Arquitectura y ciudad
Barcelona es una ciudad con límites físicos bastante claros: el mar a sudeste; la sierra de Collserola a noroeste; y los ríos Besós y Llobregat a nordeste y sudoeste respectivamente. Dentro de estos marcos se destacan, por predominio, la homogeneidad de las manzanas de 113,30 x 113,30 metros proyectadas por Ildefons Cerdà i Sunyer en la segunda mitad del siglo XIX. La ortogonalidad prevaleciente se rompe con la Avenida Diagonal, que actualmente cruza la ciudad desde el mar, en su punto más oriental, hasta la falda de Collserola, a oeste.
La sección causada por la Avenida Diagonal genera una secuencia de manzanas recortadas, que se convierten en puntos de excepcionalidad en el tejido urbano. Estos “trozos” de manzana dan soporte a un número importante de arquitecturas también excepcionales cuando comparadas con las que prevalecen en las manzanas completas. En muchos casos éstos son edificios que sobresalen por sus formas inusitadas en medio a la regularidad general. Muchos ejemplos podrían ser utilizados: la casa de las Punxes, construida en 1905 por Josep Puig i Cadafalch; la casa Planells, de 1924, proyecto de Josep Maria Jujol; y el edificio para la Mutua, construido al inicio de los 60 por el reconocido estudio de arquitectura catalán MBM, formado por Bohigas, Martorell y Mackley.
El tramo entre la calle Aribau, Moya y Tuset
En 1962, José Alsius Granés, en aquél entonces director general de la Caja de Ahorros Provincial –actualmente Caixa Catalunya–, escribió al Ministro Plenipotenciario de Francia en Barcelona, Roger de Montmayou. En la carta, Granés manifestó el interés de la Caja de Ahorros en comprar los dos solares pertenecientes al gobierno francés y ocupados por el Liceo Francés que colindaban con otros dos de propiedad de la Caja. La idea consistía en la construcción de un único conjunto de edificios de vivienda de renta limitada que ocuparía todo el tramo entre la esquina de la calle Aribau con la calle Moya –de propiedad de la Caja– hasta la esquina de Moya y Tuset –propiedad del gobierno francés.
La propuesta de compra del solar partió del arquitecto y consejero de la Caja de Ahorros, Damián Ribas Barangé –presidente de la empresa constructora Ribas y Pradell–, a través de un informe presentado a los directivos de la Caja en febrero de 1962. Según el informe, la compra estaría asociada también a una propuesta de rectificación de la línea de fachada, modificando el ancho de la calle Moya de 8 a 20 metros aproximadamente. Esa medida procedía de la voluntad de más altura, haciendo que la promoción fuera más rentable financieramente. De hecho, debido a la anchura de la calle, la ordenanza municipal vigente limitaba las construcciones a edificios de planta baja más tres (PB+3) en el tramo central de la calle Moya, mientras con la rectificación planeada se alcanzarían un total de seis o siete plantas.
Es probable que el intento de compra haya sido incitado por el buen contacto que Damian Ribas Barangé mantenía con el consulado francés en Barcelona. En febrero de 1958 –juntamente con otro grupo de arquitectos(1)– Ribas Barangé presentó una propuesta de rectificación del plan de ordenación de la Zona Inferior Este de Pedralbes, a este de la ciudad. Antes mismo de presentar el proyecto al Ayuntamiento de Barcelona, Ribas Barangé y el grupo ya habían acordado con el consulado el traslado del Liceo Francés al nuevo y selecto barrio jardín de Pedralbes, justo en el solar delante del Tenis Club. Eran dos operaciones que implicaban en transformaciones urbanas completamente distintas, pero una iba asociada a la otra.
La rectificación de la línea de fachada de la calle Moya: la búsqueda por la torre a 4 vientos
El proyecto de rectificación y el plano del edificio fueron elaborados por el estudio de arquitectos Ribas y Cia –fundado dos años antes– y, al que todo indica, con la participación de Damián Ribas Barangé en el proyecto de rectificación. El estudio Ribas y Cia estaba formado por Francisco Ribas –hijo de Damián Ribas Barangé– y José Luis Cia – un navarro que atendía por el apodo de Felipe.
