Rafael Bergamín emprendió viaje a Venezuela a comienzos de 1938 en el barco Colombie. El 24 de enero envió una postal a su esposa Elvira, desde uno de los puertos de escala, después de una serie de conversaciones sostenidas con el cónsul venezolano, Hernán Márquez, que los “llevaba”, a él y a sus compañeros de viaje, Álvarez Mendizábal, y Valiente, camino de un país desconocido (1). La sensación de Venezuela como tierra de promisión era latente en sus palabras: “El ambiente venezolano que se respira, a traves (sic) del Cónsul, no puede ser más prometedor” (2).
La principal “promesa” del país estribaba en la posibilidad de realizar el plan urbano de Caracas, trabajo para el que había sido contactado Secundino Zuazo en París. El viaje de Bergamín a Venezuela era, pues, una “encomienda” de Zuazo (3). De hecho ya Zuazo había comenzado a elaborar varios croquis al respecto (4). El 14 de febrero, recién instalado, Bergamín redacta una propuesta, para ser presentada a las autoridades venezolanas, en relación con el tema de la expansión urbana de Caracas. Enmarcada dentro del Plan Trienal anunciado por el gobierno del presidente Eleazar López Contreras, sucesor del dictador Juan Vicente Gómez (5), la propuesta de Bergamín recalca que las consecuencias del plan han de notarse sobre todo en Caracas: “ha de ser Caracas, la que de modo rápido y directo experimente en primer lugar estas derivadas consecuencias” (6). Pero, como la capital, según la consideración de Bergamín, no está preparada, prevenida “para lo que de modo fatal e inmediato se avecina”, es necesario “enunciar de modo somero lo que la Ciudad debe preparar y disponer para el advenimiento de esta próxima era de prosperidad y crecimiento” (7).
Ahora bien, “la manera práctica de resolver este apremiante problema” es la constitución “de una Oficina Técnica Oficial (si ya no existe)”, que coordine las actividades e iniciativas del Gobierno, realice la recopilación de los datos mencionados, y prepare “las directrices del plan de reforma interior y ensanche de la población” (8). La oficina debería estar integrada por “arquitectos, ingenieros, ayudantes, capataces, topógrafos y delineantes”. La propuesta termina con el ofrecimiento de Bergamín de una “decidida y entusiasta colaboración” a las órdenes “del Gobierno y de las entidades oficiales que con este proyecto tengan relación”, a fin de ayudar en la creación y orientación de dicha oficina. Sin embargo, y a pesar de todos sus esfuerzos, el contrato con la administración pública no llegó a hacerse efectivo (9).
Miradas iniciales
El 5 de abril de 1938, Bergamín entrega a J. Maldonado, como resultado de dos conferencias que ha dado en el Instituto de Ingeniería en el mes de marzo, una “Nota sobre el Plan de Extensión y Reforma Interior de la Ciudad de Caracas”. La misma es una ampliación, con un mayor conocimiento empírico de la realidad y del ambiente que rodea al tema, de la propuesta inicial de febrero. El problema del desarrollo de Caracas, una vez que “el país se industrialice y la época ‘maquinista’ comience en todas partes” (10), debe ser atendido con previsión y orden. En un plazo corto, la ciudad de Caracas “ha de aumentar su población por lo menos en un cincuenta por ciento”, e incluso podría llegar “hasta el doble de la actual”. Pero la ciudad no está preparada para ese cambio (11).
Insiste en la creación de una Oficina Técnica, que estaría compuesta por “cuatro Arquitectos Urbanistas y un Ingeniero especializado en estudios de Captación, Conducción y Distribución de Aguas Potables así como de la evacuación de las aguas residuales”. La exigencia de “arquitectos urbanistas” para encabezar la oficina resulta poco menos que una utopía en un país en el que ni siquiera existía la carrera universitaria de Arquitectura. La composición de la Junta deja ver claramente el conocimiento de la realidad venezolana adquirido por Bergamín en esos dos meses. Por ejemplo, la presencia relevante del Ministerio de Obras Públicas, órgano gestor y ejecutor de las políticas de construcción social y de infraestructuras. Así mismo, denota el deseo de incorporar organismos vinculados a su experiencia previa en España, como el Ministerio de Sanidad, que corresponde a la Dirección de Sanidad en la que trabajó cerca de veinte años, o actividades ligadas a dicha experiencia, como la presencia de ingenieros forestales o agrónomos, que corresponden a su interés en el tema natural, dada su formación como ingeniero de montes.
