“El mundo actual se define por la desigualdad”?
Olga Rodríguez, periodista
1.
Ser, o ejercer, de crítico de arquitectura debería implicar necesariamente cierta humildad y precisión sobre nuestro entorno planetario y globalizado de la pobreza como desgraciada cotidianidad de más del 70% de los habitantes del planeta.
Cuando ejercemos de críticos, lo más fácil, es ir a degüello de todos aquellos arquitectos que ejercen su profesión y que exponen sus obras a la tinta voraz de nosotros; los mentados críticos!
Llevo años ejerciendo una crítica feroz ante la banalidad, lo fácil, el vacío estético pero, sobre todo, ante la indiferencia que la mayoría de nosotros arquitectos, ejercemos ante la necesidad humana por un Hábitat Digno, por una Habitabilidad Planetaria, por una Arquitectura Apropiada, por una Ciudad Posible… Y en este ámbito admito, soy… ¡Implacable!
Nunca he sido amante de los premios, ni de las revistas que los publicitan… Quizás porque desde mi anonimato de investigador de arquitectura nunca he estado ni “así de cerquita” de ninguno de ellos, sin embargo si he estado (y estaré siempre) del lado de los ciudadanos anónimos que requieren del conocimiento arquitectónico solidario para intentar al menos, mejorar sus condiciones inhumanas de inhabitabilidad en la que viven su día a día, solo falta ver ahora los campos de concentración que centro Europa ha establecido para los que huyen de las guerras en Siria, Irak y Afganistán… y de alguna parte de África seguramente también, o de los damnificados del terremoto de Haití del año 2010 que siguen allí, abandonados de la “buena voluntad del mundo”, o de los homeless que habitan en los bajo puentes, en los cajeros automáticos, en las gélidas bancas de Londres o Ámsterdam, en los cerros coloridos de Ecatepec en México. Y es desde esta realidad que armo mi trabajo como investigador y crítico de arquitectura, no entiendo otra manera de ejercer la profesión de arquitecto, lo siento.
Como bien saben, llevo ejerciendo esta “necia” concienciación arquitectónica de lo humano hace ya más de 15 años, soy un crítico mordaz con nuestro “star system” arquitectónico de los últimos 15 o 20 años al menos, con la crisis económica que comenzó en Estados Unidos en el año 2007, con el “boom inmobiliario” español que empezó a desmoronarse con fuerza allá por al año 2009 pensé, con cierta ingenuidad, lo reconozco… Que nuestras críticas voces con la Neoliberal Arquitectura ejercida desde la implantación de “Museo Guhhengeim” como “modelo de referencia” allá por el año 1999 nos haría recapacitar acerca de esta banalización de la profesión arquitectónica, que nos ha llevado a absurdos grotescos y casi pornográficos en un mundo que se muere de hambre, pero es capaz de hacer documentales de Sir Norman Foster y su idea de llevar casi la selva amazónica a los desiertos de Medio Oriente, o admiramos a Zaha Hadid que diseña zapatitos “monos” para ricos snobs que solo dinero tienen, o avalamos que Ghery, Nouvel, Calatrava, Eisenman, Koolhas y sus demás secuaces sigan ejerciendo la llamada vanguardia arquitectónica en un mundo en decadencia moral, alimentaria y existencial como no habíamos visto quizás nunca, en la historia moderna.
2.
Llevamos años pensando y lo peor, construyendo ciudades cada vez más masificadas, sacamos a la palestra “el edificio más alto” ahora en NY, no ahora en Dubái, no ahora en Qatar!... y así llevamos años ya planificando lo que yo llamo “estupidización arquitectónica”, sí… Planificamos, estudiamos, proyectamos y enseñamos el cómo hacer la ciudad masificada consecuencia de seguir afanosamente construyendo Malls, gigantísimos edificios corporativos, olvidándonos por completo de la urbanización, de la peatonización de la ciudad, nuestros gobiernos (en Latinoamérica sobre todo!) dejan la construcción del espacio urbano a los promotores que solo buscan rentabilidad, por ello construimos ciudades sin áreas verdes, sin plazas, sin mercados, sin bancas, sin espacios para jugar, correr, besar… Finalmente no somos ilusos, sabemos que la edificación es rentabilidad, pero es obligación de los gobiernos (¡y de la sociedad civil exigir!) ofrecer espacios urbanos que puedan ser utilizados por sus ciudadanos. El modelo que se ha construido hasta el día de hoy se resume, en metros y metros cuadrados de hormigón armado, creando cada vez más cinturones de miseria alrededor de las ciudades de gente que es expulsada del centro hacia la periferia, la plusvalía lo llaman! La globalización es inevitable, ¡dicen! El progreso se impone dicen, a la anacoreta versión socializante de un mundo enteramente ¡capitalista y desigual!