La propuesta de rectificación enviada al Ayuntamiento de Barcelona contenía maquetas y dibujos en perspectivas acompañados de breves textos descriptivos que entremezclaban aspectos urbanos de interés general y aspectos inmobiliarios de interés privado.
La primera maqueta representaba una solución que seguía las ordenanzas municipales vigentes en aquél entonces. El resultado era una fachada continuada con más altura en las esquinas y menor altura en el tramo central, debido a la estrechez de la calle Moya. En ella sólo había posibilidad de fachadas exteriores hacia la calle y hacia el interior de la manzana, reflejando, en términos generales, la forma de ocupación del Eixample barcelonés a lo largo de todo el siglo XX. La foto de la maqueta anexada al plano de rectificación venía acompañada de una pequeña descripción:
“La calle Moyá de sólo 7 m. de ancho, da como resultado en sus 115 m. de longitud, viviendas con deficiente iluminación y soleamiento.”(2)
Ribas y Cia prepararon un dibujo en perspectiva siguiendo la ordenanza municipal vigente. A través de él no parecían querer comprobar la ineficacia de lo impuesto por la ordenanza, sino demostrar un intento de solución posible caso la propuesta de rectificación fallara. El dibujo enseñaba a un proyecto plano, sin volúmenes sobresalientes, que ocupaba toda el área posible. Sin embargo, la diferencia de altura permitida –más alto en la calle Aribau– debido a la anchura de la calle, parece haber generado la estratificación horizontal que se ve por medio del dibujo. Ésto, en el caso de que hubiese sido construido, lo diferenciaría de otra propuesta semejante ulterior proyectada por los dos arquitectos, la sede de la empresa constructora de la familia Ribas, la Ribas y Pradell.
La primera propuesta –o la segunda si se considera la anterior–, de la cual no hizo la maqueta, era bastante simplificada e incluso sin mucho interés. Ocupaba los cuatro solares con un único edificio de misma altura. Para ello, era necesario alinear hacia tras todo el conjunto. El resultado final reproduciría una manzana cerrada y sin chaflán.
La propuesta presentada y aceptada por el ayuntamiento dirigió, desde el punto de vista urbano –tasa de ocupación, superficie edificable, alineamiento y altura–, lo construido actualmente. La solución fue una mezcla de las soluciones anteriores. Mantenía en las dos esquinas la ocupación y altura total y el tramo central fue reculado 12,50 metros, pero su altura aumentada 11,90 metros hasta alinearse con toda la manzana. Había, sin embargo una diferencia fundamental entre ésta y las dos propuestas anteriores. Los edificios, aunque planteados en la maqueta con un único tratamiento compositivo, se separaban en tres torres unificadas por el zócalo continuado –destinado a locales comerciales y acceso a las viviendas. Dos de ellos, una en cada esquina, tenían ahora tres fachadas al exterior, mientras el prisma más largo y estrecho del tramo central, tenía cuatro. Era un prisma a cuatro vientos. En el pequeño texto que acompañaba la foto de la maqueta en la propuesta de rectificación presentada, decía:
“SOLUCIÓN PROPUESTA
Ensancha en gran manera la calle Moyá y crea una zona amplia frente al bloque central, que disminuye en profundidad edificada (…)”
La idea de edificio aislado a cuatro vientos, liberado por completo del la manzana reguladora, quedaba aun más evidente en la última foto de la maqueta presentada. Como recurso de visualización del proyecto, se sacó antes de fotografiar la maqueta los volúmenes que representaban los edificios con fachada a la Avenida Diagonal -en aquél entonces, Avenida del Generalísimo Franco. Se puso además un cielo como fondo, eliminando la ciudad detrás del conjunto. La imagen indicaba que no se trataba solamente de la rectificación de un plano, sino de la rectificación de un modelo urbano más acorde con planteamientos urbanísticos vigentes en aquellos años y que, de alguna forma, reivindicaban las propuestas urbanas de GATECPAC de los años 1930.
Aunque la rectificación haya sido aceptada e implantada por el Ayuntamiento de Barcelona, la compra de los solares pertenecientes al gobierno francés finalmente no se realizó. La Caja de Ahorros encargó a Ribas y Cia el proyecto del edificio de la esquina de la calle Aribau con Tuset y el primero del tramo central, pero a este último se sumó el arquitecto Jordi Bonet.