El 17 de abril, Bergamín dirige una carta a Secundino Zuazo en París. La carta resalta la deuda y el respeto profesional que siente por Zuazo, también da cuenta del “tiempo” tan distinto que se vive en el trópico, el ritmo lento que tiene una ciudad como Caracas: “Esta es mi primera carta a París y obligadamente para Vd. Aquí todo marcha muy despacio y estos dos meses son quizá menos que una de ‘nuestras’ semanas” (12).
Auténtico reporte de las impresiones iniciales del lugar, la carta de Bergamín a Zuazo constituye un documento invaluable para tener una idea de lo que significó Caracas en un primer momento. La anotación inicial hace referencia a la profesión de arquitecto en Venezuela: “En primer lugar, el arquitecto aquí, no existe, y lo que es peor nadie echa de menos su falta. Todo el mundo es ingeniero o constructor y hasta los delineantes y dibujantes proyectan las fachadas; del resto nadie se preocupa” (13).
La “inexistencia” de la figura del arquitecto será una de las bazas que Bergamín tratará de manejar a su favor durante los años que esté en Venezuela, a la vez que impulsará la consolidación social y pública de dicha figura. La descripción de los tipos de vivienda es otro de los aspectos esenciales dentro del “reporte” que hace a su “receptor”, el proyectista y promotor de conjuntos residenciales de gran densidad, siguiendo el esquema de manzana, en el Madrid de los años treinta: “Existen en la actualidad dos tipos fundamentales de vivienda: la casa antigua de la ciudad y la ‘Quinta’ en la espansión (sic) espontánea de esta (sic) que en algunos barrios, llamados aquí ‘Urbanizaciones’ llega a ser buena, por casualidad, y hasta se parece a Florida o California (la influencia norteamericana es enorme)” (14).
Los tipos de vivienda a los que se refiere son unifamiliares, lo que motivará otra de las propuestas en las que Bergamín insistirá una y otra vez en Caracas: la edificación de viviendas multifamiliares. De todas formas, condesciende en admitir que dichas quintas, “en algunos barrios”, llegan a ser buenas “por casualidad”. La “enorme” influencia norteamericana es otro asunto a destacar en su “informe” a Zuazo. La mirada de Bergamín, con apenas dos meses en Caracas, es ya la del “letrado” que va anotando los “errores” y los “defectos” de los ingenuos “alejados” del espíritu racionalista. Así, las críticas que ha vertido en los textos que ha presentado en su afán de conseguir la adjudicación del plan de reforma y extensión de Caracas, son el germen de las anotaciones que envía a Zuazo. En su esquema, la casa de la ciudad obedece a una “absurda” parcelación, y además, las aceras son estrechas, las casas “desconocen” los cristales y los postigos de las “grandes ventanas” no sirven cuando llueve por lo que hay que recurrir a la iluminación artificial. En fin, tantos “detalles pintorescos” que harían “interminable” la carta (15).
Ahora bien, un punto esencial de la carta es una mala noticia que transmite a Zuazo: “me encuentro a última hora con que han sido contratados 3 arquitectos franceses y un ingeniero para estudiar el plan de reforma y extensión de Caracas”, lo que anula la posibilidad de que Zuazo o el mismo Bergamín recibieran dicho encargo, una de las motivaciones de la llegada de este último a Venezuela. En todo caso, la apertura de posibilidades de trabajo dentro del sector privado es ya evidente en el recuento que hace Bergamín. Aparte de presentar un proyecto a un concurso privado para edificar “un cine de 1.500 espectadores en una de las calles del centro”, lo que será el futuro Cine Ávila, y tener una “buena impresión” del asunto, también le solicitan varios proyectos de “quinticas”, pero, sobre todo, la construcción de un barrio obrero, proyecto promovido por su iniciativa y que, “sino nos copian la idea”, implicará la construcción de 900 viviendas.
Otra puerta tocada por Bergamín es la del ministerio de Sanidad. Mas, a pesar de tener una buena acogida por parte del “Ministro y Directores generales”, la falta de coordinación entre los distintos ministerios y la supeditación al ministerio de Obras Públicas, “verdadera clave de la construcción oficial”, hacen que no consiga “nada positivo”.
Emprendiendo otras rutas
Tras el fracaso de las negociaciones con el gobierno venezolano y la imposibilidad de recibir algún encargo público de urbanismo, Bergamín se encuentra realizando una de sus primeras obras de importancia en Caracas: el Teatro-Cine Ávila. El teatro ocupa la parcela en la que se encontraba el Gran Hotel Caracas, hotel en el que se alojó Bergamín al llegar a Caracas (16). Éste fue derribado y en su lugar se emplazó el proyecto realizado conjuntamente por Bergamín y Henrique García Maldonado, arquitecto venezolano (17).
