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A sétima edição do Seminário Montevidéu, evento periódico de encontro entre os setores acadêmico e político-administrativo com a presença ativa de professores do exterior e dezenas de estudantes e recém-formados uruguaios e da região sul do Mercosul


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GILMET, Hugo. Una reflexión desde el Comité Académico. Arquitextos, São Paulo, año 06, n. 067.09, Vitruvius, dic. 2005 <https://vitruvius.com.br/revistas/read/arquitextos/06.067/403/es>.

Los Seminarios Montevideo se han constituido en un evento periódico de encuentro entre los ámbitos académico y político-administrativo en el marco de la presencia activa de profesores del exterior y decenas de estudiantes y jóvenes egresados uruguayos y de la región sur del Mercosur. Desde la óptica académica se aspira mediante sus propuestas a posicionar a Montevideo en el debate disciplinar, mediante la práctica y la reflexión del proyecto urbano, del urbanismo temático. En sus más recientes ediciones se han incorporado actores de los sectores público, privado y social y se han habilitado instancias abiertas al público en general, en una innovadora y poco frecuente creación colectiva de conocimiento.

Las actividades docentes – en su acepción más amplia –, que además aspiran a la innovación y la experimentación, requieren de la reflexión y la evaluación continua y plantean tópicos acerca de los cuales existe el anhelo compartido de dialogar, investigar y escribir. Sin embargo, por muchas razones dicha empresa queda postergada.

La séptima edición del Seminario Montevideo, que coincide con el cierre y apertura de nuevos ciclos en el gobierno y administración de las instituciones universitarias, departamentales y nacionales organizadoras brinda la distancia y adquiere la carga simbólica como para justificar plenamente una exploración de ese manojo de componentes que confluyen en la fecunda experiencia montevideana de los talleres de proyecto urbano, a lo largo de las ediciones realizadas desde el año 1998, al comienzo de cada año lectivo durante dos semanas de intensa y acelerada actividad.

Variadas ópticas confluyen a la hora de un balance: propósitos e intereses, conceptos y orientaciones teóricas en los campos académico, profesional y pedagógico, así como diferentes territorios y diversas disciplinas están involucrados, por lo que una reflexión enfrenta a una tarea mayúscula. En esta circunstancia, se limita este texto a su carácter de un breve artículo acerca de los Seminarios Montevideo, desde una experiencia en el Comité Académico, sin comprometer la opinión de dicho órgano colegiado, sino exclusivamente la propia.

¿Cómo podría yo aportar algo nuevo, cuando han participado tan numerosos y destacados actores – profesionales, docentes y estudiantes – vinculados al hacer y la reflexión urbanística y territorial nacional, regional e internacional? La única inflexión que otorga el sustento por el cual acepté el desafío es la continuidad en la participación en el Comité Académico en representación de la Intendencia Municipal de Montevideo, acompañando la secuencia anual de los seminarios.

La reflexión queda abierta, este artículo espero será seguido por otros y los comentarios de lectores son bienvenidos.

En una primera aproximación me interesa plantear tres elementos centrales en la identidad de los Seminarios Montevideo: la modalidad adoptada de trabajo en taller, la constante referencia al ámbito territorial de Montevideo y el urbanismo temático.

Uno: el taller

Los Seminarios Montevideo se estructuran en torno a talleres de proyecto urbano dirigidos por profesores extranjeros con destacadas trayectorias profesionales o docentes. Hasta la realización del VI Seminario Montevideo inclusive se cursaron 38 invitaciones a profesores extranjeros, salvo la excepción en el año 2003 de una dirección ejercida por profesores nacionales. Los directores son asistidos por docentes nacionales y cuentan con el asesoramiento de técnicos, la mayoría perteneciente a las instituciones organizadoras. Los Seminarios Montevideo reúnen participantes muy diversos, desde egresados de la propia Facultad de Arquitectura y de otras instituciones universitarias, hasta estudiantes de los últimos cursos, nacionales y provenientes de la región con la condición establecida por parte del Comité Académico de la exigencia de aprobación de un mínimo de cursos, como requerimiento básico para abordar el proyecto urbano al igual que un régimen de materias previas.

