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PÉREZ PIÑEYRO, Maria del Pilar. Miradas desde la península. Por la recuperación del territorio original de la Ciudad Vieja. Arquitextos, São Paulo, año 02, n. 014.05, Vitruvius, jul. 2001 <https://vitruvius.com.br/revistas/read/arquitextos/02.014/868/es>.

La condición peninsular de la Ciudad Vieja de Montevideo, – definiendo conjuntamente con un cerro, el dibujo de una bahía –, y la planificación colonial de una ciudad territorio, condicionaron la naturaleza de un recinto amurallado, que estableció desde sus orígenes, vínculos cotidianos con las topografías de extramuros, definiendo lugares y trazas vigentes en la estructura de la ciudad contemporánea. Los registros gráficos de la colonia y los de la república temprana, señalan el perfil de un escenario urbano definido por un núcleo de ciudad consolidada y el de su paisaje circundante.

Cuando luego de dos siglos de protagonismo urbano (1730–1930), la Ciudad Vieja inicia un proceso de degradación en las primeras décadas de este siglo, cambios similares habían comenzado a registrarse también en aquellos territorios, con los cuales había compartido aquella hegemonía: la Bahía, la costa de la Aguada y las cuencas de sus arroyos (principalmente la del arroyo Miguelete). Montevideo consolida entonces su desarrollo y extensión sobre la costa sudeste de la ciudad.

A su vez, cuando hacia 1980, aquel deterioro transitaba por su estadio más crítico – generado por un indiscriminado boom de la construcción que afectó particularmente el ámbito del centro histórico (Ciudad Vieja) –, un decidido movimiento de técnicos y ciudadanos apoyados por los medios de comunicación, provoca un giro histórico que logra neutralizar aquel proceso y desencadenar, desde entonces, un lento, pero sostenido ritmo de recuperación (1).

En un intento de evaluar estas acciones implementadas a partir de los años 80, la Ciudad Vieja de Montevideo, puede leerse hoy, adicionalmente a su condición de núcleo origen de la ciudad, como el núcleo origen de un pensamiento de ciudad que buscó promover y priorizar (por vez primera en nuestro medio) la reflexión y el trabajo sobre la ciudad existente.

El proceso lento, aunque ya, aparentemente, de carácter irreversible, no ha tomado sin embargo el carácter de una rehabilitación decidida, en el sentido de un movimiento de inversiones de envergadura y progresivamente orientado en esa dirección. La Ciudad Vieja ha logrado controlar su patrimonio arquitectónico y su perfil urbano, pero su población estable y sus funciones continúan disminuyendo.

En los prolegómenos del siglo XXI, recientes intervenciones y políticas propuestas por el Plan Montevideo para restituir a la ciudad el protagonismo de la Bahía (2) y el de sus cuencas inmediatas, pueden interpretarse como el gesto urbano necesario para imprimir un impulso definitivo a la recuperación de la península, devolviéndole sus vínculos con dicho ámbito y su condición original de ciudad territorio.

Historia de un proceso de desequilibrios urbanos

El asunceno Hernando Arias de Saavedra (Hernandarias), el primer gobernador criollo de las Provincias del Río de la Plata, había insistido ante la Corona española, sobre la oportunidad estratégica y militar de fundar un asiento en el paisaje de la bahía de Montevideo. Frente a la persistente indiferencia de aquélla, Hernandarias decidió introducir la ganadería, origen de la riqueza posterior de estas tierras "sin ningún provecho" para los colonizadores. El primer asentamiento humano de carácter estable y urbano, fue construido entonces, por los portugueses, cuando fundaron Colonia del Sacramento en 1680, en el marco de su política de expansión más allá de las fronteras de la línea de Tordesillas.

La inminencia de una nueva ciudad portuguesa sobre la bahía de Montevideo, cuatro décadas después, en 1724, constituyó la razón impostergable de su definitiva fundación.