Sin embargo Herbert Girardet nos insiste en que es importante la ampliación e implantación llegado el caso de políticas ambientales: “para poder influir y problematizar ecológicamente las decisiones municipales de todo tipo, incluso las aparentemente alejadas de la problemática ambiental, como podría ser la apertura de un centro comercial, el trazado de calles, las normas de construcción y de diseño urbano, el mobiliario de las instituciones y del espacio urbano, la toxicidad de materiales utilizados en la construcción y uso de edificios públicos, el tipo de alimentación que se da en los colegios u otras instituciones, las formas de urbanización, ajardinado y uso social del espacio público, la motorización del transporte y la ordenación del tráfico y del aparcamiento, los valores de justicia social y ambiental del comercio local, la política fiscal en el tejido económico local etc.” (1).
Con esto quiero decir que debemos necesariamente defender la justicia social, la equidad y la defensa medioambiental a nivel planetario, ya que este sistema económico neoliberal en que nos desenvolvemos hoy en día es enormemente injusto, homogeniza la cultura, con un sistema “democrático” deficitario, desigual y gregario… Y nos quieren vender aquello de que la globalización conlleva intrínsecamente a un supuesto reparto más equitativo de sus “frutos económicos”… pero lo cierto es, que las potencias financieras o los capitales que las manejan son unos depredadores que solo miran sus intereses y no les importa destrozar ciudades, recursos naturales, economías, truncando vidas humanas en su vil empeño de apropiarse de todos los recursos naturales del planeta, qué importa si planifican atentados en París, Yemen, Palmira o Bagdad… luego edulcoran la noticia con sus leguleyos periodistas y nos tienen a todos pendientes de un hilo y además, haciéndonos sentir culpables e inseguros para incluso, entregarles en bandeja de plata nuestra libertad, utilizando de manera vil e inhumanamente los miedos humanos.
Y es en esta realidad, donde nosotros arquitectos tenemos que ejercer nuestra labor… y por ello siempre antepongo la realidad para que sea nuestro punto de partida para analizar nuestra labor como constructores de espacios habitables… habitables, habitabilidad, humano, entorno, empoderamiento, espacio, interacción, vida, poesía, risas, abrazos, cobijo, caminar, paseo… Ciudad… Ante una realidad que pone la pobreza como el común denominador del mundo actual, la calcutización del mundo sigue extendiendo sus raíces envenenadas por todos los rincones del planeta, desde Madrid hasta Tijuana, desde Paris hasta Tegucigalpa, desde Bagdad hasta Estambul, desde Nueva York hasta Barcelona, la precarización del mundo sigue creciendo a sus anchas, y los que planifican y mandan, siguen justificándola como un mal necesario para “avanzar” mientras ellos, mezquinamente nos refriegan en la cara como guardan sus fortunas en paraísos fiscales de Panamá, Bahamas o Andorra.
Las cifras sobre pobreza e indigencia en Latinoamérica son abrumadoras: “en 2014 la tasa de pobreza como promedio regional se situó en el 28,2% y la tasa de indigencia alcanzó al 11,8% del total de la población, por lo que ambas mantuvieron su nivel respecto de 2013. El número de personas pobres creció en 2014, alcanzando a 168 millones, de las cuales 70 millones se encontraban en situación de indigencia. Se proyecta un aumento en 2015 tanto de la tasa de pobreza como de la tasa de indigencia. De confirmarse estas proyecciones, 175 millones de personas se encontrarían en situación de pobreza por ingresos en 2015, 75 millones de las cuales estarían en situación de indigencia” (2).
Y a nivel global no son más alentadoras, hace un año Oxfam internacional nos señalaba que: “la riqueza del 1% más rico de la población del planeta superará la del 99% restante a menos que se revierta la actual tendencia de desigualdad y concentración de riqueza. Pero también la riqueza acumulada por el 1% más rico de la población se ha incrementado, pasando de un 44% en 2009 a un 48% en 2014. Y se hablaba de que para este 2016 alcanzaría el 50%. En 2014, los selectos miembros de esta élite del 1% mundial tenían de media una riqueza de 2,7 millones de dólares por adulto. Del 52% restante de la riqueza mundial, la mayor parte (el 46%) está en manos del 20% más rico. El 80% restante de la población comparte tan solo el 5,5% de la riqueza mundial: 3,851 dólares de media por adulto, lo que equivale a 1/700 parte de la riqueza media del 1% más rico de la población mundial” (3).
