El Südgelände está en la zona sur de Berlín, entre dos líneas férreas activas, ocupando una típica área residual ferroviaria que estuvo abandonada cerca de 40 años.
Durante este período la naturaleza ha ido recuperando su territorio entre los carriles, construcciones y escombros.
Algunos vecinos se dieron cuenta del espectáculo y se empeñaron en conseguir que la zona se convirtiese en parque. Y eso fue lo que pasó. Sin embargo el resultado es un parque donde ni la naturaleza ni los elementos culturales presentes están tratados como monumentos. Lo que se ve es una integración armónica entre el cambio en los procesos de la sociedad moderna y la regeneración ecológica, en un escenario dinámico y actual.
Una intervención arquitectónica delicada y sin pretensiones, a la vez que poética y efectiva. Se trata de una oportunidad para que el urbanita tenga contacto con los procesos culturales y ecológicos que definen la vida en las ciudades.
En mi opinión, espacios de este tipo son una verdadera inspiración a la hora de tratar los paisajes urbanos.
Dentro del parque, por caminos suspendidos sobre el suelo que parecen decirnos “¡que aquí ya no se pise!” nos convertimos en espectadores de la reconquista natural. En otros puntos somos invitados a interactuar y surgen elementos de arte y exposiciones.
Se trata de uno de esos lugares en los que después de un día caminando entre museos y monumentos te llevan a reflexionar sobre un montón de cosas: ¿tiene más valor histórico un acueducto o catacumba romanos que un ferrocarril moderno? ¿Qué es el patrimonio, en definitiva? ¿Será que algunas épocas tienen más valor que otras? ¿Qué es lo que cuenta mejor nuestra historia? ¿Un teatro? ¿Una iglesia? ¿Será que sólo a partir de ellos podemos conocer de verdad nuestras culturas e historia? ¿Cuales serán los monumentos que contarán la historia de este tiempo?
Personalmente creo que “leer” una ciudad solamente por medio de sus edificios es lo mismo que informarse sólo por medio de telediarios. Nos quedamos con una idea incompleta de lo que nos rodea y nos forzamos muy poco a pensar con profundidad sobre quienes son las personas del lugar y como viven de verdad.
Las infraestructuras de una ciudad nos transmiten sus valores y puede decirnos mucho de su sociedad.
nota
NE
Versión original: www.puntogordo.wordpress.com, Madrid, 16 mayo 2011.
sobre el autor
Paloma Padilha de Siqueira es arquitecta y urbanista (Universidade Mackenzie, São Paulo), y máster en Medio Ambiente e Arquitectura Bioclimatica (Universidad Politecnica de Madrid).