Las exclusivas razones militares de la creación de Montevideo, implantada sobre la bahía, determinaron la aplicación de las Leyes de Indias destinadas a las ciudades mediterráneas, soslayando su condición original de puerto natural. El proceso fundacional (1724–1730), no impidió sin embargo, que su primera construcción, el Fuerte de Gobierno (1724), ocupada hoy por la plaza Zabala, fuera orientada de acuerdo a las normas de las ciudades puerto, persistiendo hasta el presente, intercalada, girada, en el damero, delatando la única acción colonial que reconoció su geografía original.

Aquel primer gesto planificador incluyó asimismo, en la cuenca inmediata a la bahía, sobre el arroyo Miguelete, la demarcación de las chacras de abasto para el poblado incipiente. La ciudad amurallada estableció así, desde sus orígenes, sus vínculos con el territorio circundante, y el proceso urbano que se implementó, integró aquella estructura de caminos y zonas aledañas de la ciudad territorio original.

La demolición de las murallas (1829), expresó la finalización del poder colonial (en un acto emblemático de independencia política y de aspiración a la modernidad), y permitió definir el damero territorial que dió lugar a la ciudad moderna. La expansión urbana ilimitada facilitó en el imaginario social la idea de una ciudad independiente (abierta) que nacía simultáneamente al amparo de una nación recién fundada.

En Montevideo, la ciudad moderna, no se asociará a la reforma de la ciudad histórica, como en el mayor caso de las ciudades europeas (3), sino a la de su extensión sobre el territorio.

En particular, aquellas manzanas que habían estado contenidas por las murallas, fueron conformando lo que a mediados del siglo pasado comenzó a denominarse "Ciudad Vieja", para diferenciarla del trazado de la primera expansión de la ciudad, designada como "Ciudad Nueva". Durante la república temprana, sin embargo, el ejercicio cívico continuó realizándose dentro de los ámbitos de aquella traza colonial, mientras la bahía y las cuencas de sus arroyos mantuvieron sus geografías originales.

A partir de la década de los 70’, la ciudad comienza a exhibir su modernización, por intermedio de diversas acciones. El primer parque público de la ciudad, (Paseo del Prado, 1873), es creado a partir de un célebre jardín privado (Quinta del Buen Retiro) ubicado en la cuenca del Miguelete, y las demoliciones de algunas construcciones coloniales generan otros espacios públicos (plaza Zabala) y de articulación entre la "ciudad vieja" y la "ciudad nueva" (plaza Independencia). En 1891 el paisajista francés André realiza el "Proyecto de transformación y embellecimiento de la Ciudad de Montevideo" incorporando ideologías higienistas en la cultura urbana. Los espacios de significación cívica, trascienden los límites coloniales y comienza a consolidarse un eje que hoy mantiene su valor simbólico: el de la principal avenida 18 de Julio.

La sede del gobierno nacional se ubica sobre la plaza Independencia y la del parlamento nacional inicia su construcción en la zona de la Aguada (1901–1925). Por otra parte, se instalan los primeros servicios urbanos y en particular una red muy completa de recorridos tranviarios. Finalmente, el acelerado aumento de población acaecido en este período (migraciones internas, contingentes importantes de inmigrantes y crecimiento vegetativo), es capitalizado por la acción de los primeros especuladores inmobiliarios (Francisco Piria, fundamentalmente) cuyos loteos materializan la expansión de la ciudad.

El diseño del boulevard de circunvalación (1878) dibujará la Ciudad Novísima, definida todavía dentro de los límites de los territorios urbanos protagónicos.

Finalmente, mientras por un lado la implantación de la estación central de ferrocarril en la playa de la Aguada había propiciado las primeras operaciones con tierras ganadas al mar, comenzando a desdibujar el vínculo de la ciudad con la bahía (1870–1897), por otro lado ésta inicia su proceso hacia una determinada funcionalidad urbana al comenzarse las obras del puerto nuevo (1901–1909).

Este proceso que cancela la relación entre la ciudad y la bahía, modificará sustancialmente la tendencia urbana vigente hasta ese momento.

Simultáneamente, los primitivos "solares del pueblo" que habían conformado la Ciudad Vieja, mantuvieron sin embargo su presencia y significación, afirmando su papel de centro en lo residencial, institucional, cultural, comercial y financiero, incorporando a su relato original, lenguajes y perfiles nuevos que configuraron una fisonomía de contexto nutrida de tiempos, imágenes y mensajes de significación aún vigente para la comunidad.