Antes de continuar con esta reflexión acerca del taller, merece un breve paréntesis el ciclo de conferencias, evento relevante y paralelo, que junto al taller conforman el régimen de seminario. A pesar de la nutrida asistencia y del carácter autónomo que adquiere para muchos participantes, el Comité Académico ha concebido esta actividad como apoyo al trabajo central de los talleres de proyecto urbano, no siempre logrado pues la tendencia de los conferencistas, en particular de los directores de taller, muy exigidos por la conducción del taller, con frecuencia se remite a presentar sus experiencias y reflexiones que traen con sus maletas.

En consecuencia, la modalidad de taller, de aceptación tácita, es uno de los pilares fundamentales de los Seminarios Montevideo y, con similar significado pertenece a la identidad de la propia Facultad de Arquitectura. Esta relación especular entre los talleres de proyecto urbano y los regulares de la Facultad, sin embargo muestra sus variaciones al igual que los espejos curvos.

La Facultad de Arquitectura, desde su inicio conjunto con estudios de ingeniería y luego de su fundación en 1915 adopta el modelo de la Ècole des Beaux Arts de París con el eje del taller de proyectos arquitectónicos, en variados enfoques desde la composición decorativa a la gran composición paisajística, como ámbito privilegiado del proceso de enseñanza – aprendizaje.

A pesar de los cambios introducidos y de su significado rupturista, el Plan de Estudios del año 1952 (1), continúa con la modalidad pedagógica centrada en el Taller de Proyectos.

Sin embargo, aparece una variante del taller, introducida con el Plan de Estudios de 1952, que se denomina el “taller vertical”, que unifica el ámbito de los cinco cursos de Proyectos de Arquitectura desde una visión totalizadora de la planificación territorial. Dicha visión se elabora como insumo de apoyo por parte de los institutos de investigación, con un papel rector del I.T.U. (Instituto de Teoría de la Arquitectura y Urbanismo) en la elaboración del expediente urbano.

Con el fin de la intervención, en el año 1984 irrumpe la llamada “masividad” estudiantil y el consecuente incremento del plantel docente de los talleres y, entre sus consecuencias, las nuevas dificultades que el taller debe enfrentar y el fin del “taller vertical”. De todas maneras, en su apogeo en la década de los años sesenta muchos testimonian que se trataba de una ilusión de verticalidad. Sin embargo, en las últimas dos décadas, a pesar del significativo crecimiento del número de estudiantes, el taller como modalidad de trabajo docente mantiene su vitalidad.

Con el nuevo Plan de Estudios del año 2002, se ratifica el papel vertebral del taller, que se reconoce como distintivo de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República.

Al igual que el “taller vertical”, integrado por grupos de estudiantes de diferentes cursos los talleres de proyecto urbano reúnen participantes con formaciones dispares. También, los insumos de apoyo son elaborados previamente, bajo la orientación del Comité Académico y, en varias oportunidades, con la participación activa del I.T.U. Sin embargo, en el “taller vertical” se condiciona el marco de los trabajos de los cursos iniciales desde las elaboraciones de los cursos superiores. En el taller de los Seminarios Montevideo, no existe esa verticalidad, sin embargo son notorias las asimetrías que subyacen en las dispares experiencias de los participantes, que arrojan su sombra de verticalidad.

En suma y, guardando la distancia debida con la experiencia de los Seminarios Montevideo, con el mismo sentido mítico de un ave fénix “moderno”, nace otra vez el “taller vertical”, seguramente, entre otras razones posibilitado por el reducido número de participantes en términos relativos respecto a la “masividad” de los talleres de los cursos regulares. De mayor interés para estas reflexiones, es la falta de jerarquía, de verticalidad que era propia del “taller vertical”. Los Seminarios Montevideo se ubican más cerca de la concepción integral de Walter Gropius y la idea del taller medieval de arquitectura. Por otra parte, la Exposición de Motivos del Plan del año 1952 no deja de citar al arquitecto alemán.

