A construção da cidade: diretrizes para um projeto no Árido Cono Norte. Arequipa. Perú, es el resultado de una larga investigación de maestría desarrollada por Jimmy Liendo en la que tuve la satisfacción de ser uno de sus asesores. Me involucré de forma especial con el tema de investigación y en la propuesta que se proyecta de esta, tanto por las referencias al urbanismo precolombino del Antiguo Perú y sus vínculos indisolubles con el desarrollo territorial; como también por el compromiso ético y estético que la investigación proyecta: a pensar y construir una realidad distinta para nuestras ciudades contemporáneas. Es decir, se propone una forma de hacer ciudad que sea coherente con la memoria histórica, la identidad cultural del territorio y el modo de vida de sus habitantes, en este caso del Área Andina y de la región Arequipa; y que, a su vez, sea pertinente y sostenible con relación a los singulares ecosistemas áridos que la caracterizan. En la proposición conceptual de re-construir la ciudad en cuanto hábitat sostenible, climática y ambientalmente, como también en lo social y económico, en cuando soporte vital para promover la calidad de vida de sus habitantes.
Habitar en zonas áridas, constituye una contingencia compleja y exigente, un reto de afirmación y superación, pero también reúne y propone un universo rico en posibilidades. Tal como lo plantea la presente investigación, las enseñanzas de la historia del mundo precolombino, como es el caso de las civilizaciones que habitaron las regiones costeras del Perú, incluyendo los notables desarrollos macro regionales de estados imperiales andinos como el de Wari y luego el de los Incas, son un obligado referente en la materia.
Es importante precisar algo notable con relación a estas referencias, advirtiendo que si bien se trata de sociedades complejas que conformaron estados expansivos e implantaron diversas formas de hacer ciudad, incluyendo sofisticados modelos de planificación urbana y arquitectónica, no por esto fueron ajenas al constructo del mundo indígena. Por el contrario, podemos comprobar en ellas la plena vigencia de la cosmología amerindia que compartieron y comparten formaciones sociales muy distintas y pueblos que habitaron los territorios americanos desde el Ártico al extremo austral de la Patagonia, desde las costas del Pacífico y las montañas de los Andes hasta los bosques tropicales de la Amazonía.
Es en el contexto de la perspectiva del pensamiento y la cosmología indígena, que integra de forma indisoluble a la humanidad con la naturaleza y los demás seres -a diferencia del pensamiento occidental que propone la clásica dicotomía entre sociedad y naturaleza-, que las transformaciones territoriales se condujeron y se reguló la implantación de ciudades en el territorio. Es en este marco que, en el proceso de domesticación del territorio, se despliegan en el mundo andino diversas formas de manejo del agua, de los suelos y del clima, en cuanto factores naturales que constituyen la base fundamental para la posibilitar la producción agrícola y pecuaria. Este proceso acumulativo de intervenciones territoriales conduce a la generación en este de una segunda naturaleza, reafirmando el carácter del territorio en cuanto construcción social. Este vasto proceso de domesticación de plantas y animales, extendido a la naturaleza del propio territorio, requirió una creciente especialización en los conocimientos y en los saberes, asociados al surgimiento de nuevos medios e instrumentos productivos, la generación de formas amplias de organización y cooperación social, con el consecuente incremento de la complejidad de las formaciones sociales. Factores múltiples que, en su conjunto, detonaron el fenómeno que conocemos en su integridad como proceso civilizatorio.
El proceso de especialización y complejidad social propio del proceso civilizatorio andino, demandó desde sus más tempranos inicios la arquitectura de espacios especiales que sirvieran de soporte para el desempeño de estas actividades, que al mismo tiempo representaran de forma emblemática la cohesión de las nuevas entidades sociales. Estructuras arquitectónicas que tuvieran una expresión simbólica y que, a su vez, sirvieran de sustento al surgimiento de nuevas formas de poder en los Andes. Expresión de la singularidad de este proceso en el mundo andino es el hecho inédito de que la arquitectura pública monumental y los centros urbanos iniciales tuvieran nacimiento unos dos mil años antes que la aparición de la cerámica. Este fenómeno singular, que rompe con los paradigmas clásicos, es revelador de la importancia crucial y rol protagónico que tuvieron la arquitectura y el urbanismo en el marco del extraordinario desarrollo territorial que lograron las civilizaciones andinas precolombinas.
Si en la investigación se destaca la lectura de las interrelaciones transversales que, sin solución de continuidad, vinculan en el mundo andino las escalas del territorio, con la de las entidades urbanas y de la arquitectura, valoramos que en la tesis esta postura se haya asumido de forma coherente y consistente en el caso de estudio. Comentario aparte, es que esta comprensión integral en que se coloca la propuesta del proyecto, es algo que personalmente apreciamos de forma distintiva en algunas de las más destacadas escuelas de arquitectura y urbanismo del Brasil, como es el caso de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Sao Paulo y de la Escola da Cidade.