Los años veinte

La década del 20, confirma las tendencias urbanas sugeridas en el período anterior. El Palacio Salvo comienza a construirse (1922–1928) sobre la plaza Independencia y la avenida 18 de Julio, iniciando la "verticalización" de la ciudad con una referencia urbana todavía hoy insoslayable.

A las normas de higiene (1928) que habilitan las nuevas tipologías de vivienda, le sucede el plan Fabini (1928) y las primeras operaciones de sección de la trama vial (avenida de la Agraciada).

En 1930, el plan para una ciudad de 3 millones de habitantes (arq. Mauricio Cravotto) constituye la primera expresión de negación de la ciudad existente (4).

El período de auge del art déco (1925–1935), habilita el ingreso definitivo de la corriente arquitectónica renovadora en nuestro medio (5) y la promoción de la ciudad balnearia que impregna este período promueve la construcción de las ramblas Sur, Ramirez y Pocitos, proporcionando protagonismo urbano a la costa sudeste de la ciudad.

En estos años, la ubicación descentrada de la Ciudad Vieja en relación al desarrollo de Montevideo, así como la dedicación casi exclusiva del área de la bahía a servicios portuarios, consolida la paulatina descaracterización de aquella primera fisonomía integradora "bahía-ciudad". La tendencia hacia una especialización funcional destinada al sector terciario se vio acompañada por la pérdida de población estable (las familias residentes en la Ciudad Vieja emigran hacia la costa este de la ciudad) y por una lenta pero creciente degradación física, producto de la sustitución social de sus habitantes. El nuevo espacio dinámico de desarrollo urbano se construye a través de la rambla de los Pocitos: la ciudad del siglo XX ignoró radicalmente a la ciudad mediterránea y bahiana.

En 1956, se aprueba el primer Plan Director para la ciudad, de acuerdo a las ideas sugeridas en aquel plan de 1930. La aplicación parcial de su ideología básicamente CIAM, (el plan nunca podrá aplicarse como pensamiento totalizador), modificará las calidades de la ciudad existente.

La ciudad silenciada se moviliza

Sobre fines de los 70’ y comienzos de los 80’, la crisis de la ciudad existente transitó por su estadio más agudo. La coyuntura del país y de la ciudad de Montevideo estaba definida, desde junio de 1973, por un marco de carácter dictatorial en lo político e institucional; por un contexto neoliberal en lo económico; y por un creciente deterioro de su medio ambiente urbano. Un boom de la construcción propiciado por la desenfrenada especulación inmobiliaria y favorecido por la desafectación de varios inmuebles de su condición de Monumentos Históricos, originó desapariciones drásticas del patrimonio arquitectónico y urbanístico. La sustitución tipológica, protagonizó casi con exclusividad la construcción de ciudad durante ese período.

Por otra parte, el escenario de un país silenciado por el autoritarismo, había creado, diversas "culturas de resistencia", procurando el apoyo ciudadano en relación a reivindicaciones de convocatoria amplia.

La decidida movilización iniciada en 1980, en relación a esta situación crítica, focalizada en la Ciudad Vieja (la zona más afectada y de mayor significación identitaria para los montevideanos), creó un espacio de concertación ciudadana muy vital, en el que se involucraron pobladores y técnicos reclamando respuestas por parte de los administradores de la ciudad (6). La acción de denuncia, implicó, como contrapartida, la promoción de los valores de la ciudad existente.

Simultáneamente, en una actitud propositiva, se elaboraron y se sometieron a consideración pública conceptos e instrumentos de gestión para operar en esa coyuntura, trascendiendo desde sus inicios, la valorización del monumento aislado, para promocionar el patrimonio de contextos urbanos y a la rehabilitación, como un acto de construcción de ciudad.

La naturaleza comunicacional de aquella movilización inicial (7) derivó en una efectiva operación cultural, logrando crear conciencia respecto a las potencialidades de la ciudad existente, al tiempo que permitió una apropiación consensuada de esas herramientas propuestas por parte de técnicos, ciudadanos, asociaciones de ciudadanos, medios de comunicación y autoridades.