Construye también sus primeras “quintas” en Venezuela, en las urbanizaciones El Paraíso y La Florida. Entre los proyectos no realizados se encuentran un Barrio Obrero con 300 casas y urbanización, siguiendo la estela de las colonias económicas que diseñara en Madrid (18). Ese mismo año, el año de su llegada a Venezuela, inicia una colaboración con la prensa escrita. En diversos artículos analiza temas de urbanismo, centrándose en el caso de Caracas, ciudad colocada en la tesitura de crecer ordenadamente debido a la explosión demográfica y económica que el petróleo ha generado. El 1 de septiembre de 1938, Bergamín publica su primer artículo en Venezuela, se titula “Consideraciones generales”, y viene dispuesto en una columna llamada “Urbanismo”. Así pues, en sucesivas ediciones, que no distan entre sí, de la primera a la última, 15 días, publicará cinco artículos que dejan constancia de su visión de los problemas que ha detectado en Caracas (19).
El prolífico año inicial de estadía en Venezuela se salda con la creación de la empresa de proyectos y construcción Velutini y Bergamín C. A. Fundada, junto con los ingenieros Rafael Emilio Velutini y José María Manrique, con el tiempo será dirigida solamente por Velutini y Bergamín, ya que Manrique formará poco tiempo después, con el ingeniero Ibrahím Velutini, hermano de Rafael Emilio, la empresa constructora Velman C. A.
1939 es el año de la derrota republicana. El 25 de febrero de dicho año, el Gobierno de Venezuela reconoció al Gobierno de Franco (20). Ese mismo día, y como consecuencia de dicho reconocimiento, Fernando Salvador dejó de ejercer el cargo diplomático de Encargado de Negocios de la República de España en Caracas (21). La constatación de las peores presunciones hace que Bergamín se decida a dar un paso importante de cara a su futuro en el país. En julio de dicho año, inscribe en el Colegio de Ingenieros de Venezuela el título de Arquitecto revalidado en la Universidad Central de Venezuela (22). En noviembre, inscribe en el mismo Colegio de Ingenieros de Venezuela el título de Ingeniero de Montes, título que no puede ser revalidado en Venezuela al no existir la carrera universitaria equivalente, razón por la que es inscrito como Ingeniero Forestal, y con el número 1 (23).
Bergamín desarrolla una tipología edilicia que le permitirá crear uno de sus principales aportes a la modernidad de Caracas: una versión novedosa del cine como ámbito arquitectónico (24). Proyecta y construye el cine Hollywood, en colaboración con Manrique y Velutini. El edificio incluye dos pisos de hotel, un bar y un restaurante, con lo cual genera una tipología distinta a la simple sala de auditorio que conformaba hasta el momento la totalidad de los teatros y cines en la ciudad. El edificio multifuncional, con la zona de proyección, la zona de servicios como restaurante y bar, la introducción de un foyer de nobles proporciones, y la presencia de un hotel en el mismo edificio, hacen del cine Hollywood un conjunto emblemático de la primera modernidad caraqueña.
Otras salas de cine serán desarrolladas durante el mismo año de 1939: el cine América; el cine Plaza, en el sector de La Pastora, zona popular ubicada al norte de Caracas; y el cine Los Jardines, en El Valle, sector situado al sur de Caracas, todos ellos en colaboración con Manrique y Velutini, constituyen variaciones dentro de la formulación tipológica inicial. En 1940, Bergamín proyecta y ejecuta la reforma del Almacén Gathmann Hnos., en la parcela situada en el lado norte del Teatro Ávila. Es una obra hecha ya en colaboración sólo con Rafael Emilio Velutini. Para el año de 1941, Bergamín ya había realizado en Caracas 155 proyectos, de los cuales se habían ejecutado 42. En 1942 plantea a los Ejecutivos municipal y nacional, con los proyectos en la mano, la necesidad de construir un metro en Caracas como forma de resolver el problema del transporte colectivo de la capital (25). Este proyecto será una de sus obsesiones a lo largo de los años. En 1943 Bergamín proyecta y construye el edificio Madrid, edificio de su propiedad, y en el que será significativo su nombre, remembranza nostálgica de la ciudad perdida (26). También realiza la Urbanización San Martín, conjunto de viviendas que recuerda las tratativas de Residencia y El Viso.
