“En Barcelona todo cabe pero no todo vale” reza el cartel de la última campaña publicitaria contra los actos incívicos que tanto aquejan a la población de la ciudad condal. Pero este sencillo y pegadizo titular publicitario tiene (no nos dejemos engañar) una segunda lectura; la de una ciudad que se reafirma en la tolerancia, en el pluralismo político y en el multiculturalismo, pero también en la lucha contra la destrucción y el tracto indigno que reciben sus calles y postales más emblemáticas.
Pero, ¿qué tiene eso que ver con las fiestas de La Mercè?
Con un poco de ciencia (y alguna pretensión literaria) no hace faltar vivir en Barcelona para entender, con matices, la ciudad en la que todo cabe pero no todo vale. Basta con aplicar un principio básico de la metodología y tomar la muestra adecuada en el momento propicio. Aquí es donde entra la sacrosanta figura de La Mercè, que recibe con los brazos abiertos a todos aquellos que estén dispuestos a disfrutar de los 4 días que el ayuntamiento ha reservado para el despliegue folclórico, lúdico y cultural de las fiestas del 2010.
La Mercè es generosa con los bendecidos barceloneses y prodiga con sus invitados. Una fiesta que no escatima en diversidad pese a los ajustes económicos de una crisis, que al igual que el tradicional correfoc (personas disfrazadas de diablos y dragones desfilan por las calles corriendo, bailando y saltando entre fuegos artificiales), evoca más demonios que santos.
La Mercè, como cabría esperar de una santa, es omnipresente, y aunque que rehuyas participar en su fiesta lo más probable es que acabes salpicado por alguna chispa de los incontables espectáculos pirotécnicos, o termines arrastrado por una multitud enloquecida por la presencia de su ídolo en algunos de los escenarios erguidos en plena calle.
Esta multitud que por donde pasa (o donde decide quedarse) es el retrato mismo de una ciudad tolerante, conciliadora, pacífica y dispuesta a compartir su cultura popular con todos aquellos que estén dispuestos a respetarla. No obstante, Barcelona sólo cuenta con la resignación (y un poco de publicidad) para afrontar a todos aquellos que no son capaces de adorar sin infringir daño, a los que, con sus actos incívicos, ensombrecen una fiesta que no puede encontrar refugio ante la omnipresencia destructiva de sus supuestos devotos.
Sería demasiado pedir que un cartel solucionara el problema de los incívicos, para que de este modo pudiéramos disfrutar de unas fiestas con un verdadero espíritu de integración y respeto mutuo. Pero, en la misma proporción que su discurso sobre la tolerancia es auténtico y cercano, el tratamiento gráfico del pretencioso cartel resulta tan frío y deshumanizador como el manual de instrucciones de una lavadora (iconos incluidos).
Quizás por ello, el segundo cartel del que quiero hablar (el ganador del concurso del 2010 para las fiestas de La Mercè) no es sólo un cartel, así como su autor no es un solo autor. El creador y regente de la obra es Claret Serrahima, y digo regente porque las letras que componen la palabra “Mercè” de cada una de las diferentes ejecuciones fueron escritas, dibujadas , ilustradas o diseñadas (algunas de ellas) por una veintena de personajes barceloneses (unos conocidos y otros no tanto), como; Ferran Monegal, Tomàs Molina, Lucrecia, Sol Picó, Manuel Huerga, Chano Domínguez o el menos famoso, pero no menos importante, Juanito del bar Pinotxo.
Con la creación de Claret Serrahima la población reafirma de su puño y letra el compromiso con la tolerancia, el pluralismo político y el multiculturalismo que ya se entreveía en otros acciones publicitarias, pero también es un trabajo más humanista, integrador y participativo; un espejo en el que todos los barceloneses pueden verse reflejados. Así que mires el cartel que mires encontrarás en ellos una Barcelona de todos y para todos, y La Mercè sigue siendo una muestra idónea y muy auténtica del carácter de esta ciudad.
acerca del autor
Carlos Capretz estudió publicidad y realización cinematográfica. Reside en Barcelona desde 1998, y actualmente trabaja y colabora como redactor y director creativo especializado en "healthcare and wellness comunication", entre las agencias que encontramos a lo largo de su trayectoria profesional se encuentran; McCann Healthcare; MK Media/DDB, Publicis, Casadevall y Pedreño, Sudler & Henessys, CyS Grey, Neumann Comunicación, etc. Algunas de sus campañas han sido reconocidas por los principales festivales internacionales. Cuando la publicidad se lo permite se dedica a correr largas distancias o a hacer de aprendiz de cocinero. Profesional