñándose en que la forma de cada uno de sus edificios sea fundamentalmente consecuencia de la conclusión de un proceso de trabajo con todos los ingredientes y argumentos que integran su condición específica.
Esta actitud hace que el conjunto de su obra se caracterice por una heterogeneidad invisiblemente unificada por la sólida estructura intelectual de un discurso indagando en torno a una propia búsqueda en la arquitectura, trabajando desde el interior de la cultura arquitectónica, referenciándola y redefiniéndola desde la propia múltiple profundidad de cada posible significado – que es apropiado una vez reconocida la identificación en él. La profundidad de su conocimiento y su fidelidad al sistema mental sobre el que se funda la mirada de la que deriva su método de trabajo les provee de una libertad que, en lugar de encorsetarlos, se manifiesta en infinitos grados y en una ausencia absoluta de concesiones al esteticismo que les aferra a la dimensión de la arquitectura como sujeto del pensamiento y la imaginación poéticos.
De su concentración en la pureza de lo arquitectónico surge la "dureza antipática" de su edificio para el Ayuntamiento de Santa Perpètua de Mogoda, cuya apariencia dista de sugerir la auténtica capacidad productiva y hospitalidad que cobija, traducción del entramado de condiciones involucradas en su elaboración, siendo el resultado una construcción cuyo proceso de concepción se desarrolló en torno a la idea eje del valor de la técnica como fundamento de un sistema dotado de leyes propias de comportamiento. Pero posiblemente sea en las obras resultantes del ‘estar arquitectos’ en situaciones frente a lo preexistente en las que STEMarquitectes hacen percibir el encuentro de la dimensión intelectual y la sensible en los objetos y lugares de la realidad, tal como es planteado en el edificio de Viviendas Públicas en Vilafranca del Penedès – donde el diseño inicial tropezó con el descubrimiento de un fragmento de muralla que fue integrado a la nueva construcción –, en la rehabilitación de una vivienda rural en Castellet – donde era preciso constatar directamente a pie de obra la reacción entre lo nuevo y lo previo – y la transformación de una antigua trinchera de la Guerra Civil en un Osario-Memorial de la Batalla del Ebro (Sant Bertomeu de Camposines, Tarragona) – donde la excavación de los restos de la trinchera enfatizó la grieta abierta en el suelo y creó un paisaje interno inserto en el actual paisaje rural recordando que fue escenario bélico y en donde los elementos estructurales incorporados se han investido autónomamente de una lectura metafórica.
Exponentes de una aproximación culta a la arquitectura y de un compromiso ético con su carácter social que se equilibra en una postura que escasea en los momentos actuales, STEMarquitectes plantea una reflexión que sintetiza determinadas arquitecturas y procesos de pensamiento del siglo XX, demostrando el hecho que tras cada solución concreta subyace una búsqueda en la que no necesariamente se da con la respuesta buscada pero que, por la intensidad de sus fundamentos, la trasciende.
Fredy Massad y Alicia Guerrero Yeste, Barcelona, España