Llegados a este punto podríamos preguntarnos: ¿estamos a gusto viviendo en un mundo dónde el 1% de la población del planeta es dueño de tanta riqueza como el 99% restante? Obviamente mi respuesta es… ¡No!
La brecha entre ricos y miserables sigue creciendo ¿hasta cuánto? ¿Cuánto aguantaremos? Y sobre todo… ¿Qué hacemos los arquitectos al respecto? ¿Banalizamos las propuestas de arquitectura? ¿Obviamos la realidad? ¿Premiamos a quienes se alinean con el “stablismenth” o el “status quo” de la arquitectura globalizada?... El escritor norteamericano Aldous Leonard Huxley, señalaba: “una dictadura perfecta tendría la apariencia de democracia, pero sería básicamente una prisión sin muros en la que los presos ni siquiera soñarían con escapar. Sería esencialmente un sistema de esclavitud, en el que gracias al consumo y entretenimiento, los esclavos amarían su servidumbre” (4).
¿Y Alejandro Aravena en que parte de la línea se encuentra?
3.
Con algunos compañeros críticos de arquitectura – y ahora entro en materia, no vayan a creer ¡Que se me ha olvidado! – y desde hace ya muchos años, llevo ejerciendo una “dialéctica” acerca de la obra del arquitecto chileno Alejandro Aravena, flamante premio Pritzker de arquitectura en este recién nacido 2016 y que ahora, amablemente, le ha dado por “donar” a los pobres del mundo “sus” proyectos (¿todos?) en un desplante que tiene más que ver, con el postureo y con esta cada vez más creciente tendencia de parecer “progre” delante de las cámaras pero eso sí, ¡vistiendo de Prada!
Ganar el premio Pritzker en los últimos tiempos no va ligado necesariamente a reconocer una labor profesional de arquitectos vivos no quiere decir necesariamente que se premie una trayectoria construida basada en una combinación de talento y compromiso con la propia arquitectura, cuáles son los criterios de selección, por qué este arquitecto(a) y no cualquier otro que construya fuera de los focos del “status quo” de la arquitectura, lo cierto es, que visto lo visto estos premios sí que premian una “tendencia” o una “manera de hacer” que se alinea con “stablishment” no solo de la arquitectura, si no de los rumbos en que, el propio sistema, quiere “decirnos” por dónde deben ir las tendencias en arquitectura. Cabe señalar que entre 2009 y 2015 el propio Aravena formo parte del jurado que premiaba “a los colegas” otorgando Prtizker a diestra y siniestra! Vale, no quiero ser tendencioso pero algo de tufillo ¡sí que tiene!
Últimamente Aravena está de moda y en la palestra, con su look de “tío guay y cool” que ofrece conferencias en inglés por todo el mundo, que dice que debemos rentabilizar la pobreza para contraatacar y superar los problemas de desigualdad en Latinoamérica y el mundo… Me viene a la mente la canción de Silvio Rodríguez que dice “Desde una mesa repleta cualquiera decide aplaudir /la caravana en harapos de todos los pobres/ desde un mantel importado y un vino añejado se lucha muy bien / desde una casa gigante y un auto elegante se sufre también / en un amable festín se suele ver combatir” (5). Aravena se ha dedicado a construir una imagen de “luchador social” pero desde su Pent House de súper lujo y se contradice cuando afirma que “los arquitectos jóvenes” (como él claro) no tienen ningún referente sustancial arquitectónico en Latinoamérica, es decir si Latinoamérica viene de una tradición inherente en su ADN de la necesidad de habitabilidad digna, sino… ¿De dónde saca sus referentes Aravena? ¿Por qué de repente se convierte en el gurú para muchos jóvenes arquitectos latinoamericanos? ¿Por qué habla de vivienda “que crece” sin mencionar antecedentes en América Latina?