El decreto municipal de Julio de 1982, por el que la Intendencia de Montevideo declaró de "interés municipal mantener y valorizar el carácter testimonial que poseen las construcciones y entornos urbanos que conforman la Ciudad Vieja de Montevideo" y por el que se creó la llamada Comisión Especial Permanente de la Ciudad Vieja, con el cometido de "promover y coordinar todas las intervenciones a plantearse en el área", constituyó el primer instrumento de intervención en la ciudad existente, aplicada a su centro histórico. Creada en los últimos años del régimen dictatorial, asumió la gestión del área desde una visión integral de su revitalización; permitió iniciar las primeras acciones de interés (inventario básico de sus inmuebles y su clasificación) y concretó los primeros proyectos de recalificación del espacio público (peatonalización de Pérez Castellano). Muchos carteles de demolición comenzaron a ser sustituidos por sensatas intervenciones de reciclaje u obras nuevas.

Control y gestión del territorio

Con el restablecimiento de las instituciones democráticas (1985), se crean los instrumentos crediticios y reglamentarios que viabilizan la utilización del stock habitacional existente como política alternativa de vivienda, a nivel de toda la ciudad. La Intendencia Municipal de Montevideo elabora una reglamentación especial para reciclajes que flexibiliza las normas de habitabilidad establecidas ( áreas, dimensiones de vanos, alturas, condiciones de ventilación e iluminación, etc ...) y por su parte el Banco Hipotecario establece una línea de créditos para esta modalidad de construcción, mientras que la obra nueva se incentiva por medio de la línea "precio-proyecto-terreno", creada con la finalidad de construir en los predios vacíos.

La Ciudad Vieja de Montevideo, en particular, es declarada Area de Intervención Urbana Prioritaria por parte de ambas instituciones, a los efectos de favorecer con créditos más accesibles, intervenciones destinadas al sector habitacional, uno de los factores claves para la rehabilitación de la zona.

Es en esta nueva coyuntura de ciudad, que un equipo de arquitectos gana, aún fuera de las bases del concurso público, y en medio de muchas dificultades, uno de los llamados para la línea "precio-proyecto-terreno" (destinada a vivienda), proponiendo la rehabilitación de una antigua fábrica de cerveza ubicada en la zona de la Aguada (área degradada próxima a la bahía), justificando su menor costo en relación a la obra nueva, que debía realizarse sobre la demolición de este edificio existente en el predio (8).

La valorización del centro histórico de la ciudad y de la ciudad histórica como concepto, repercute en un interés por otras áreas de la ciudad, caracterizadas por otras significaciones urbanas, ambientales y culturales. La revisión del plan director de 1956 que también tiene lugar en aquellos años (1982) – y que había propuesto "definir ordenamientos urbanísticos propios para cada área caracterizada de la ciudad" – promueve la profundización del conocimiento de la ciudad existente.

En lo relativo a los instrumentos de gestión, los resultados alentadores derivados de las acciones de control y recuperación implementados en la Ciudad Vieja por la gestión de su Comisión Especial Permanente, herramienta sugerida para actuar originalmente en el núcleo originario de la planta urbana, será validada y consolidada por sucesivas administraciones, para otras áreas de la ciudad. En 1990 se crea el Consejo Auxiliar de los Pocitos y la Comisión Especial Permanente de Carrasco y Punta Gorda, dos zonas sobre la costa este de significativo valor patrimonial y paisajístico; y en 1991 se crea la Comisión Especial Permanente del Prado, otra zona de gran significación histórica, arquitectónica y ambiental para Montevideo. Finalmente, el área rural del departamento de Montevideo, también resultó objeto de la creación de una quinta comisión especial permanente, para preservar paisajes originales (bañados, etc …), su área de producción agrícola y los bordes de la ciudad.