El primer edificio es un prisma rectangular –con un lado trapezoidal– de planta baja, planta principal y nueve plantas más. En la elevación del proyecto el zócalo fue dividido horizontalmente en dos partes; la primera, casi totalmente acristalada, es por donde se accede a las viviendas y donde hay locales comerciales; la segunda, con brises horizontales correspondía a la planta principal. Las otras nueves plantas estaban destinadas a viviendas.
Helio Piñon en una mesa redonda por ocasión de la presentación del libro Arquitecturas de lo cotidiano. La obra de Ribas arquitectos 1960-2007(5), recordó que fue alumno de Francisco Ribas en la Escuela de Arquitectura de Barcelona cuando se construía el edificio. Según Piñon, mientras en la ciudad se diseminaban terrazas con jardineras escalonadas y arquitecturas en ladrillo visto, aquél edificio le llamaba la atención por su discreción y coherencia, características que, paradójicamente, le conferían excepcionalidad.
Sin embargo, otro aspecto asociado a la rectificación parece ser relevante en estos edificios, considerando que, a excepción del Institut Français, los otros tres son edificios de vivienda plurifamiliar. Al analizar los tipos de plantas, las tipologías alcanzadas se diferencian de las que en sus términos generales predominaron en el ensanche barcelonés.
La característica fundamental de los edificios construidos en la manzana propuesta por Cerdà a lo largo del siglo XX es la presencia de la crujía que limita a plantas de dos a seis huecos en sus dos únicas fachadas –hacia la calle y hacia el interior de la manzana. Esta descripción, alterada en las esquinas por el chaflán, condicionó la organización de estas plantas -generalmente estrechas y largas- a la inevitable presencia de los patios de iluminación y ventilación y, sobre todo, largos pasillos que conectaban a los espacios que daban a la fachada de la calle –normalmente las estancias más importantes– a los que miraban hacia el patio interior intermediados por las galerías. Las fachadas de 9 a 13 metros son un ejemplo clásico de fachadas con tres huecos, en que los patios y núcleos de servicios se concentraban en el eje interior, mientras el pasillo era desplazado hacia las medianeras.
La operación descrita sumariamente en este artículo ejemplifica por medio de un caso muy concreto, las conexiones asociativas entre ciudad y arquitectura, o más explícitamente entre morfología urbana y tipología arquitectónica. Sin embargo, desvela –como un ejemplo positivo– a otra asociación que nos parece fundamental en los días actuales: entre los intereses públicos y privados. En el ambiente actual, en el que distintos mecanismos por parte del ámbito privado cohíben el uso de lo que debería ser espacios públicos, la convicción –quizás ingenua– de que la yuxtaposición entre intereses inmobiliarios e intereses colectivos pueden ser rescatados por la arquitectura y merece al menos nuestra reflexión.
notas
1
El grupo que presentó el proyecto se reunió por primera vez el 06 de agosto de 1956, además de Damian Ribas Barangé estaba formado por Francesc Folgueras; Ricardo Ribas Seva, recién regreso de Suramérica; y los jóvenes Oriol Bohigas y Josep Martorell. La fecha y los miembros de la reunión fueron identificados en cuadernos de actas de Ricardo Ribas Seva, encontrados en el Archivo de Ricardo Ribas Canigal. En el mismo cuaderno se pudo comprobar el acuerdo con el consulado Francés.
2
Propuesta de rectificación de tramos entre la calle Aribau, Mayá y Tuset. Arquitectos Francisco Ribas Barangé y José Luis Cia (Felipe). Archivo de Francisco Ribas Brangé.
3
Bohigas y Martorell sólo habían participado de la primera propuesta presentada en 1958.
4
Durisol fue un sistema de prefabricados ligeros en madera, hormigón y acero fabricado por la Ribas y Pradell en la segunda mitad del siglo XX.
5
COTRIM, Marcio. Arquiteturas do cotidiano. A obra de Ribas Arquitectos 1960-2007. Romano Guerra, São Paulo; 1ª edição, 2008.
Acerca del autor
Marcio Cotrim Cunha es arquitecto y doctor (2010) en Teoría e Historia de la Arquitectura. Actualmente es profesor invitado del programa de posgrado de la Universidad Federal da Paraíba (Brasil), donde desarrolla investigación posdoctoral con financiación del CNPq. Es uno de los editores responsables del portal Vitruvius España.