AP: Aparte de la actividad privada, también se desempeñó en la función pública como Director de Vivienda y Arquitectura y Secretario de Obras y Servicios Públicos de Salta y de la Municipalidad de Buenos Aires. ¿Qué conclusiones le han quedado de ese paso por la actividad estatal?
EL: Tuve suerte en mi paso por la actividad pública, porque antes de graduarme, el ingeniero Sastre, Director de Viviendas, renuncia y le comenta a las autoridades de mi existencia y actuación, y me ofrecen un cargo vacante, aún sin estar recibido. Al poco tiempo, ya me encontraba en plena actividad planificando barrios para los cuales se otorgaban créditos.
Si bien la mayoría de mis obras más importantes las hice como funcionario público, debo señalar que las dificultades son enormes para llevar adelante un proyecto, aunque es obligación natural del Estado, pues por mucho empeño que uno le ponga para hacerlas no resulta normal y fácil. Por lo general, los que traban el correcto funcionamiento de las cosas son los mismos empleados y funcionarios a los que lo único que les interesa es el sueldo, incluidos los profesionales, por supuesto; también están los incapaces, sumado a los mezquinos intereses políticos.