Las Comisiones Especiales Permanentes, tienen su base ideológica, como instrumentos de regulación urbana, en una gestión descentralizada de la ciudad por un lado, y, por el otro, en el reconocimiento de la ciudad como una entidad integrada por diversidades, superando anteriores visiones uniformadoras y totalitarias, que habían negado la ciudad existente. Estos instrumentos atienden las zonas hipercríticas: aquellas áreas de la ciudad con calidades absolutamente inusuales e irrepetibles y que a su vez, son demandadas por el capital inmobiliario en búsqueda de terrenos aptos para edificaciones más rentables. El concepto tradicional de normativa abstracta y general se transforma, a fin de salvaguardar los valores preexistentes y simultáneamente permitir el cambio y el desarrollo de la ciudad. La normativa es un marco de referencia en estas zonas, cuya aplicación se estudia caso por caso, atendiendo el tema de la calidad de las intervenciones. Este aspecto es el que rige precisamente una gestión particularizada y flexible.

Estas comisiones, de carácter técnico y honorario, están integradas por figuras relevantes representativas de diversos ámbitos: profesionales, culturales, universitarias, municipales y también vecinales. La pluralidad y amplitud de su integración es una garantía de transparencia de la gestión en temas donde se involucran intereses importantes y en algunos casos contrapuestos.

Visiones desde los noventa

Montevideo, es hoy una de las ciudades más preservadas de América Latina. Cinco comisiones controlan sus áreas más caracterizadas y una normativa especial de alturas regula las mismas, contemplando las diferentes circunstancias de ciudad. Existen aproximadamente unos 600 inmuebles protegidos en calidad de monumentos históricos nacionales (en un total de 200.000 padrones) y el gobierno de la ciudad ha sumado la protección a 65 más, mientras protege un determinado número de individuos vegetales iniciando la preservación de su acervo verde.

Controlada por sus gobernadores, pero controlada también por sus habitantes; una demolición polémica o una afectación del paisaje no convincente, puede generar sendas polémicas en la prensa y provocar asambleas convocadas por los Concejos Vecinales, habilitados por la descentralización política y social implementada a partir de 1990.

Centrando la mirada en la nueva Ciudad Vieja, el cambio cualitativo en lo cultural es evidente. Las rehabilitaciones y reciclajes se concretan con creatividad, señalando su gesto contemporáneo y la obra nueva se incorpora al calificado perfil ecléctico de su centro histórico, en el cual sintonizan armónicamente – sobre la traza colonial y sobre algunos de sus restos arquitectónicos – el eclecticismo novecentista, el modernismo del 900, el art déco y la arquitectura renovadora de los años 30, junto a calificadas intervenciones contemporáneas. El espacio público, por su parte, continúa reacondicionándose (peatonalización de las calles Sarandí, Bacacay, plaza Matriz, etc).

En el marco de una concepción integral, el mejoramiento de la calidad de vida de los sectores residentes (en particular aquellos de bajos recursos) y la promoción de la vivienda, como factor clave de revitalización, constituyeron desde el comienzo elementos fundamentales. Las líneas de crédito para reciclaje anteriormente citadas, sin embargo, no pudieron contemplar la situación de los sectores de bajos ingresos residentes en la zona – con poca o ninguna capacidad de ahorro – , y éstos han sido parcialmente desalojados. La gestión de la llamada "Casa Verde" (9), permitió no obstante viabilizar la modalidad de "ayuda mutua" para estos sectores, habilitando la implementación de un Programa de Rehabilitación Urbana por parte de la Intendencia Municipal de Montevideo. Instrumentadas en carácter de "experiencias piloto", no han podido establecerse como línea de trabajo estable.

La Ciudad Vieja, por otra parte, continúa perdiendo población estable (10) y funciones comerciales (a excepción del sector financiero), acompañada en este proceso por la degradación de otras áreas céntricas de la ciudad (a las cuales territorialmente pertenece) y por las de la cuenca de la bahía. La agudización de la marginalidad y la violencia urbana, constituyen fenómenos establecidos consecuentemente.

