Estudió Arquitectura en la Faculdade de Belas-Artes de Lisboa, donde disfrutó de la promiscuidad entre la práctica artística y la arquitectura, bien como del contacto con otras áreas del conocimiento como la Química, la Física, la Matemática, la Geometría y la Sociología, enseñada, en esa época, en la Faculdade de Ciências. En su clase de jubilación, a la cual que llamó “Primera Clase” refirió también su experiencia como alumno de la enseñanza primaria donde convivió en el mismo contexto de “sala de aula” con varios niveles de enseñanza.
M. Piedade Ferreira: ¿Piensa que habrán sido estas experiencias que lo han llevado a tener una mayor abertura a diferentes áreas del conocimiento, construyendo las bases para una perspectiva más alargada de lo qué es proyectar?
Duarte Cabral de Mello: Me gustará tener una respuesta simple a esa pregunta. Pero las situaciones siempre son complejas o los diferentes estadios de las cosas presentes siempre que tomamos decisiones.
Quiero acreditar que las experiencias que referí en esa Primera Clase habrán marcado muchas de mis elecciones sobre lo que es proyectar. No sé si fueran más o menos determinantes que lo han sido las conversaciones con las personas que hacían parte de mi círculo familiar – artistas plásticos, poetas, escritores, ingenieros, músicos, filósofos, médicos, juristas – o con los amigos de varias edades, nacionalidades y formaciones que me han enriquecido la vida.
MPF: ¿Hasta qué punto su contacto con los compañeros en la Escola de Belas Artes le llevó a interesarse por la “poesía concreta”? ¿Siempre ha mantenido un interés estético en sí mismo o ya en esa época se preocupaba con cruzar esta dimensión semiótica de la transmisión de las ideas a través de la imagen y/o palabra, en el contexto de la Arquitectura?
DCM: La escrita siempre ha hecho parte de mi vida que nunca he podido encarar como una colección de “actividades discretas”, pero como un juego entre pensar, registrar, transmitir y operar sobre el retorno de todo esto, no necesariamente por esta orden. Y fue mi vida cuando, a los veinte años y después de dos operaciones oftálmicas, estuve privado de visión por unos meses.
La poesía concreta surgió del cruce de lo que iba escribiendo con el convivio breve pero muy intenso que, a finales de los años 60 tuve con la artista Mira Schendel y la escritora Vilma Arêas, ambas brasileras, que conocí a través de mi amigo Luís Noronha da Costa.