Flavio Coddou: ¿Cuál es la principal diferencia al hacer un ensayo sobre el edificio de un joven arquitecto que acabas de descubrir? ¿Sientes que esa “interpretación” es más fresca y libre, o por el contrario, tienes la sensación de correr el riesgo de ser más superficial porque no conoces bien su obra?
Duccio Malagamba: Si es un joven arquitecto probablemente no tenga mucha obra por conocer… Seguramente en cambio sí tendrá mucho entusiasmo, ambición y ganas de expresarse. Es un cocktail explosivo y es fácil que se deslice alguna ingenuidad en su trabajo o se vislumbre una inspiración demasiado literal en sus maestros... Así que si en una obra detecto soluciones de escaso interés o poco originales intento minimizarlas, fijándome en cambio en los que en mi opinión son los aspectos más frescos, más sólidos y valiosos. Está claro que mi manera de retratar un proyecto es una forma de hacer crítica de arquitectura, aunque en general se trate de una critica positiva. No me cabe duda de que actuando así estoy asumiendo riesgos y que por lo tanto me puedo equivocar. De hecho supongo que es fácil pecar de presunción...
FC: De las generaciones más jóvenes, ¿cuáles son los arquitectos con las obras más interesantes del punto de vista del fotógrafo?
DM: Francamente para ser buen arquitecto creo que es imprescindible tener mucha experiencia y cierta madurez, así que me resulta muy difícil pensar en alguien que tenga menos de 50 años. Buscando a los mas “jóvenes” entre mis preferidos, se me ocurren Enric Miralles/Benedetta Tagliabue, Carme Pinós, David Chipperfield o SANAA...