Cuando la Ciudad Vieja inició su rehabilitación, Montevideo en su conjunto adolecía de un plan territorial global. Hoy, el Plan Montevideo, luego de casi cinco años de elaboración, ha sido aprobado en la Junta Departamental, constituyendo el primer plan pensado para la ciudad y dispuesto a ser aplicado. Contiene, entre sus prioridades, la restitución del protagonismo de la bahía como epicentro urbano (11).

Actualmente puede apreciarse un ligero incremento de ciertas actividades en la Ciudad Vieja (se han abierto un número significativo de restaurantes y cafés, que incluyen eventos de carácter cultural y turístico), acompañado por un paralelo aumento de la actividad inmobiliaria. Aún sin los suficientes elementos para afirmarlo, estos hechos podrían interpretarse como indicios de cambios tendientes a potenciar la zona como lugar turístico y de esparcimiento (local, nacional e internacional).

Preguntas a la ciudad territorio

El análisis de la situación actual, evidencia una significativa concentración de instrumentos y de acciones en la ciudad por parte de diversos actores y en diversas direcciones. A los instrumentos de gestión de los que puede disponer la ciudadanía (Concejos Vecinales) se suma un plan creado por el gobierno municipal que propone restablecer equilibrios en la ciudad y restituirle su centralidad. Por su parte, una iniciativa del gobierno nacional, (12) interviene un área céntrica vinculada a la bahía sumando esfuerzos estatales en una misma dirección. Sin embargo, desde el sector privado, se aborda una intervención de gran envergadura aparentemente opuesta a las intenciones estatales de localización de servicios: un "complejo empresarial" (World Trade Center), se termina de construir sobre la costa este de la ciudad (Pocitos), concebido por sus promotores como una idea tendiente a "descentralizar Montevideo, ofreciéndole a la gente la posibilidad de trabajar fuera del centro de la ciudad…." (13). El responsable del programa administra tres de los cuatro principales "shoppings" de la ciudad. Cuando se instaló uno de ellos – el "Montevideo Shopping" – en las cercanías del nuevo "complejo empresarial", la zona constituía un tranquilo barrio residencial frente a la ensenada de un pequeño puerto deportivo. Hoy aborda un acelerado proceso de tercerización, y muchas de las viviendas se transforman en comercios.

Esta silenciosa puja entre poderes tiene lugar al mismo tiempo que una polémica pública en torno a los aspectos de preservación urbana contenidos en el Plan Montevideo (únicos aspectos de dicho Plan, cuestionados públicamente), polémica alentada por la Asociación de Promotores Privados del Uruguay.

Aún cuando se ha consolidado el vínculo afectivo con la ciudad existente y se han desarrollado ciertos instrumentos democráticos de gestión urbana, se ha agudizado el conflicto de intereses en torno al poder sobre la ciudad. Los tiempos que demanda un Plan – por breves que parezcan – son siempre mayores que los insumidos por los agentes financieros para introducir cambios reales y sustantivos en la ciudad.

Es así que el tiempo de elaboración y aprobación del Plan Montevideo – decidido a restablecer el equilibrio en la ciudad – ha transcurrido paralelamente a la concepción y ejecución de obras privadas que compiten con esta intención, como el citado complejo empresarial. Las intervenciones sobre la bahía recién comienzan a concebirse. El proyecto pionero del complejo Cuareim, en la Aguada, iniciado en 1988, logró finalizar sus obras diez años despué. Montevideo estaría controlada y pensada por planes e instrumentos, pero mientras tanto, Montevideo también está en movimiento.

¿Será posible conciliar voluntad de planificación estatal, pluralismo ciudadano, y acción directa de inversionistas privados?

notas

1
Gestón de promoción del patrimonio arquitectónico y urbanístico de nuestra ciudad, realizada por el Grupo de Estudios Urbanos, conformado por estudiantes y arquitectos a partir de 1980; dirigida a gran público, abordada mediante la exhibición de audiovisuales, mesas redondas e investigaciones relativas a la temática

2
GILMET, Hugo. "Baía de Montevidéu. Área de desenvolvimento do Plano Diretor Territorial" in Arquitextos 10.02, São Paulo, março 2001.