Allá por el año 2010 publiqué su Aravena con cierta ilusión de búsquedas de nuevas arquitecturas en Latinoamérica lo siguiente: “Uno de los descubrimientos más satisfactorios que aporto en esta ponencia, es el trabajo del arquitecto chileno Alejandro Aravena que confronta ‘desde la práctica profesional’, al gremio arquitectónico tradicional, demostrando que ‘sí es posible’ desde la arquitectura de autor, enfrentar el problema de las necesidades de habitabilidad apropiada entre los más empobrecidos del planeta, siempre alejados de la mesa de diseño de los estudios de arquitectura, al frente del grupo de investigación Elemental. Varios de sus diseños de ‘vivienda en altura’, nos recuerdan los trabajos de investigación del llamado Gran Galpón que desde hace más de 20 años, viene desarrollando Carlos González Lobo en México” (6).
Yo fui quien relacioné las propuestas de González Lobo con las propuestas de Aravena en Chile, pero en ningún lado encontré ninguna referencia no ya con González Lobo, sino con ninguna referencia concreta de tradición de viviendistas latinoamericanos a lo largo de casi todo el siglo 20. A raíz de esto que les cuento, recuerdo un recorrido por el centro de Villafranca con mi amigo y crítico de arquitectura Fredy Massad debatir sobre el aporte o no de Aravena a la arquitectura de urgencia en América Latina, no llegamos a ninguna conclusión concreta pero quedó claro, que había algo turbio en las propuestas del arquitecto chileno.
Así de bote pronto y escribiendo este breve artículo ahora mismo me vienen a la memoria, por ejemplo: Claudio Caveri, Álvaro Ortega, Carlos González Lobo, de Victor Pelli y el CEVE argentino, Eladio Dieste, Rogelio Salmona, Solano Benítez, Mauricio Rocha, Santiago Sirugeda, Julián Salas, Enrique Ortiz o el arquitecto chileno Fernando Castillo (7) y antes Juan O´Gorman, Juan Legarreta, entre muchos otros! ... Que llevan ejerciendo una verdadera cooperación arquitectónica con grupos de pobladores que requieren con urgencia "y desde ayer" de una arquitectura solidaria que ayude a construir una verdadera Habitabilidad Humana... y de lo humano.
4.
Aravena viene a formar parte de estos nuevos “yuppies” que dicen que también se preocupan de los pobres, pero que necesariamente (y sobre todo en América Latina) viene ligada a intereses oscuros que utilizan el postureo sobre la pobreza y la necesidad para también, hacer negocio con los pobres y su pobreza, es por ello quizás, que Aravena es erigido por el star system que globaliza incluso, las tendencias arquitectónicas y nos pone en la palestra edulcorándolas y publicitándolas en los medios adecuados para que nos vayamos “con la finta”, no vaya a ser que nos dé por rascar un poquito en el gel de Aravena para descubrir que él mismo afirma: “no ser un altruista ni tener intención de que Elemental se convierta en una ONG. Y ocultó o dijo en voz muy baja, que su compañía está financiada por la principal empresa petrolera privada de Chile, COPEC; que los modelos de vivienda incremental no son un descubrimiento suyo, sino que llevan aplicándose en Iberoamérica desde la segunda mitad del siglo 20, mientras que él proponía que surgían de investigaciones desarrolladas en la universidad de Harvard” (8).
Este postureo oficial de Aravena nos lleva necesariamente a denunciar una arquitectura no precisamente social, sino más bien por el contrario vemos intenciones oscuras y mercantilistas al hablar de la pobreza y sus soluciones para ellos, pero eso sí esta ciudad “para nosotros”. Porque cierto es que el caos, la inhabitabilidad, la falta de un urbanismo serio, la falta de propuestas concretas sobre uso y gozo de las ciudades latinoamericanas sigue siendo el común denominador, y nosotros como investigadores y críticos de arquitectura hemos señalado la labor de muchos arquitectos que sí ofrecen solidariamente su conocimiento técnico en busca de esa equidad social en que debería moverse el oficio arquitectónico en las circunstancias sociales actuales, en las anteriores y en las futuras!
Como he mencionado al principio de esta reseña y citando las aportaciones de Herbert Girardet, debemos urgentemente despojarnos de nuestros geles y trajes de prada y bajar a la terrenal realidad de millones y millones en el llamado tercer mundo, ya no podemos hablar de países pobres y ricos, debemos hablar de países mal gestionados y corruptos y de países que se aprovechan de ello. La trayectoria profesional de Aravena me hacen dudar de sus intenciones sociales y me viene a la mente esta caridad cristiana esa que, como decía Susanita de Mafalda: “Hagamos una colecta donde comamos buena comida para sí, recolectar dinero y comprar luego frijoles y las cosas “esas” que comen los pobres”.