Otros exilios arquitectónicos. Llegadas
La lista inicial de los arquitectos exiliados fue provista por el libro “fundacional” de la arquitectura del exilio español, el texto de Bernardo Giner de los Ríos, 50 años de arquitectura española (1900-1950), editado en México en 1952 (27). En el mismo, Giner de los Ríos anotó el nombre de los arquitectos exiliados por razones políticas, dispersos en México, Colombia, Chile, Cuba, la URSS, Polonia, Estados Unidos, República Dominicana y Venezuela. Hay que señalar que dicha lista muestra que el grupo de arquitectos que llegó a Venezuela fue el segundo más numeroso detrás del que arribó a México. En la lista se menciona a “Bergamín, Capdevila, Deut (sic) Amat, Lino Bahamonde (sic), Iñiguez, Manchoba (sic), Salvador Carreras (Amós y Fernando), Ortiz y Yarnoz Larrosa (Javier)”. A ellos habría que agregar, por lo menos, a Eduardo Robles Piquer, inicialmente exiliado en México.
Al contrastar esta lista con la provista por la Lista general de los arquitectos españoles y tarifa de honorarios 1940, editada por el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid un año después de acabada la guerra civil, uno encuentra que la mayoría de estos arquitectos están en “paradero desconocido”. Bajo el rótulo de “se ignora la residencia”, aparecen: Bergamín, Joaquín Ortiz García, Eduardo Robles Piquer, Amós y Fernando Salvador Carreras, José Lino Vaamonde y Javier Yárnoz Larrosa. Juan Capdevila Elías aparece registrado, para el momento, en la calle Sans nº 129 de Barcelona; Urbano de Manchobas aparece como arquitecto municipal de Eibar (28), y José María Deu Amat aparece como arquitecto municipal de Vilasar del Mar y Vallirana, y como profesor numerario de la Escuela de Aparejadores, estando residenciado en el Paseo de Gracia nº 129 en Barcelona (29). Francisco Iñiguez De Luis se graduó prácticamente con el estallido de la guerra. Era primo de los hermanos Salvador, siendo originario de la misma ciudad, Logroño, razón por la que trabajó con ellos, sobre todo con Amós.
Los arquitectos señalados fueron arribando a Venezuela desde 1938. Fernando Salvador, por ejemplo, es nombrado en el mes de septiembre “Encargado de Negocios de la República Española” en Caracas (30). Los siguientes en llegar serán: Javier Yárnoz Larrosa, navarro, el ya mencionado Francisco Iñiguez, riojano, y Juan Capdevila, catalán, que llega de Cuba. Todos ellos son contratados por el Ministerio de Obras Públicas. Amós Salvador también arriba al país, trabajando inicialmente en el Banco Obrero (31).
En 1942, la Dirección General de Arquitectura impuso sanciones “depuradoras” de las responsabilidades políticas a un total de 104 arquitectos. La mayoría de los arquitectos presentes en Venezuela recibió algún tipo de castigo: José Lino Vaamonde “inhabilitación perpetua para el ejercicio de la profesión en cargos públicos, directivos y de confianza e inhabilitación para el ejercicio privado de la profesión durante treinta años”; Amós Salvador Carreras “inhabilitación perpetua para el ejercicio de la profesión en cargos públicos, directivos y de confianza e inhabilitación durante veinte años para el ejercicio privado de la profesión”; .Joaquín Ortíz García, Juan Capdevila Elias, José María Deu Amat, y Urbano de Manchobas y Careaga: “suspensión total en el ejercicio público y privado de la profesión en todo el territorio nacional, sus posesiones y Protectorado”; Fernando Salvador Carreras, Eduardo Robles Piquer, y Rafael Bergamín Gutiérrez: “inhabilitación perpetua para cargos públicos, directivos y de confianza e inhabilitación durante cinco años para el ejercicio privado de la profesión, gravándose éste al término de dicho período con la contribución de primer grado preestablecida”; Javier Yárnoz Larrosa: “inhabilitación perpetua para cargos públicos, directivos y de confianza y contribución de tercer grado en el ejercicio privado de la profesión” (32). El único arquitecto que no aparece sancionado es Francisco Iñiguez, seguramente por las razones ya esbozadas.
A lo largo de esta década, la mayoría de los arquitectos exiliados comenzará a tener actividades de otra índole, no sólo vinculados a los organismo públicos. Juan Capdevila, Francisco Iñiguez y Amós Salvador trabajarán en Vica -Venezolana de Inversiones C. A. (33), empresa que desarrollará las urbanizaciones Las Mercedes y El Rosal, bajo un modelo suburbano de influencia norteamericana, en el este de Caracas. En ambas urbanizaciones construirán numerosas quintas, muchas de ellas autoría de Iñiguez y Salvador.
