Marcio Cotrim e Mónica Cruz Guáqueta: Usted viene de una familia muy vinculada a la arquitectura y la construcción. ¿Qué relevancia tiene ese legado en su forma de ver la arquitectura? ¿Lo ve como una tradición?
Francisco Ribas Barangé: No lo sé si se puede llamar tradición; en mi casa se hablaba de arquitectura, más que por la empresa constructora (Ribas y Pradell) por mi padre que era arquitecto, aunque no pudo ejercer mucho la profesión pues se vinculó a las empresas de la familia.
MC/MCG: ¿Cuál es el papel que juega la Ribas y Pradell en el contexto arquitectónico de Barcelona?
FRB: Mi familia y, por lo tanto, la empresa figuraró en el panorama arquitectónico desde 1845 hasta 1980, estando muy vinculada al crecimiento de Barcelona, no solo en la construcción sino en muchos organismos: Automóvil Cub, sociedades culturales, la Fundación Ribas de hospitales, etc.
MC/MCG: En términos generales se puede identificar dos momentos de cambio en el panorama arquitectónico catalán con respecto a la arquitectura moderna: uno a lo largo de la década de 1930, alrededor de GATCPAC; otro en la década de 1950, cuando se retomó el hilo conductor interrumpido en los años 40. ¿En qué punto y de qué forma la Ribas y Pradell participó de estos dos momentos?
FRB: Mi padre termina la carrera en la segunda mitad de los años 20, justo antes del Gatcpac. Él vive en parte este ambiente. Rodríguez Arias, Sert, por ejemplo, fueron amigos suyos. Con la guerra civil hay un paso atrás que se nota en la arquitectura como en casi todas las esferas culturales. Se vuelve a la arquitectura neoclásica, muy común en los regímenes totalitarios.
Nosotros (Jose Luis Cia y Francisco Ribas) terminamos la carrera en el inicio de los años 60. Por lo tanto yo viví la segunda renovación de la arquitectura moderna en España. En aquel momento estaban Miguel Fisac en Madrid, el Grup R, Bohigas y Coderch quien empujó en gran parte todo esto de una manera muy local.
La Ribas y Pradell, como constructora, no apoyó concretamente a los arquitectos modernos en estos dos momentos de cambio. Apoyo igual a un Duran i Reinals cuando hacia edificios neoclásicos como a Bohigas ya en el Grup R. Lo que si pasó fue la amistad que mi padre con el grupo de artistas y arquitectos de vanguardia; por esto se acabó encargando muchos proyectos a estos. No era una política de la empresa ni mucho menos una estrategia ideológica.
MC/MCG: Las actividades de la Ribas y Pradell iban más allá de que una empresa constructora, a lo largo del siglo XX se expandió como fabrica de elementos cerámicos y abordó los prefabricados ligeros de madera, cemento y hierro. ¿Había en esto un interés en unir diseño e industria?
FRB: La empresa, además de constructora, desarrolló productos como el Durisol, un prefabricado ligero de una patente Suiza con oficinas i fábrica en Dieticon. Aquí, con licencia, se fabricó en Molins de Rei, Barcelona. Como, básicamente, es un producto de virutas de madera tratadas químicamente y con cemento portland, la fábrica se situó al lado de Cementos Molins, por la facilidad de transporte y suministro.
También se fabricaran simples placas de aislamiento, como si fueran de corcho o similares, y otras que, terminadas con revoco exterior y de medidas 1.50x0.70, se fijaban en estructuras de acero. Así se construyeron muchísimas escuelas en toda Cataluña y en toda España debido a la urgente demanda del momento. Se construyó también con este material la fábrica de la Seat, la Universidad de Valencia, la fábrica de Montesa.
Tenía muchísimas ventajas de rapidez y aislamiento, pero frente a la económica mano de obra de los años 60/70 eran poco competitivos, y además el tema del aislamiento no era en aquel momento un tema fundamental como ahora. No obstante, fue sin duda un material importante para la construcción en toda España. Sin duda contribuyó para la unión entre arquitectura y diseño, aunque no creo que haya sido esta la preocupación, sino una consecuencia.