3
SPRECHMANN, Thomas e outros. Propuestas a la Ciudad. Taller de Investigaciones Urbanas y Regionales. Montevideo, 1986.

4
Idem, ibidem.

5
ARANA, Mariano; PONTE, Cecilia; MAZZINI, Andrés; SCHELOTTO, Salvador. Arquitectura y Diseño Art Déco en el Uruguay, Editorial Dos Puntos, Montevideo, 1998 (no prelo).

6
Grupo de Estudios Urbanos, a partir de 1980.

7
La gestión comunicacional inicial encarada por el Grupo de Estudios Urbanos, se realizó mediante la realización de dos audiovisuales (Una Ciudad sin Memoria, 1980 y ¿A quién le importa la Ciudad ?, 1983), los cuales fueron exhibidos entre 1980 y 1985 fundamentalmente, en distintos ámbitos (clubes de barrio, parroquias, institutos de enseñanza, casas de familia, etc …), con discusión e intercambio posterior con el público. Los audiovisuales se solicitaban ser exhibidos, a veces, hasta dos y tres veces por día y varias veces a la semana, en el período 1980-1983, el período más intenso.

8
Conjunto Habitacional Cuareim. Arqs. Nelson Inda, Horacio Pardiño Rodriguez, Juan Carlos Apolo, Martín Boga, Alvaro Cayón, Gustavo Vera Ocampo. Barrio La Aguada. Montevideo, 1988 (proyecto); 1998 (inauguración). Ver ARANA, Mariano. "Redescobrir a cidade esquecida", Texto Especial 087, São Paulo, julho 2001.

9
PIÑEYRO, Pilar Pérez. "A cidade: um ponto de partida para a habitação" in Óculum nº 7/8, Campinas, 1996.

10
El VII Censo General de Población, III de Hogares y V de Viviendas, realizado en 1996, registró una población de 15.805 habitantes; aproximadamente la mitad de la población registrada en el censo de 1908. La ausencia de censos nacionales realizados entre 1908 y 1963, impiden realizar un análisis más exhaustivo sobre los cambios demográficos en la Ciudad Vieja. En el último censo, en la Ciudad Vieja, se registró de todas formas, en el período intercensal 1985-1996, el mayor decrecimiento poblacional con más del 20% de reducción de su población

11
GILMET, Hugo. op cit.

12
Idem, ibidem.

13
CASARETTO, Sonia. "El World Trade Center ya es una realidad" in revista El Mundo de Volt. Montevideo, maio 1998 (entrevista com o diretor do Estúdio Luis A. Lecueder, Empresa Administradora de Montevidéu Shopping Center, Tres Cruces, Portones Shopping y el World Trade Center).

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"Carta a los Lectores" in Semanario Búsqueda. Polémica en relación al punto relativo a las Comisiones Especiales Permanentes incluido en el POT. Julio 1998.

entrevistas

Arquitecto Francisco Bonilla, Secretario Ejecutivo de la Comisión Especial Permanente de la Ciudad Vieja de Montevideo.

Sr. Carámbula. Secretario de la Comisión Especial Delegada del Zonal 1 de la Ciudad de Montevideo (Ciudad Vieja).

Arquitecta Elena Mazzini, Presidenta interina de la Comisión Especial Permanente del Prado de la Ciudad de Montevideo.

Arquitecto Nelson Inda. Coautor del proyecto Conjunto Habitacional Cuareim en la Aguada. Ex - Director de la División Planificación Territorial. Intendencia Municipal de Montevideo. (1991-1997).

Arquitecto Fernando Pollio. Corredor de Bolsa localizado en la Ciudad Vieja de Montevideo

sobre el autor

Maria del Pilar Perez Piñeyro é escritora e jornalista especializada em temas urbanos, com cursos realizados na Faculdade de Arquitetura do Uruguai. É membro fundadora do Grupo de Estudos Urbanos desde 1980 e ex-integrante do Setor Habitação do CCU (1980-85). Participou na elaboração do Guia da Ciudad Vieja de Montevideo (1982) e da pesquisa Propuesta de rehabilitación de antiguas viviendas en la Ciudad Vieja de Montevideo. Colunista da revista Tres, de Montevideo y colabora com diversas revistas latino-americanas

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