Otros, como Fernando Salvador, trabajarán prácticamente a lo largo de toda su vida de exilio, en instancias públicas, como el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, para el que construirá numerosos sanatorios y hospitales por toda Venezuela (34) Amós Salvador realizará un estudio de ordenación urbana y viabilidad para Maracaibo (35). Capdevila posteriormente se asociará con un constructor venezolano, realizando básicamente casas-quintas. Ortiz García trabajará en sociedad con Yárnoz y José Lino Vaamonde, construyendo sobre todo edificios de viviendas. Entre los que llegaron posteriormente, se encuentra José María Deu Amat, catalán, quien realizará algunos edificios religiosos y docentes en Venezuela.
Fernando Salvador, Amós Salvador, y Francisco Íñiguez
Con la victoria franquista, Fernando Salvador queda cesante de su labor de representación diplomática de la República Española. Ingresa en el ministerio de Sanidad y Asistencia Social, trabajando entre 1939 y 1950 como arquitecto sanitario y habiendo sido fundador de la sección de Arquitectura Sanitaria. Allí realiza más de 350 proyectos. Entre 1939 y 1946, por ejemplo, proyecta, entre otras, las siguientes obras: Casa de Beneficencia para Barinitas; Unidad Sanitaria para Maracaibo; Medicaturas rurales tipo construidas en más de 60 poblaciones; Dispensario para Ciudad Ojeda; Hospital de 60 camas para Guanare; modelo de Hospital mínimo de 17 camas; modelo de pequeña Maternidad; modelo de Dispensario para pequeñas poblaciones; modelo de Hospital para 100 camas; Sanatorio Antituberculoso de Maracaibo. En 1942 realiza un anteproyecto de Hospital Clínico para la Ciudad Universitaria de Caracas. En 1944 es uno de los fundadores de la Escuela de Arquitectura, siendo profesor de elementos de arquitectura e historia del arte. En 1949 proyecta el Hospital de Caucagua. A partir de 1950 trabaja en la Dirección de Edificaciones Médico-Asistenciales del Ministerio de Obras Públicas, jubilándose en 1960. Otros proyectos suyos son: el Sanatorio Antituberculoso Infantil en El Algodonal, Caracas; el Hospital Central de Valencia; y el Sanatorio Antituberculoso de Cumaná.
Adicionalmente publica el libro “Trabajos sobre edificios sanitarios de la División de Ingeniería Sanitaria”, XII Conferencia Sanitaria Panamericana. Caracas ~ Enero 12-24-1947, nº 6 serie de los Cuadernos Amarillos (Caracas: Grafolit, 1946). También realiza Normas para proyectar una Sección de Infecciosos en Venezuela (Caracas: Grafolit, 1952), texto reimpreso de la Revista Nacional de Hospitales, Vol. 1, nº 2 (Caracas, 1951).
Su hermano Amós Salvador cruza la frontera francesa en 1939, y se instala en Vernet-les-Bains, en los pirineos orientales. Allí se reúne con sus hijas y nietos, antes de comenzar la dispersión familiar. Salvador llega a Venezuela a finales de año. Su hermano Fernando ya se encontraba en el país. Su estadía en el país es corta, y al igual que su primo Francisco Iñiguez, trabajará en VICA, participando en la realización de las urbanizaciones Las Mercedes y El Rosal. Amós permanecerá poco tiempo en el país, mientras que Iñiguez trabajará prácticamente todo el tiempo con los Eraso, dueños de los terrenos de Las Mercedes.
Urbano de Manchobas
Como arquitecto municipal de Eibar, Manchobas tiene distintas responsabilidades durante la guerra civil, entre ellas la supervisión de los daños ocasionados por los bombardeos en los edificios públicos vascos, labor en la que suele trabajar con otros arquitectos municipales de comarcas vecinas. Dos actividades importantes se oponen en la valoración y la consideración que la actitud de Manchobas puede detentar durante la guerra. Por un lado, participa en el desmontaje del viaducto de Ormaiztegi, acción llevada a cabo a fin de no destruirlo, siendo como era el monumento civil más importante de la localidad (36). Dicha acción, llevada a cabo con dos ingenieros, le supondrá la pena de muerte en ausencia. Por otro lado, escribe un impresionante testimonio, a manera de diario, de la ocupación del territorio vasco por las tropas nacionales, relato que comienza en Ermua y se va trasladando a medida que avanzan las tropas negativas, atravesando diversas ciudades, incluyendo Bilbao, hasta que por fin termina tras la salida por el puerto de Santander. Así pues, el desmontaje del viaducto y la escritura del “memorial” de guerra parecen acciones contrapuestas que hablan de las terribles dinámicas asociadas con las condiciones anormales que producen lo conflictos bélicos.
