Nuno Correia, Flavio Coddou, y Albert Brito: ¿Como empieza la proximidad con el universo teórico italiano?
Oriol Bohigas: Estas cosas nunca empiezan en un momento ni con un hecho concreto que lo pueda justificar. Empiezan por relaciones diversas. En ese momento, en Italia, había un pensamiento sobre la arquitectura contemporánea muy bien formado, un momento muy brillante. Toda la gente que se preocupaba de la arquitectura, en ese momento, tenía vocación de entrar en relación con Italia.
Si hay hechos concretos y precisos que nos ayuden a entenderlo, uno muy importante fue la presencia de Federico Correa y Alfonso Milá, siendo todavía estudiantes de último curso, en un cursillo en Venecia de los CIAM.(1) En el que fueron también, siendo estudiantes, Vittorio Gregotti y cuatro o cinco personas más que en seguida se convirtieron en personajes reconocidos de la esfera intelectual y teórica de la arquitectura.
Yo recuerdo que Federico Correa me presentó a Vittorio Gregotti en la inauguración de la trienal de Milán, en el año 51. Y estuvimos en Venecia cuando había el pabellón español hecho por Coderch. Yo hice mi primer viaje de final de carrera antes de este encuentro en la trienal de Milán. Yo creo que también había un poco la situación de igualdad de condiciones. Más que de la relación de España con Italia era la relación de Barcelona con Milán. Lo más importante es que la manera de pensar en ese momento de la arquitectura milanesa se parecía mucho a la manera de pensar de la nueva generación que éramos nosotros de la arquitectura catalana.
NC, FC, AB: Pero, también había algunas discordancias. Porque nos recordamos que usted escribió, en cierto momento, que no le gustaba mucho la Torre Velasca, qua había cierto peligro de un desvío hacía un formalismo demasiado historicista…
OB: Bueno, esto me ha hecho pensar al hablar de la Torre Velasca... De hecho, hay un elemento fundamental que es la existencia de la revista Casabella. Yo creo que en aquel momento había sólo dos revistas importantes en el mundo, que eran Architectural Review y Casabella. Que además representaban posiciones diferentes, pero en cierta manera coincidentes en una revisión del racionalismo.
En sentidos muy diversos una vuelta al espíritu del racionalismo y una reconsideración de las preexistencias, de la historia, de el testimonio icónico de la historia, etc. Pero, los dos puntos de vista, para la gente joven tenían un atractivo, porque eran los de fidelidad al Movimiento Moderno con capacidad de revisión.
Luego había, bueno, en ese momento Italia estaba muy efervescente. Habría que pensar que en el año 50 se publica la Historia de la Arquitectura Moderna de Bruno Zevi, que es un libro que a la gente de mi generación influyo muchísimo. Y luego, los textos de... ¿Cómo se llama?
NC, FC, AB: ¿Reyner Banham?
OB: No, a mi Reyner Banham no me influyó mucho, me influyó mucho más Pevsner.
Yo creo que, igual Pevsner fue también una referencia que, para los problemas de Barcelona fue bastante interesante. Entre otras cosas, porque reivindicó la presencia del Modernismo Catalán, en el contexto de la evolución de la arquitectura contemporánea. Porque es el primero que habla de Gaudí en el extranjero, porque hacía muchas visitas a Barcelona en aquella época. Yo creo que Milán y Londres son influencias muy importantes en aquella generación. Barcelona tiene estos dos nombres, Gregotti y Pevsner.
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Participaron de ese curso en 1956 Joseph Rykwert y Gregotti (estudiantes), Ignazio Gardella, Franco Albini, Ernesto N. Rogers y Giuseppe Samonà (profesores), además de Giancarlo di Carlo (profesor ayudante), Bruno Zevi y Carlo Scarpa (profesores invitados).