Se dice que en el siglo XII la virgen de La Mercè apareció de forma simultánea al rey Jaime I, a san Pedro Nolasco y a san Ramón de Penyafort para que crearan una orden religiosa que salvara a los cristianos encarcelados por los sarracenos. Casi medio milenio más tarde se le atribuye el milagro de liberar Barcelona de una plaga de langosta. El 1868 el Papa Pío IX la declara patrona de Barcelona. Pero si antes bastaba con la palabra de un par o tres de testigos para crear un mito, una leyenda o una santa, hoy, entre los miles de espectadores que presencian cada año el fenómeno de La Mercè, quedan muy pocos capaces de ver el milagro. Porque la verdadera Mercè, la que con su humildad deslumbra, impresiona, encanta y enamora, aún tiene algo de caprichosa y, al igual que en el pasado, sólo se deja ver por unos pocos ojos privilegiados.
[Texto de Carlos Capretz, radicado en Barcelona desde 1998, actualmente trabaja y colabora como redactor y director creativo]
acerca del autor
Rodrigo Stocco ha trabajo como fotógrafo para distintas revistas brasileñas; en 2008 ha sido invitado a realizar las fotos del libro “Arquitecturas del cotidiano" publicado por Romano Guerra Editora.