Tras numerosas vicisitudes en Francia se instala en Ciboure, en donde trabaja como dibujante en una tienda de muebles. En 1938 se traslada a Amberes, participando en distintas labores como funcionario del Gobierno Vasco instalado en Bélgica. Su llegada a Venezuela se produce en 1939. Arriba solo, habiendo dejado a su familia en Bélgica, y trasladándose ésta luego a Francia, y entrando en el País Vasco en 1940 tras al conclusión de la guerra. Permanecerá casi 10 años separado de su familia. En Caracas trabajará prácticamente toda su vida en la Oficina Paúl, más tarde llamada Constructora Paúl. Recibe el auxilio de la familia Leizaola, viviendo en una pensión propiedad de ellos. El dinero que envía a su familia en España, constituirá un sostén imprescindible para un grupo marcado por el estigma tras la victoria nacional, máxime siendo Manchobas un militante activo del Partido Nacionalista Vasco. No en balde ser4á el autor de numerosos batzokis durante la década de los treinta (37).
No será hasta 1949 que pueda reunirse con su familia en Venezuela. Realiza varias casas “vascas” como la Casa Yriarte, en el Valle Arriba Golf Club (c.1955), o la casa Urbaneja en el Country Club (c.1956); diversos colegios como El Carmelo, en Colinas de Las Acacias (1957); o el de Nuestra Señora de Guadalupe, para las franciscanas, en la avenida Casanova; en Caracas. Con los hermanos Langarica, ingenieros, realiza la Alcaldía de Carúpano. Participa también en la realización del edificio Colimodio, obra de la Constructora Paúl, en Caracas. Posteriormente trabaja por su cuenta en obras como la remodelación de la Iglesia de La Coromoto en El Paraíso (c.1960), de la que se retira antes de su terminación, siendo modificada sustancialmente por los encargados de su conclusión; la casa de Ricardo Beiner, en El Hatillo; la residencia Biarritz, en Altamira; todas ellas también en Caracas. En los años sesenta intenta realizar un viaje a España pero sus amigos se lo desaconsejan dado que se mantenía vigente la situación judicial en su contra.
notas
NA
Referencia del original: GARRIDO, Henry Vicente. “De Venezuela: la ficticia ‘ilusión’ del destierro”, en Arquitecturas desplazadas. Arquitecturas del exilio español. Madrid, Ministerio de Vivienda de España, p. 53-73.
NE
Parte 2: VICENTE GARRIDO, Henry. De Venezuela. La ficticia “ilusión” del destierro – Parte 2. Arquitextos, São Paulo, n. 11.129.09, Vitruvius, fev. 2011 <www.vitruvius.com.br/revistas/read/arquitextos/11.129/3753>.
1
Bergamín viajó a Venezuela acompañado por José María Álvarez de Mendizábal, quien había sido ministro republicano de Industria, Comercio y Agricultura, y por Valiente, quien se trasladará rápidamente a Buenos Aires en donde trabajará en la reforma y ampliación del metro. GARRIDO, Henry Vicente “Entrevista a Viruchy Bergamín”. Madrid, mimeo, 8 de abril, 2005, p. 6
2
BERGAMÍN, Rafael. Postal a Elvira Anné (París), 24 de enero de 1938. Madrid, Archivo Familia Bergamín (AFB).
3
Según relata Viruchy Bergamín, Zuazo le dijo a Bergamín, en París, que lo estaba buscando desde hacía días, pues tenía que ir a Venezuela pero le era imposible hacerlo pues su madre estaba grave y él proyectaba ir a verla a España, aunque lo metieran “en la cárcel”. GARRIDO, Henry Vicente. Op. cit., p. 6. Es de hacer notar que Zuazo había recibido una propuesta similar de Colombia, y que siguió la misma “estrategia”: “recomendó” a Alfredo Rodríguez Orgaz que fuera a Bogotá a “cerrar” el trato. El resultado fue que Rodríguez Orgaz no obtuvo ningún contrato pero se quedó trabajando más de 25 años en dicho país. ZUAZO, Secundino. Carta a Alfredo Rodríguez Orgaz (Bogotá)”, París, 3 de mayo de 1939. Madrid, Archivo Rodríguez Orgaz (ARO).
4
Como puede verse en una imagen tomada de uno de los cuadernos de apuntes de Zuazo en París. “Estudio urbanístico de Caracas (Del cuaderno de apuntes de Zuazo. París 1937)” Arquitectura, n. 141, septiembre, 1970, p. 2.
