"El jurado considera por unanimidad resolver el concurso a favor de la propuesta presentada por Juan Navarro Baldeweg en función de la intensidad de la solución que logra una imagen inequívoca en el entorno urbano, en la que el tratamiento cromático tendrá un importante protagonismo. Se valorará también la utilización de la luz como material del proyecto y el grado de coherencia en la articulación espacial". Este juicio, si bien utiliza algunas palabras ya gastadas como entorno, imagen o articulación, sí deja entrever promesas: color, luz y emoción; palabras imprescindibles en una temática que vive de la fantasía, del espacio de la ilusión y del giro embriagador de la danza.
Los ángulos marcan varias líneas de fuga. ¿Cuántas de estas líneas confluyen en cualquier corte del modelo presentado al concurso?. Muchas, es verdad. La memoria del proyecto explica, por un lado, la atracción que existe entre la actividad teatral y la realidad urbana circundante y, por otro, la separación o discontinuidad que acontece para defender el núcleo de lo escenificado. Este intercambio, doble y divergente, también aparece en la obra del artista «Fuente y fuga», donde está en contacto la habitación como fuente de luz y una serie de páginas abiertas de varios libros como fuga de esa luz y, al mismo tiempo, como fuente de otro tipo de flujo, el de la información.
Los ángulos quiebran el encuentro del proyecto con el lugar. ¿Cuáles son los apoyos del proyecto en la tierra?. El vidrio puede llegar a ser un elemento agresivo al cortar literalmente el terreno como una cuchilla, pues su tacto corta aunque permita una continuidad visual. Su manejo resulta tan provocador como el uso de unas tijeras para dibujar; la mano que recorta las tiras no se detiene en ángulos finales, sino que persigue el propio gesto de la pintura cuando cae sobre el lienzo, porque la presencia virtual de la plomada precisa la definición de las líneas curvas, tal y como explicaba Henri Matisse en sus textos: «El papel me permite dibujar en el color. Para mi se trata de una simplificación. En lugar de dibujar el contorno y de colocar el color –el uno modificando al otro– dibujo directamente en el color, que es en sí mismo más mesurado que cuando está traspuesto. Esta simplificación garantiza una precisión en la reunión de los dos medios que constituyen, así, sólo uno». También en el proceso de corte, Matisse emplea otro material distinto de los gruesos papeles gouche: el vidrio, «con la diferencia de que éstos están dispuestos para reflejar la luz, mientras que al vidrio hay que disponerlo para que pase a su través». Nuevamente, surge ese sentido que va más allá, que tiende hacia algo, que pasa a través de algo. Los vidrios del Centro de Artes Escénicas dan otra materia a los papeles recortados; son transparentes, translúcidos y opacos mediante la apariencia mate de los colores gris, negro y rojo. Sobre ellos, el edificio se va hundiendo.
Los ángulos forman lugares convergentes y lugares divergentes. Primero, son divergentes, van apartando sucesivamente unas direcciones de otras y se representan mediante dos o más líneas o superficies. Después, también son convergentes y siguiendo el zig-zag de las formas dirigen las líneas hasta unirse en un punto. Paralelamente al tamaño, la indicación de la punta es una cuestión de vida o muerte y puesto que el movimiento ya no es infinito, la dirección vuelve a cobrar importancia y proporciona bien el impulso hacia una liberación respecto al centro en un movimiento cada vez más libre, o bien la concentración hacia una adhesión cada vez más estrecha con el centro. Es cóncavo y convexo, indistintamente.
Los ángulos determinan la separación de los elementos del proyecto. ¿Son nubes, las marquesinas; paisajes, los suelos; o perfiles de las figuras, los cristales?. Juan Navarro habla de todos estos elementos meteorológicos, al tiempo que considera otros biológicos como el teatro, el cual es un corazón artificial, al margen de la realidad y muy controlado. El proyecto parece estar dotado de una variedad de signos equivalentes al medio complejo –encrucijada desdibujada de las calles Bravo Murillo y Cea Bermúdez– en el cual tiene crecer.
Los ángulos dan rostro a la máscara. Hace referencia a aquella imagen descrita en El nacimiento de la tragedia de Nietzsche, un personaje intensamente vivo ante sus ojos, un carácter compuesto por infinidad de rasgos aislados recogidos de diversos sitios. Son visiones de una muchedumbre que inicia la capacidad de verse transformada ante sí misma delante de sí; y actúan como si hubiesen penetrado realmente en otro cuerpo, en su alteridad, imprimiendo un signo mágico de escritura. Y lo mismo que un signo flota en un medio diferente al que realmente está acostumbrado, así un actor encuentra su composición informe en suspensión, como una flecha lanzada, como una carcajada, dentro de una naturaleza ajena; y permanece unido a ella mediante el diálogo y la escucha por aquello que parece distinguirles.
notas
[publicación: fevereiro 2001]
Cristina Jorge, Madri Espanha
