El estudio londinense de estos arquitectos español e iraní, FOA, se ha consolidado como uno de los más renovadores dentro de la tendencia de la arquitectura concebida digitalmente, un proceso que une intelectualidad y cientificismo
En tiempos de globalización, el español Alejandro Zaera Polo y la iraní Farshid Moussavi decidían preservar la actitud mental de la extranjería y con ella definir la identidad de su trabajo arquitectónico conjunto. Ubicaban en Londres su estudio, Foreign Office Architects , y ganaban, con su proyecto para una terminal portuaria en Yokohama, el que históricamente se considerará el concurso en que se produjo la eclosión de la arquitectura concebida digitalmente. En 1995, FOA consolidó un prestigio internacional que ha mantenido en línea ascendente con proyectos en proceso alrededor del mundo actualmente. Mientras muchos de los actuales nombres de culto de esa tendencia de la arquitectura digital que tomaron parte en ese concurso, de la misma generación que Zaera y Moussavi, continúan basando su reputación en sus visiones teóricas, ellos han materializado sus conceptos arquitectónicos, planteando una nueva forma de aproximación a la producción de arquitectura que conciben más orientada a realizar intervenciones surgidas del diálogo con y entre las condiciones involucradas en un proyecto concreto. Cabeza visible de FOA y una de las voces más reconocidas y mediáticas de la arquitectura hoy, Zaera Polo es miembro de la primera generación de arquitectos que comprendieron que su profesión caía en un cul-de-sac y pensaron que sería posible contextualizarla mediante la aplicación de medios tecnológicos para la creación y reflexión, generando una importante tendencia de análisis y reconfiguración de pensamiento y práctica de la arquitectura.
De Koolhaas, Zaera adquiere el interés por Asia (ciudades de Corea y Japón fueron las primeras clientes de la arquitectura de FOA), así como la imagen-actitud del surfista aplicada al trabajo del arquitecto como alguien que no se enfrenta a las olas sino que aprovecha su energía para seguir avanzando. Zaera y Moussavi defienden su pertenencia a una generación con una ideología que plantea un nuevo concepto acerca del trabajo del arquitecto con la convicción de llevar a cabo una arquitectura capaz de reaccionar y actuar. Son conscientes de la necesidad de redefinición del papel del arquitecto actual: debe ser una figura operativa en este entorno global de condiciones cambiantes. Por ello rechazan la arquitectura personalista o visionaria, abogando por la flexibilidad mental como la característica que debe definir al arquitecto contemporáneo.
La arquitectura de FOA se envuelve en intelectualidad y cientificismo de una manera casi obsesiva. Sus proyectos no se inician dibujando formas. Sus formas surgen de la búsqueda de una “correlación entre procesos políticos, económicos y sociales, y ciertas técnicas, geometrías y organizaciones arquitectónicas”. Su actitud plantea la idea del control total del arquitecto sobre su obra: una obra no justificada por la sensibilidad, sino que quiere ser reflejo del potencial tecnológico de su tiempo y del dominio sin posibilidad de errores de éste que los arquitectos son capaces de llevar a cabo de él. Ésta posiblemente sea una forma de hacer arquitectura que se ha sustentado demasiado en el positivismo, en la literalidad de lo producido en el ordenador y en la creencia de su fácil traducción a artefacto construido. Alejandro Zaera Polo es seguramente quien más intensamente, tanto a nivel mediático como académico, se está preocupando de demostrar la factibilidad y supervivencia de sus ideas y proyectos más allá de la tendencia.
notas
[Publicación original en suplemento “Cultura/s”, periódico La Vanguardia, Madrid, 08 de septiembre de 2004].
Fredy Massad y Alicia Guerrero Yeste / ¿btbW architecture, Espanha