Estos aprendizajes también se aprecian en la observación de la relación establecida entre arquitectura e infraestructura, conformando elementos vertebradores de la forma urbana y del modo de habitar en ella. En esta dirección apuntan las observaciones y los alcances históricos acerca del urbanismo Wari, tanto de su capital y especialmente de la ciudad provincial de Pikillacta, que el desarrollo imperial Wari implantó magistralmente en la región del Cusco. Al respecto destaca de forma sobresaliente la definición de la ubicación estratégica de Pikillacta, asociada a la confluencia de tres cuencas hidrográficas y a su amplio potencial agrícola, como también su posición ideal para la comunicación mediante caminos entre los valles del Cusco y la conexión de esta región con el altiplano del Titicaca. Una ciudad cuya planificación se asocia a la realización de obras previas de infraestructura hidráulica que sirven, tanto para irrigar los sistemas de andenes agrícolas habilitados en su entorno para el sustento de sus habitantes, como también para surtir el sistema de alcantarillado que abastecía de agua las kanchas que configuraban el tejido urbano modular de la arquitectura de la ciudad.
De forma consistente, el proyecto se nutre de un conjunto de analogías con el urbanismo precolombino para encontrar la mejor implantación del proyecto urbano en el cono norte de Arequipa, que se fundamenta en el estudio de la geología, la topografía del terreno, con el especial relevamiento de las quebradas y escorrentías que el agua (un recurso escaso pero presente en diferentes contextos y condiciones) recorre y modela con sus flujos eventuales. Así, frente al rigor del clima y la alta radiación solar, incrementados por la reducción de la capa de ozono y el cambio climático, el manejo del agua, de la forestación y la sombra se convierten en variables cruciales del proyecto urbano, desde la escala del territorio al confort climático del hábitat.
A diferencia de muchos estudios, que asumen los antecedentes precolombinos con cierta perspectiva utópica y que oscurecen o prescinden del sucesivo período colonial, considerando solamente los aspectos negativos del quiebre generado por la conquista europea, en este caso se aborda el complejo proceso de mestizaje, que produjo primero una desterritorialización y luego una posterior reterritorialización. Es en este contexto que se revisa la implantación de un conjunto de pueblos de indios o de reducciones en la región y de la ciudad colonial de Arequipa en las márgenes del río Chili, en directa asociación con la fértil campiña de matriz indígena. Donde los canales que abastecen de agua a la ciudad y sus huertas, se entrelazan con la conformación de la trama de sus calles, asimismo se construyen embalses y canales que articulan la nueva entidad urbana con el territorio rural de su entorno.
Esta reterritorialización, que se superpone a las preexistencias prehispánicas, marca un conjunto de huellas que perviven hasta el presente, si bien la expansión contemporánea de la ciudad moderna las valora poco y degrada irremediablemente, al igual que lo hace con la campiña agrícola que ha sido duramente afectada y reducida a su mínima expresión por el acelerado y voraz consumo de suelo que su expansión urbana comporta.
El proyecto se nutre así de todos estos saberes acumulados en la historia y la memoria territorial, para abordar el reto contemporáneo de construir ciudad en las zonas áridas del Cono Norte de Arequipa. Desarrollando estrategias adecuadas para evitar la ocupación de las quebradas en cuanto zonas de alto riesgo, transformándolas en valles verdes que ofrecen verdor y espacios públicos, en ecosistemas que controlan el curso eventual del agua de lluvia y contribuyen a regular las condiciones climáticas. Mediante sistemas de energía renovable, provista por aerogeneradores y paneles fotovoltaicos, se aprovecha el agua presente en el acuífero, se generan acueductos y cisternas cuya infraestructura configura la estructura urbana y los espacios públicos. Asimismo, se rediseña las vías del ferrocarril y las vehiculares para que no interfieran con el tránsito peatonal y se adecuen al trazo de la infraestructura que asegura la provisión del flujo del agua y su almacenamiento.
Sobre toda esta trama que garantiza la sostenibilidad territorial, se entreteje de forma interescalar e integral el tejido de la ciudad, con la conformación de la arquitectura de los edificios públicos, los conjuntos habitacionales y las viviendas, asociados a plazas, plazuelas, patios, alamedas y pasajes, que propician el encuentro de sus habitantes y construyen el tejido, no menos importante, de los vínculos sociales.
Debo destacar el uso del dibujo que Jimmy Liendo despliega en la investigación como un imprescindible y efectivo instrumento de observación, relevamiento, pensamiento y representación proyectual. Dibujos que traducen el compromiso ético y estético de la investigación y del proyecto, como una unidad conceptual que asume los complejos retos que nos propone la realidad contemporánea.
De las conclusiones a las que llega la investigación, hay una que me parece importante destacar, aquella que refiere a la necesidad de pensar en la infraestructura y que ofrece al arquitecto la posibilidad de generar situaciones arquitectónicas que la integren en el hábitat, no como una construcción oculta sino como señal visible, en cuanto memoria permanente de los mecanismos que hacen posible la vida en la ciudad. En el concepto de que el proyecto, en cuanto arquitectura de la ciudad y del territorio, no puede ser reducido a la edificación individual, sino contribuir al conjunto representado por la ciudad.
nota
NE – o presente texto é o prefacio do libro comentado.
sobre o autor
José Canziani, é arquiteto e urbanista da Universidade de Florença (Itália) e doutor em arquitetura e urbanismo pela Universidade Católica de Lovaina (Bélgica). Dedica-se a pesquisar a história do planejamento urbano, arquitetura pré-hispânica, gestão da terra e paisagens culturais. Ele é o professor principal do Departamento de Arquitetura da Pontifícia Universidade Católica do Peru (PUCP) e diretor do Centro de Pesquisa em Arquitetura e Cidade (CIAC). O autor publicou um conjunto de livros e artigos sobre sua especialidade, destacando seu livro Cidade e território nos Andes. Contribuições para a história do urbanismo pré-hispânico (PUCP 2009, 2012).