En el medio nacional no se ha cuestionado la amplitud y heterogeneidad de la formación previa de los integrantes, a pesar que en numerosas oportunidades los directores invitados han manifestado las dificultades pedagógicas en la dirección de un taller integrado por un colectivo tan dispar. Una tendencia de los últimos años muestra mayor homogeneidad, con un aumento de la participación estudiantil y una disminución de la participación de los egresados, pero que desde el Comité Académico se quisiera revertir.

Por otra parte, en la Facultad de Arquitectura, si bien en la actualidad no se identifica una estructura vertical del taller, otro aspecto muy vinculado se refiere al papel otorgado al profesor director del taller, que concede el nombre propio a la identificación del taller. Esta práctica tiene sus raíces en el ámbito nacional en la temprana contratación en 1907 por el gobierno uruguayo de Joseph Pierre Carré, como la figura del maestro como referencia fundamental en la formación en el oficio.

Con el ya citado crecimiento de los talleres, que más se parecen a una federación de cursos o de talleres, la nominación personal resulta anacrónica. Los propios talleres reivindican una identidad colectiva, más programática que personalista. Sin embargo, los Seminarios Montevideo, vuelven a la contratación del profesor extranjero que en la tradición academicista otorga su nombre al taller, en este caso como un ave fénix “academicista”. Si bien el aspecto nominativo es menor, se identifica en la experiencia de los Seminarios Montevideo un amplio espectro de actitudes, que también son aptitudes, en el desempeño del director del taller frente al colectivo. El abanico de diferentes papeles desempeñados por el director de taller respecto a los docentes adjuntos, asesores y otros colaboradores y, fundamentalmente, frente al colectivo de participantes es muy amplio en la breve historia de los Seminarios Montevideo. El énfasis en los enfoques pedagógicos, por un lado, y en los enfoques disciplinares y profesionales por otro, tensan esta diversidad cultural no exenta de conflictos, que se transforma en rico calidoscopio que desde este otro ángulo identifica los Seminarios Montevideo. En este contexto, los directores de taller son siempre un punto de referencia, referentes magistrales que traen consigo los debates de punta, de otras sociedades contemporáneas.

Estas inquietudes encuentran eco en el trabajo colectivo del taller, de los participantes y del equipo de docentes adjuntos que se involucran en un intenso y acelerado compromiso, no pocas veces de carácter lúdico. En esta amalgama, en las últimas ediciones los asesores han actuado como un equipo de integración multidisciplinaria que se pone a disposición de todos los talleres.

Por último, el pluralismo de la cátedra de Proyecto de Arquitectura en la Facultad de Arquitectura muestra otra relación especular coherente con la organización de los talleres de proyecto urbano de los Seminarios Montevideo. En la ya citada Exposición de Motivos del Plan de 1952, se puede leer un pasaje en el que también en esos años se señalaba la pluralidad de corrientes que se expresaban en el medio local, cuando se refiere a que: “desde hace una década hay varias tendencias arquitectónicas”. En respuesta a esta situación, se otorga continuidad al probado modelo de las cátedras paralelas de taller.

Dos: el ámbito territorial

En la primera versión del Seminario, el otro pilar de su construcción institucional fue la Intendencia Municipal de Montevideo, en una relación directa con el Plan Montevideo –Plan de Ordenamiento Territorial (1998 – 2005) El Plan Montevideo fue elaborado a lo largo de dos años, en los ámbitos municipal y universitario, a partir de un convenio firmado entre la Intendencia Municipal de Montevideo y la Universidad de la República en 1995. La redacción culminó hacia fines de 1997. En marzo del año siguiente se celebró el I Seminario Montevideo. En setiembre de ese mismo año 1998, la Junta Departamental aprueba el Plan Montevideo. El denominador común es el ámbito territorial de Montevideo y el área metropolitana.