5
Juan Vicente Gómez murió en 1935, después de gobernar el país en solitario desde 1908. Ejerciendo como fiel aliado durante el mandato de éste, posteriormente adquirió un control total del país, en un momento coincidente con la eclosión del petróleo en la sociedad rural venezolana. Eleazar López Contreras, su antiguo ministro de Guerra, lo sucedió a su muerte, en medio de fuertes tensiones, que tuvieron su punto álgido en las protestas de febrero de 1936. Para 1938, con el país un poco más estabilizado, y con la renta petrolera convertida ya en factor determinante de la economía venezolana, López Contreras inició el llamado Plan de Febrero, que buscaba generar trabajo y crecimiento en una sociedad ya de cariz urbana.
6
BERGAMÍN, Rafael. “1ª Propuesta de oficina de Urbanismo”. AFB. Caracas, mimeo, 14 de febrero de 1938.
7
Ibid.
8
Ibid.
9
MARQUÈS SUREDA, Salomó; MARTÍN FRECHILLA, Juan José. La labor educativa de los exiliados españoles en Venezuela. Caracas, Fondo Editorial de Humanidades / Educación Universidad Central de Venezuela, 2002, p. 153.
10
BERGAMÍN, Rafael. “Nota sobre el Plan de Extensión y Reforma Interior de la Ciudad de Caracas”. AFB. Caracas, mimeo, 5 de abril, 1938.
11
Ibid.
12
BERGAMÍN, Rafael. “Carta a Secundino Zuazo (París)”. AFB. Caracas, 17 de abril, 1938.
13
Ibid.
14
Ibid.
15
Si bien “no puede dejar de aludir al estado lamentable del alcantarillado”. Ibid.
16
FILARDO, Pascual Venegas. “El Metropolitano de Caracas (Meridiano Cultural)”, El Universal, 26 de marzo, 1965
17
BERGAMÍN, Rafael. “Currículum 1938”. AFB. Caracas, mimeo, 1938, p. 3. García Maldonado y Bergamín serán parte del grupo fundador de la Sociedad Venezolana de Arquitectos en 1945.
18
BERGAMÍN, Rafael. “Currículum 1941”. AFB. Caracas, mimeo, 1941.
19
Los títulos de los demás artículos son elocuentes: “II. Problemas que urge solucionar en Caracas” (3 de septiembre); “III. ¡Árboles, árboles!” (6 de septiembre); “IV. Parcelación” (9 de septiembre); y “V. Viviendas (Urbanismo)” (13 de septiembre).
20
MARQUÈS SUREDA, Salomó; MARTÍN FRECHILLA, Juan José. Op. cit., p. 36.
21
Ibid.
22
Durante muchos años, Bergamín será el único arquitecto exiliado español con el título revalidado en Venezuela. En 1951, Javier Yárnoz Larrosa revalidó también su título. Él y Bergamín fueron los únicos que lo hicieron, los demás tuvieron que recurrir siempre a profesionales venezolanos para que firmaran sus proyectos. Algunos nunca lo necesitaron, como los que trabajaron toda la vida en instituciones públicas, como Fernando Salvador, o en sociedades privadas con arquitectos venezolanos, como Juan Capdevila
23
La carrera de Ingeniería Forestal estaba en proceso de desarrollo y próxima apertura en la Universidad de Los Andes, en Mérida, razón por la que fue inscrito con este título
24
SIDORKOVS, Nicolás. “1939. Cambios en el mundo. Cambios en Caracas. Rafael Bergamín cambia los cines en Caracas”, Entre Rayas, n. 55, mayo-junio, 2005, p. 48-51.
25
MARQUÈS SUREDA, Salomó; MARTÍN FRECHILLA, Juan José. Op. cit., p. 153
26
BERGAMÍN, Rafael. “Adiciones manuscritas Currículum 1941”. AFB. Caracas, mimeo, 1943.
27
DE LOS RÍOS, Bernardo Giner. 50 años de arquitectura española (1900-1950). México, Editorial Patria S.A., 1952. Una segunda edición fue realizada en España en 1980 por Adir Editores.
28
Urbano de Manchobas había trabajado en Ribadesella con la Compañía Minera Asturiana. Allí realizó, con su compañero de carrera Miguel García Lomas, diversas casas. En Madrid tenían una oficina en la plaza de España. Manchobas regresó a Eibar hacia 1925 y “estuvo diez años y medio” como arquitecto municipal. GARRIDO, Henry Vicente. “Entrevista a Arantza Manchobas”. San Sebastián, mimeo, 22 de agosto de 2006, p. 1-2.