Nuestras ciudades deben con urgencia adoptar nuevos e imaginativos enfoques en el uso del transporte público, en la gestión del espacio público, en la gestión urbana y ello no va necesariamente ligado a la “rentabilidad” empresarial. Debemos proponer y proyectar una nueva tendencia en arquitectura y donde la “humanización” sea la moneda de cambio de las nuevas propuestas en arquitectura, no basta con “promovernos” a través de premios de dudosa credibilidad y decir que “regalamos” nuestros proyectos (¡de nuevo la caridad!) haciendo alaraca de ello… Porque además muchos antes que Aravena lo han hecho y lo hacen y van “con la gente y los construyen” ¡y no arman tanto arguende!... Aunque visto lo visto ¡quizás deberían!
Me quedo solo con lo bueno que pueda salir de la difusión de una realidad aplastante e insolidaria que "supuestamente" denuncia Aravena en su discurso... y si con ello algún progre de “nevera llena y Armani en su armario” se une a la búsqueda de la Habitabilidad Humana pues… bienvenido sea Aravena y su alarde social de andar regalando proyectos para arreglar con los problemas de inequidad humana.
Cada uno debe ejercer en su campo lo mejor que sepa, y quizás Aravena es un gran arquitecto con algunos proyectos realmente interesantes pero que nada tienen que ver con su discurso de “moderno progre del siglo XXI”. Mi propuesta es esta, la arquitectura de palabras y la expongo y me expongo con ello, a que no estéis de acuerdo conmigo, solo espero que al menos, reflexionemos acerca de la realidad que aquí os expongo.
Tal como afirma la periodista española Olga Rodríguez: “El mundo actual se define por la desigualdad, con enormes ventajas para unos pocos a costa del empobrecimiento de muchos: ¡urge un cambio!”
Urge un cambio sí… pero hacia la Habitabilidad humana, hacia la sostenibilidad ambiental, hacia la Responsabilidad Social... Y en Aravena solo veo Snobismo yupie... o Progresismo cool! Y ninguno de los dos me hace ¡tilín!
Sin embargo veo que hay muchos que les encanta ir de "progres" vistiendo de Prada!
¡Ni modo! Pero como siempre ¡esta solo es la opinión de quien escribe!
notas
1
GIRARDET, Herbert. Creando ciudades sostenibles. Valencia, Ediciones Tilde S.L., 2001, p. 7.
2
CEPAL. Panorama Social de América Latina. Preparado anualmente por la División de Desarrollo Social y la División de Estadísticas dela Comisión Económica para América Latina y el Caribe. CEPAL, 2015.
3
Encontrado en internet: https://www.oxfam.org/es/sala-de-prensa/notas-de-prensa/2015-01-19/el-1-mas-rico-tendra-mas-que-el-resto-de-la-poblacion. Consultado en abril de 2016.
4
Aldous Leonard Huxley es creador del libro Un mundo feliz, escrito en el año 1932.
5
RODRÍGUEZ, Silvio. Canción en harapos
6
GONZÁLEZ ORTIZ, Humberto. Arquitectura actual: ¿Qué Pensar, plantear, investigar? Arquitextos, São Paulo, año 11, n. 125.04, Vitruvius, oct. 2010 <www.vitruvius.com.br/revistas/read/arquitextos/11.125/3622>.
7
Que junto al Ing. Español Julián Salas Serrano y basado en las propuestas de Gran Galpón del Arq. Carlos González Lobo construyeron el llamado “Conjunto Andalucía en Santiago de Chile. Proyectado por el arquitecto e investigador Fernando Castillo en el año 1992.
8
MASSAD, Fredy. Aravena, la autoconstrucción de una infamia. Columna La Viga de Oro, Madri, ABC, 4 fev. 2016 <http://abcblogs.abc.es/fredy-massad/2016/02/04/aravena-la-autoconstruccion-de-una-infamia/>. Consultado en abril de 2016.
sobre el autor
Humberto González Ortiz, Arquitecto por la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (1993) y Doctor en Arquitectura por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, de la Universidad Politécnica de Cataluña (2002). Durante los últimos 6 años ha participado en diferentes Congresos y Seminarios de Arquitectura en Venezuela, México y España, y ha publicado artículos de arquitectura en revistas científicas y especializadas en México y Brasil. Actualmente es Miembro Asociado de la Red de Investigaciones Arquitectónicas para Latinoamérica (redIALA).