La arquitectura secesionista de Otto Wagner, Joseph Maria Olbrich y Josef Plecnik hizo de Viena entre finales del siglo XIX y el inicio del XX uno de los centros arquitectónicos neurálgicos de Europa. Con Wagner y Adolf Loos como puentes, y en el periodo de entreguerras, comenzó el desarrollo del Wiener Werkbundsiedlung, el movimiento que definió la modernidad en Austria, encabezado por Paul Engelmann, Josef Frank y Ernst Anton Plischke. El estallido de la Segunda Guerra Mundial supuso que aquellos integrantes de la elite intelectual austriaca que no desaparecieron durante el conflicto, se viesen forzados a abandonar el país para no regresar, una circunstancia que señaló el carácter y actitud de la siguiente generación de arquitectos, al obligarles a reencontrar y restablecer los fundamentos de aquella actividad arquitectónica interrumpida hacia 1938 y a retomar contacto con la escena y el debate internacional. A la influencia de Clemens Hollzmeister se debe atribuir la conformación de un contexto de desarrollo para la arquitectura austriaca tras la guerra. Desde 1945 y hasta la década de los 70 destacaron los nombres de Oswald Härdtl, Roland Reiner, Hans Hollein, Walter Pichler, Gustav Peichl o Arbeitsgruppe 4. La recta final de los sesenta vio surgir las ideas experimentales de grupos como Haus-Rucker-Co o Coop Himmelb(l)au y la emergencia de la escena de Graz, más radical y liberal que la de Viena. No obstante, en 1975, esa ‘nueva vanguardia’ se veía coartada por la imposición de la consagrada y bien oficialmente establecida ‘vieja vanguardia’ y debió aguardar hasta la década de los ochenta para comenzar a ver levantadas ideas arquitectónicas caracterizadas por una voluntad de exploración y reformulación del lenguaje formal y espacial, que se han plasmado tanto en proyectos de arquitectura institucional como de vivienda, conviviendo con propuestas que siguen desarrollando los conceptos fundamentales del lenguaje moderno.
En la actualidad es la obra de Günther Domenig, Riegler-Riewe, Manfred Wolf-Plotteg, Klaus Kada, ARTEC, Rüdiger Lainer, Manfred Ortner, Herman Kaufmann, Adolf Krischanitz, Pichler & Trauman, Wolfgang Tschapeller o Hans Gangoly la que alza la voz contra lo que Wolf Prix, miembro fundador de Coop Himmelb(l)au y decano de diseño arquitectónico en la Universität für angewandte Künste, describe como “la hegemonía de un sistema inmunológico de mediocridad que estrangula cualquier originalidad”. “En Austria existen muchos arquitectos buenos pero muy pocos buenos clientes – sostiene Prix. El ambiente artístico y arquitectónico carece de voluntad para aceptar nuevas ideas o ideas extranjeras y, como consecuencia, algunos arquitectos practican el parricidio no sólo como un acto de liberación sino como un inconsciente desafío a la tradición, como un reflejo de la actitud anti-intelectualista austriaca”. Un desafío al poder de políticas y actitudes culturales enfermizamente conservadoras y “provincianas” que encuentra también réplica en el interés y compromiso en el debate arquitectónico a nivel nacional e internacional promovido por eventos tales como la Bienal de Media y Arquitectura de Graz o la actividad permanente de entidades como el ArchitekturZentrum de Viena o Sterischer Herbst en Graz.
La selección de obras de estudios austriacos fundados durante la última década que se ha presentado recientemente en Berlín bajo el título “Rock Over Barock” (www.aedes-galerie.de), curada por Reiner Zettl e ideada por Wolf Prix, ha estado integrada por proyectos en los que se hace patente cómo un sector de los profesionales más jóvenes de ese país actúan desde una actitud mental determinada por la voluntad de rechazar de constreñimientos impuestos sobre la concepción arquitectónica.
El objeto esencial de esta muestra no es sólo exponer un estado de la cuestión sino afirmar a través de esas obras la tesis de que existe una forma de hacer arquitectura específica y reconociblemente austriaca. “Rietveld en Viena es tan inconcebible como Kiessler en Rótterdam”, afirma Prix para enfatizar su argumento de que el espíritu arquitectónico austriaco es otro, antagónico al ‘calvinista’ que late en la arquitectura de suizos y holandeses, y que se fundamenta esencialmente en el deseo de redefinir el espacio construido: “Un deseo cuyo origen se remontaría a la evidente latencia de ese misma obsesión por el diseño espacial presente en las estructuras del Barroco. Tomando como referencia la constancia histórica de ese deseo, de esa búsqueda, aparece clara la existencia de una destreza concreta de los arquitectos austriacos a lo largo del tiempo: diseñar espacios complejos antes que cajas simples”. Una destreza que vincularía diacrónicamente la obra y la mente de Johann Fischer Von Erlach, de Wagner, de Loos, de Hollein, de Kiessler, de Schindler, de Coop Himmelb(l)au, de the next ENTERprise architects o de Stiefel Krammer.
El juego fonético que da nombre a esta exposición se basa en la fusión de dos conceptos cuya revisión desde una perspectiva crítica absolutamente presente sugiere un punto de conexión entre el espacio barroco, que partía de la experiencia de la arquitectura clásica para redefinir un modelo espacial completamente nuevo, complejo, dinámico y emotivo, y las ideas asociadas a la ideología del rock – sobretodo aquella encarnada por los Rolling Stones – como factor subversor de lo establecido. Olvidando que la cultura del rock ha acabado formando parte del establishment que antes despreció y atacó, aquella connotación idealizada sobre la subversión situada en las coordenadas del espíritu que inspiró la forma musical más influyente del siglo XX, Wolf Prix planteó un argumento con vigencia aún válida para trasladar la emoción y motivación ideológica de su experiencia al ámbito de la arquitectura. Esto ha permitido a este arquitecto formular una clave - mediante el cruce de dos actitudes mentales- que desvela la razón de ser un rasgo, de una motivación estética e intelectual posiblemente instintiva, que emerge en la actividad arquitectónica austriaca cuando sus autores – “consciente o inconscientemente” apuntan Prix y Zettl – apuran hasta el límite del desafío el acto de crear espacio desde una determinación rupturista y desinhibida anacrónicamente comparable a aquella con que los Stones definieron el rock y los arquitectos centro-europeos de los siglos XVII y XVIII desarrollaron geometrías complejas que reflejaban la noción inestabilizadora de una nueva posición cósmica del hombre.
Como un ejemplo de posibilidad de profundizar en el pensamiento acerca de la arquitectura, el ejercicio de retomar conceptualmente las expresiones de los sucesivos períodos de la arquitectura austriaca planteado por “Rock over Barock” aparece como un ejercicio inteligente de auto-conocimiento, a la búsqueda y comprensión de lo esencial en la naturaleza arquitectónica, construyendo desde el reconocimiento de esta obsesión por el diseño espacial una reflexión sobre la arquitectura austriaca que se formulará constantemente en presente.
notas
[articulo publicado originalmente, con el titulo “Clásicos austriacos o rock“, en el suplemento ABC De las Artes y las Letras del diario ABC de Madrid, el día 5 de febrero de 2006]
Fredy Massad y Alicia Guerrero Yeste, Barcelona, España