¿Qué distingue hoy a la relación de los ciudadanos con su espacio público?
Es acaso un lugar que identifica al ciudadano y por lo tanto es un lugar cuidado y apreciado por él, en tanto representa una sede urbana y arquitectónica especial.
O es la consecuencia de un uso social tan intenso como masivo, que no repara en sus formas sino sólo en la posibilidad de ser ocupado, indistintamente, por demandas y confrontaciones políticas, por un espectáculo multitudinario de rock, por instalaciones permanentes para la venta ambulante o por situaciones extremas, al ser desde la morada desguarnecida de muchos habitantes, al lugar dedicado a la recolección, depósito y clasificación irregular de la basura o por la expresión más grave del inventario, la violencia urbana, donde la fractura del lugar de todos se hace más trágica.
Así, la complejidad del estado y del comportamiento social en las Ciudades, ha transformado al espacio público en un escenario sin límite para toda expresión, trastocando las categorías del territorio urbano tradicional, circunstancia que demuestra, que el tema es de tal importancia e influencia respecto a la calidad de vida de los ciudadanos de cualquier comunidad, que amerita en tanto las políticas de gestión de ciudades, disponer de acciones similares al de una refundación del modo de habitar la ciudad.
Otra ética y otra estética para la vida en comunidad
En este sentido, en una reciente trascripción de un encuentro entre Salman Rushdie y Paul Auster, aquel trata de un escenario urbano aún más definitivo, al referirse a la destrucción literal de Cachemira, lugar soñado y convertido en una especie de paraíso perdido, no como referencia ideal sino como resto destruido por bombas y cañones, como si los ejércitos hubieran invadido el Jardín del Edén para arrasarlo a sangre y fuego.
Ante la dimensión de esa escena urbana, Salman Rushdie concluye que ahora vivimos en un mundo sin paraíso, para lo cual propone “tener que aprender a vivir sin la idea de un mundo mejor“.
El interrogante planteado entonces, es cómo imaginar el espacio público del futuro, en tanto, cada día, tan intensa y caótica representación social, tiende a transformar el lugar común, en un confuso territorio, descuidado, anónimo e imprevisible.
Una de las opciones, ante la amplitud del tema, es redefinir al espacio público acentuando la identidad principal para el cual actualmente se lo utiliza: el de un territorio colectivo que permite una cada vez más intensa relación y comunicación entre los ciudadanos.
Pero esta vez, a diferencia de los estados antes descriptos, el espacio público deberá ser orientado a prácticas sociales, que exterioricen aspectos de la compleja convivencia humana, atendiendo, paradójicamente, la crisis ocurrida por las violencias y las exclusiones urbanas.
En esta tarea exploratoria, un camino aparece como ejemplar y es el producido por la Organización Inscrire (www.inscrire.com), la cual promueve un gran aporte al fenómeno de habitar el espacio público contemporáneo, logrando que, en ciudades tan diversas como París, Lisboa, Haifa, Berlín, Río de Janeiro, San Pablo, Estocolmo y Bruselas, la confrontación y el conflicto social, den lugar a instancias superadoras a través de trabajos artísticos y acontecimientos educativos, generando territorios de imágenes e instalaciones urbanas que destacan los modernos principios de los derechos humanos y de la diversidad cultural, creando mensajes que, incluso y fundamentalmente, redefinen ética y estéticamente el espacio de todos en la Ciudad.
sobre el autorRoberto Converti dedica su actividad profesional a la planificación y diseño de proyectos estratégicos en ciudades. Fue Subsecretario de Planeamiento Urbano del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (1996-2000) y Presidente e integrante del Directorio de la Corporación Puerto Madero S.A. (2000-2002). Actualmente es Director de dos proyectos estratégicos en Ciudades de la Argentina, Neuquen y Santa Fe, y atual actual Coordinador del Proyecto Común de Estrategias para la transformación y el desarrollo de Ciudades Portuarias en América Latina y Europa, producido por el Programa URB-al y la Asociación Internacional de Ciudades y Puertos – AIVP – con la participación de las ciudades de Marsella, Bilbao, Valparaíso, Montevideo y Rosario.
Roberto Converti, Buenos Aires, Argentina
