Anne Lacaton (1955) y Jean-Philippe Vassal (1954) son los arquitectos galardonados con el Premio Pritzker este año. Un reconocimiento a una trayectoria iniciada en 1987 y que se ha distinguido por una actitud constantemente sobria y coherente, que jamás se ha distraído de sus preocupaciones fundamentales: la búsqueda de adecuadas formas de reacción y respuesta a las urgencias sociales y las problemáticas ecológicas. Valores que aunque hoy resuenan de manera casi unánime en el discurso arquitectónico (a veces, banalmente en boca de nuevos conversos y advenedizos en pos de relevancia mediática), fueron desde el principio esenciales para la definición ética y estética del trabajo de Lacaton & Vassal, quienes muy temprano comprendieron que el concepto de «sostenibilidad» se funda en lograr un verdadero equilibrio entre lo social, lo económico y lo medioambiental.
Continuadores del legado de la modernidad, “a través de sus ideas, su planteamiento de la profesión y los edificios que de ello resultan han demostrado que es posible llevar a cabo un compromiso con una arquitectura reparadora que sea simultáneamente tecnológica, innovadora y ecológicamente sensible sin incurrir en la nostalgia”.
Formados en la Escuela Nacional Superior de Arquitectura y Paisaje de Burdeos, cada uno de sus proyectos parte de un proceso de observación y análisis destinado a identificar valor en la realidad y lo ya existente para, a partir de ello, definir una precisa estrategia de intervención, como en el caso de la Plaza Léon Aucoc (1996), donde mínimas acciones como cambiar la gravilla o tratar los árboles revistieron al lugar de un nuevo potencial; o el edificio FRAC, donde la construcción de un nuevo edificio junto a otro preexistente logró otorgar a este último de una presencia de la que hasta entonces había carecido, resignificándolo.
Sus proyectos están pensados desde la ausencia de apriorismos y de cualquier autoritarismo. Generan espacios igualitarios, respetuosos, totalmente antagónicos a la dictadura monumentalista que dominó y domina la arquitectura de nuestro tiempo. El precepto que les lleva a preferir transformar sobre demoler queda claramente de manifiesto en la magníficamente ejecutada rehabilitación de la Torre Bois-le-Pêtre en París de Raymond Lopez y construida en 1961, y en donde una estrategia de precisos gestos basados en un uso sensible e inteligente de elementos prefabricados y una meticulosa planificación técnica hizo que sus habitantes ganaran sustancialmente en espacio y calidad de vida. El proceso quedó registrado en el documental HLM Habitations Légèrement Modifiés de Guillaume Meigneux, donde puede verse cómo los algunos de los residentes de este bloque (en su mayoría, ancianos) pudieron permanecer en sus hogares durante las obras. Un detalle que no es irrelevante, sino que subraya el cuidado con el que estos arquitectos piensan en el individuo a la hora de afrontar su labor. Las fotografías de Philippe Ruault dan también testimonio de su respeto hacia las realidades cotidianas, una rareza entre los arquitectos, más tendientes a la artificialización y sofisticación de «usos, emociones y sentimientos», componentes de los que ellos tratan de imbuir a sus espacios.
La Casa Latapie (1993), la Escuela de Arquitectura de Nantes (2009), el Centro de la Ciencia Humana (2007), el Fonds Régional d’Art Contemporain (2013) o el Palais de Tokyo (2014) son ejemplos de esa vía de sensible rigor y pragmatismo abierta por ellos.
Si el Pritzker debe considerarse el mayor galardón arquitectónico, Lacaton & Vassal son indudablemente merecedores de él: hace mucho que son unos de los mejores representantes de la arquitectura europea. Sin necesidad de recurrir a alardes de asepsia puritana ni falsos lirismos o intelectualismos, construyen un imaginario humanista que se sustenta en la libertad y en la creencia honesta en una arquitectura democrática. Hoy, sus principios y actitud constituyen los fundamentos más evidentemente necesarios para el hacer arquitectónico actual; no obstante, su posicionamiento ha permanecido mucho tiempo al costado, respetado, pero considerado una especie de particular individualidad. Pero, siempre calculador, el jurado del Pritzker ha aguardado al momento más adecuado para conceder ese reconocimiento para así, a través de los laureados, enaltecerse a sí mismo.
nota
NA – Publicación original: MASSAD, Fredy. La arquitectura igualitaria de los franceses Acaton & Vassal, premio Pritzker. ABC Cultura, Barcelona, 17 mar. 2021 <https://bit.ly/3c4yxcX>.
sobre el autor
Fredy Massad es arquitecto por la Facultad de Arquitectura, Diseño y Planeamiento Urbano de la Universidad de Buenos Aires (Argentina). Profesor ad honorem de la Cátedra Solsona-Ledesma-Salama de la Universidad de Buenos Aires desde 2009 y profesor adjunto en BIArch (Barcelona Institute of Architecture). Estableció ¿btbW/Architecture (en 1996 junto a Alicia Guerrero Yeste) centrando su trabajo conjunto en la investigación y crítica de la arquitectura contemporánea.