29
En dicho listado, aparecen como arquitectos que se hallan en paradero desconocido, para el momento, además de los ya señalados, los siguientes: Leoncio Arbeláiz, Carlos Arniches, José María Arrillaga, Otilio Arroyo, Francisco Azorín, José Luis Benlliure, Ovidio Botella, Félix Candela, Ignacio de Cárdenas, Emiliano Castro, Joaquín Díaz Langa, Martín Domínguez, Vicente Eced, Santiago Esteban de la Mora, Fernando Etcheverría, Roberto Fernández Balbuena, Manuel García Herrera, Fernando García Mercadal, Bernardo Giner de los Ríos, Alfonso Jimeno, Joaquín Juncosa, Luis y Fernando Lacasa, Eladio Laredo, Adrián Lasquíbar, Gregorio Marañón, Jesús Martí, Luis Martínez Díez, Carlos Mosquera, José Muga, Emilio Ortiz de Villanos, Gabriel Pradal, José Puig Cadafalch, Alfredo y Mariano Rodríguez Orgaz, Manuel Rodríguez Suárez, Julio Ruiz, Manuel Sánchez Arcas, Luis Vallet, Pablo Zabalo, Francisco Zaldúa y Secundino Zuazo. En el exterior de España aparecen como residentes: Pedro Basterra (sacerdote jesuita) en Roma, Manuel Bertrán y de Quintana en México D. F., Jaime Blay en Roma, Juan Crespo Baixauli en La Habana, Juan Antonio Orús en Guayaquil, José Pijoan en Claremont, California, y Javier Pla en Andorra. Muchos de los que no estaban ubicados estaban ya exiliados, otros estaban escondidos o incluso muertos. Algunos de ellos aparecerían poco después y se enfrentarían a los procesos de depuración profesional. En la lista también aparecen varios arquitectos que salieron para el exilio pero que sin embargo, para el momento, estaban “ubicados”, como por ejemplo: Tomás Bilbao, quien aparece en Bilbao; “Emilio Blanch, en Gerona”, y “José Luis Sert, en Barcelona”. Lista general de los arquitectos españoles. Madrid, Colegio Oficial de Arquitrectos de Madrid, 1940.
30
Fondo Gordón Ordás. “Despacho n. 328”. AFUE. La Habana, 24 de noviembre, 1938.
31
El Banco Obrero fue una institución creada en 1928, durante la dictadura de Juan Vicente Gómez, con la finalidad de construir viviendas de interés social
32
Arxiu Historic del Col.legi de Arquitectes de Catalunya (AHCOAC). “Orden de 9 de julio de 1942, por la que se imponen las sanciones que se indican a los arquitectos que se mencionan”, Boletín Oficial del Estado. 17 de julio, 1942.
33
SÁENZ DE LA CALZADA, Arturo. “La arquitectura en el exilio”, en ABELLÁN, José Luis (ed.). El exilio español de 1939. Tomo V, Madrid, Taurus ediciones, 1978, p. 86-87.
34
Ibid., p. 87
35
Ibid.
36
El Viaducto de Ormaiztegi pertenece a la línea férrea Madrid-Irún y durante la guerra constituía un enclave muy importante para el avance de las tropas nacionales por el territorio vasco. El grupo de Manchobas se propuso impedir el paso por el viaducto pero sin destruirlo, razón por la cual se desmontaron sus anclajes de hierro. Como tantas otras estructuras de hierro, ha sido atribuida erróneamente a Gustave Eiffel, siendo su autor el ingeniero francés Lavaley. Su construcción data de 1863. En 1940 se reconstruyó totalmente, gracias en parte a la decisión tomada por Manchobas y compañía. Desde 1996 dejó de usarse, siendo sustituido por un viaducto nuevo. Su declaratoria como monumento evito su derribo.
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Lugares de reunión y encuentro social del Partido Nacionalista Vascoacerca del autorHenry Vicente (Caracas, 1962) es Arquitecto de la Universidad Simón Bolívar (USB, 1988) y Magíster en Literatura Latinoamericana de la misma universidad (USB, 1994). Es Profesor de Teoría e Historia de la Arquitectura de la USB, y ha sido profesor invitado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Universidad Nacional del Táchira (UNET) y Universidad Metropolitana (UNIMET). Entre sus publicaciones se encuentran los libros: La ciudad invisible de Jorge Luis Borges (Caracas: Fundarte/Instituto de Estudios Regionales y Urbanos USB/Arkilíneo, 1999) y El vértigo horizontal (Caracas: Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, 1999), trabajos que obtuvieron diversos premios. Asimismo, ha publicado Arquitecturas desplazadas. Arquitecturas del exilio español (Madrid: Ministerio de Vivienda, 2007), catálogo de la exposición, del mismo título, inaugurada en Madrid en mayo de 2007, de la que ha sido Comisario. Su tesis doctoral, en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (ETSAM), versa sobre el mismo tema, concentrándose en el exilio arquitectónico español en Venezuela.