AG/FC/MC: La docencia siempre estuvo presente en su vida profesional. ¿En qué medida la práctica arquitectónica y la reflexión crítica son un camino de doble dirección en su trabajo?
ACB: Thinking, Teaching, Building. Las tres condiciones son indesligables para mí. He repetido muchas veces que enseñar es un buen medio para afilar los bisturíes con los que después se opera al construir. Yo no haría la Arquitectura que hago si no enseñara.
FC/MC/AG: ¿Hay algún acercamiento predefinido en este camino? Por ejemplo, ¿una práctica arquitectónica hace posible un corpus teórico, o al revés?
ACB: Claro que sí. Por eso lo de la triple condición del Pensar, Enseñar y Construir. El corpus teórico de un arquitecto no debe ser nunca un “caldo mental”. Aunque haya muchos ejemplos de ello. Las tres facetas deben estar bien ensambladas. ¿Imagina usted un arquitecto que construyera sin pensar? ¿O un arquitecto que enseñara proyectos sin construir?
AG/FC/MC: ¿Cuando usted escribe sobre Fisac o Barragán, por citar dos ejemplos concretos, cuánto aprehende de sus arquitecturas?
ACB: Escribir sobre los maestros es una ocasión estupenda de volver a meterse en sus obras y en sus pensamientos para analizarlos y seguir aprendiendo de ellos.
AG/FC/MC: ¿Cuáles fueron los cambios más radicales en la Universidad desde los años 1980?
ACB: La Universidad se agitó mucho por entonces pero no cambió nada. Yo entré de profesor en la Escuela de Arquitectura de Madrid tras una sonada huelga con un encierro en el edificio al que se unió Fisac. Ahora nadie hace nada. La Universidad se ha seguido burocratizando hasta extremos inauditos. Aunque yo estoy feliz con mis alumnos, a veces les digo que tendrían que prender fuego a todo. Piensan que es una broma, pero no lo es.
Lo más hermoso de la Enseñanza es el poder pensar juntos e intercambiar ideas. Reflexionar y transmitir. Discurrir. Yo disfruto enormemente enseñando, y aprendo más que enseño. Una vez más, buscar la Belleza como esplendor de la verdad. Buscar la verdad. Nada más y nada menos.