En la etapa preparatoria de los Seminarios Montevideo, el Comité Académico elabora, recopila y sistematiza información acerca del tema central del seminario. También, se selecciona y dimensionan las diversas “ventanas” del territorio montevideano mediante múltiples estudios urbano – territoriales, sociales, ambientales, técnico – sectoriales y sus expresiones historiográficas, cartográficas, estadísticas, normativas, etcétera, en las cuales se desarrollará el trabajo de los talleres. Esta tarea permite introducirse de pleno a las propuestas al comienzo de los trabajos de los talleres. Los últimos estudios sistemáticos del territorio montevideano datan de 1997, cuando culmina la redacción del Plan Montevideo, y además se han operado cambios cualitativos en las estructuras social y urbano – territoriales significativos, fundamentalmente luego de la crisis desatada en el año 2002.

Para los responsables universitarios y municipales, así como para los profesionales vinculados a otras instituciones públicas o privadas comienza un manejo activo y creativo de conocimiento en un contexto multidisciplinario e interinstitucional poco habitual en el medio nacional y la formación continua y actualización de los propios técnicos de las instituciones organizadoras. Una aproximación más al conocimiento del ámbito territorial de Montevideo y con una mirada de auténtica naturaleza metropolitana al situarse los estudios en el ámbito universitario, sin las limitaciones de los enfoques jurisdiccionales.

El Plan Montevideo como instrumento de gobernabilidad orienta la acción de los diversos actores y agentes en los procesos de transformación del territorio, sin embargo, la institución municipal requiere del aire fresco universitario. Si el Plan rechaza transformarse en un “plan libro”, pues se plantea un proceso retroalimentado de planificación y gestión, necesita de una reflexión constante. El arco que se extiende desde la propuesta reflexiva, el plan de ordenación territorial, la planificación derivada hasta el proyecto ejecutivo que se materializa en la obra pública, se muestra de modo elocuente en el todavía vigente significado del II Seminario Montevideo, “Conectividad y Paisaje en los bordes urbanos y cuenca del arroyo Miguelete”, que aportó un rico banco de ideas y propuestas. En el Plan Montevideo se proponen diversas figuras de planificación derivada, entre ellas, el Plan Especial Arroyo Miguelete con valor estratégico y de gran significado en la estructura física de la ciudad. Ninguno de los seis talleres que actuaron en el II Seminario Montevideo puso en cuestión el sentido unitario del Plan Especial como proyecto estratégico y los resultados constituyeron la primera validación académica del Plan Montevideo. Las obras recientemente inauguradas del Parque Lineal constituyen la validación de esta relación dialéctica entre plan y proyecto.

Tres: el urbanismo temático

Si Montevideo es la visión desde los puertos del Guadarrama, en la expresión de José Ortega y Gasset, la óptica universal la aportan los temas considerados. No se trata de la Bahía de Montevideo, sino de los bordes urbanos y el frente fluvial, ni se trata del arroyo Miguelete, sino de los ríos urbanos, ni de tres parques montevideanos, sino de los espacios del ocio de la metrópolis contemporánea y, en particular, latinoamericana. Etcétera. Los temas de los siguientes seminarios mantienen el mismo criterio y aspiración: las puertas terrestres de una ciudad, las oportunidades y desafíos de las transformaciones de los grandes ámbitos metropolitanos, los vaciamientos y extensiones urbanas, las centralidades y, en la próxima edición, los escenarios del turismo metropolitano

El crítico de arquitectura Yorgos Simeoforidis (2), que tan significativa contribución realizara a los Seminarios Montevideo, en un artículo acerca de sus comentarios en el seno del jurado del III Seminario Montevideo, se refiere al futuro “de hacer emerger a Montevideo en el ámbito internacional como la capital del urbanismo temático” (3). Una clara aspiración que también ha pasado a reconocer la experiencia entre otras nacionales y regionales.

No se trata de elaborar en términos profesionales un diseño acabado y finalista, en el marco de un presupuesto y un cronograma de ejecución. Tampoco, se trata de soluciones, que en esa orientación “profesional” alcancen una menor profundidad en su definición proyectual, en función de los plazos impuestos por el seminario de dos semanas de trabajo. No obstante, se reclaman respuestas a los problemas de la realidad territorial y sectorial del departamento de Montevideo y del área metropolitana, en la exploración de las posibilidades proyectuales, factible de plantear en ese acotado plazo, bajo la conducción de un profesor extranjero, que no por su carácter de extranjero sino por la circunstancia que en la mayoría de los casos realiza su primera visita a Montevideo.

Las áreas de Montevideo en procesos de transformación identificadas por el Comité Académico para explorar el tema del seminario, una suerte de ventanas activas en el territorio, en general, se comparten por dos talleres. Este mecanismo meramente instrumental de organización en duplas, totalmente aleatorio en la conformación de los diferentes pares de talleres permite confrontar visiones diferentes, dispares que ponen al desnudo la diversidad, no necesariamente de exploraciones antagónicas, sino muchas veces complementarias. Por otra parte, en general, las propuestas de los distintos talleres han sido muy heterogéneas.

En este sentido los talleres en este contrapunto ceden su lugar protagónico al momento del seminario temático en las últimas jornadas de exposición y presentación de los resultados para el debate ante un jurado informal, que realiza comentarios críticos en régimen de mesa redonda y promueve la reflexión colectiva.

En este momento de evaluación conjunta o de plenarios con el aporte de comentaristas calificados, el evento se transforma en un verdadero seminario, organismo docente de trabajo en común, que se anticipa en los encuentros informales de los pasillos y que culmina con la instancia más formal de presentación final ante el jurado y el colectivo diverso de participantes. En sus mejores momentos se ha creado un ambiente propicio para el debate y el intercambio de ideas en torno a temas que requieren de diálogo, de creación de redes de intercambio y que brinden condiciones para construir futuros consensos interinstitucionales.

A partir del IV Seminario Montevideo se incorpora el denominado Módulo Conceptual que precede al Módulo Proyectual, con conferencias, paneles y debate en torno a los procesos que se aspira abordar seguidamente en los talleres de proyecto urbano. Entonces, se plantea la tensión entre la modalidad convencional de los seminarios universitarios y el reconocimiento a la energía creativa, la actitud propositiva y la capacidad de comunicación de ideas del proyecto. En las siguientes ediciones, si bien el Módulo Conceptual no ha desaparecido de la estructura del seminario, se ha reducido la extensión de esta introducción y la modalidad de trabajo vuelve a centrarse en el eje del taller y el epílogo con la actuación del jurado adquiere aún mayor interés.

Los beneficios no se limitan a los aspectos señalados. En el ámbito de la Facultad los trabajos servirán de material de apoyo para los procesos de enseñanza – aprendizaje curriculares, durante el siguiente año lectivo de los talleres. A su vez, las otras instituciones organizadoras, en el marco de sus programas y proyectos disponen de una cantera de ideas para futuros desarrollos. No menos importante son los contactos de universitarios y profesionales del país con corrientes de pensamiento y orientaciones, en la oportunidad en que se van gestando en otras partes del mundo.

También, abrir la casa ofrece una ocasión de autoevaluación institucional, de modo autocrítico, de apertura al trabajo internacional, incluso y reitero con Simeoforidis de posicionar a nuestra ciudad en el debate disciplinar.

notas

1
Facultad de Arquitectura: Plan de Estudios y Programas de las Materias, Montevideo, 1953.

2
Yorgos Simeoforidis (1955 – 2002), arquitecto griego de extensa trayectoria en el campo de la historia y la crítica arquitectónica europea.

3
Autores varios: III Seminario Montevideo. Las nuevas formas del tiempo libre. Paisajes de la ciudad metropolitana, Montevideo, 2000, p. 74.

sobre el autor

Hugo Gilmet, arquitecto desde 1976, egresado de la Universidad de Lund, Suecia. Actualmente, desempeña el cargo de Catedrático de Teoría de la Arquitectura y el Urbanismo en la Facultad de Arquitectura, Universidad de la República, Montevideo, y el cargo de Coordinador del Plan Estratégico en la Intendencia Municipal de Montevideo. Ha integrado el Comité Académico de las sucesivas ediciones del Seminario Montevideo

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