Una de las características constantes de la obra del arquitecto finlandés Alvar Aalto es, sin duda, la convivencia entre dos aspectos: la domesticidad y la monumentalidad. Ambos –con diferentes grados de importancia– aparecen en casi toda su obra, o por lo menos en la posterior a 1935.
Asumiendo el riesgo de una simplificación, se acepta que la idea de la domesticidad se manifiesta en el manejo de los interiores y detalles, pero esencialmente en la articulación de los volúmenes –incluso en los proyectos que se destacan por programas complejos– capaz de crear espacios que se aproximan a una escala más características de los espacios domésticos. Esto ocurre en diferentes programas: universidades, teatros, museos, ayuntamientos, centros culturales, etc.
La idea de la monumentalidad es aún más evidente: se materializa a través del protagonismo asignado a un punto en particular de cada proyecto, que a su vez tiende a ser el más representativo del programa. Por lo tanto, el Aula Magna de la Universidad de Jyväskylä o la de Otoniemi, el Auditorio del Palacio de Helsinki y la Cámara del Ayuntamiento de Säynätsalo, debido a la representatividad que tienen dentro del conjunto al que pertenecen, cobran protagonismo formal y, por contraste, carácter monumental.
Sin embargo, tanto la monumentalidad alcanzada como la domesticidad perseguida se incorporan a través de una lógica moderna. Por lo tanto, la domesticidad resultante no implica ninguna relación con el pintoresquismo, y la monumentalidad no tiene nada que ver con la grandilocuencia. Posiblemente el ejemplo más contundente de la convivencia entre ellos y el método aplicado en esta operación sea el Ayuntamiento de Säynätsalo, resultado de un concurso ganado por Aalto en 1949.
El Concurso
Säynätsalo es una pequeña comunidad industrial situada en una isla en el lago de Päijänne, próxima a la ciudad de Jyväskylä en el interior de Finlandia. Con el desenlace de la Segunda Guerra Mundial y, sobre todo, de las particulares guerras entre Finlandia y Unión Soviética, el país puso en marcha un rápido proceso de ocupación definitiva de su territorio. Esa ocupación no era necesariamente física, sino más bien en el sentido del fortalecimiento y constitución de las instituciones democráticas que asegurarían el control del territorio. La construcción de la sede del ayuntamiento de la pequeña comunidad de Säynätsalo se insertó en ese contexto.
Antes del concurso organizado por el municipio, Aalto fue invitado en 1945 por H. Brommels para proyectar el plan de ordenación urbana de la ciudad. En este proyecto, Aalto definió el lugar de implantación del edificio del ayuntamiento, en una suave colina en la extremidad de una plaza triangular delimitada por dos calles que parten de la calle principal que da acceso a la isla. En el Máster Plan de Aalto quedaba evidente la importancia atribuida a la nueva sed del ayuntamiento, simbólicamente situada al final de un recorrido en el topo de una colina, así como el protagonismo formal del edificio que, con toda probabilidad, sería la Sala del Consejo.
En el año 1949, la municipalidad invitó a tres arquitectos para el concurso de lo vendría a ser su nueva sede: Seppo Hytönen, que utilizó como lema de su proyecto, Ex Tempore; Veikko Raitinen, cuyo lema fue Black & White; y Alvar Aalto, con su proyecto Curia. Los tres lemas elegidos indican, por anticipación, la posición más seria y atenta de Aalto frente a las otras dos competidoras. De forma esquemática, los tres proyectos parecen volcarse sobre la construcción de un espacio público exterior que acomodase las diferentes actividades cívicas. Tanto Raitinen como Hytönen optan por estrategias semejantes en que dos volúmenes dispuestos en “L” amplían el final de la plaza triangular dibujada por Aalto.
En el caso de Hytönen, la organización de los volúmenes se da de forma sólo esquemática, siendo difícil valorarla, mientras el proyecto de Raitinen se evidencia como una propuesta arraigada a la tradición arquitectónica popular finlandesa. La propuesta vencedora de Aalto es, sin duda, la más radical, tanto desde el punto de vista de la organización de volúmenes, como desde el punto de vista programático. Su proyecto “Curia”, al contrario de los otros dos, “separaba” el espacio exterior central de la plaza triangular, a través de la disposición de sus volúmenes, elevando su cota respecto a la de acceso. Las dos actitudes –separar y elevar– son determinantes por lo que respecta a las ideas de domesticidad y monumentalidad que conviven de forma contundente en este proyecto.
El programa de actividades desarrollado por Aalto es significativamente más complejo y amplio que los dos otros proyectos presentados. La propuesta comprendía un uso mixto: despachos y sala del Consejo, como sed del ayuntamiento; vivienda; comercio; y la biblioteca municipal. A parte de la eventual complejidad en ordenar esos diferentes usos en un único edificio, sugiere también la idea de una ciudad (en la colina) dentro de la ciudad. Por lo tanto, propone el ayuntamiento como un espacio -un soporte- donde las diversas instituciones y sus actividades que delimitan la vida de la sociedad estén articuladas alrededor del espacio exterior central.
Las viviendas, los despachos del ayuntamiento y la Sala del Consejo –el volumen de mayor altura– y el comercio se organizan en dos plantas en forma de “U”, que conforma el patio central elevado de la cota de acceso. Este volumen en “U”, abierto hacia la plaza y las calles de acceso está cerrado por otro volumen -la biblioteca- separado en sus dos extremidades. Esta separación proporcionó, por un lado, el espacio necesario para la escalera que da acceso principal al patio y al edificio del ayuntamiento; por otro, se forma una escalera jardinera que contribuye de forma esencial para la acentuación de la idea de colina. Los dos cuerpos se unen en la planta inferior (misma cota de calle). Todos los volúmenes del conjunto tienen la misma altura y una única caída del agua orientada para dentro del patio, con excepción de la cámara de concejales, situada en la segunda planta, que conforma el volumen más alto y con diferentes tipos de inclinación de tejados.
La imagen final evocada por el conjunto refuerza aun más la idea de “ciudad en la colina” y recuerda la tradición arquitectónica y urbanística medieval italiana –ciudades por las que Aalto ya había manifestado su interés en los años 1920–, sobre todo, a través de las pinturas de Andrea Mantegna. Como ejemplos pueden ser citados: Cristo en el Monte de los Olivos de Getsemaní, 1455; Crucifixión (Altar de Sant Zenón de Verona) ,1459; Cristo en el Monte de los Olivos, (Altar de Sant Zenón de Verona) ,1459; Palafreneros con caballo y perros (Palacio ducal de Mantua), 1473-1474. Esa idea todavía es reforzada por el uso predominante del ladrillo visto colorado, un material poco común en la arquitectura Finlandesa, que el arquitecto experimentara por primera vez dos años antes en la ciudad universitaria de Massachusetts Institute of Technology (1947-1948). Sin embargo, la característica fundamental para la imagen de “ciudad en la colina” es la idea de “torre”, dada por el volumen de mayor altura, donde se sitúa Sala del Consejo. A este volumen –la torre– se atribuye toda la expresividad y protagonismo formal del edificio, asumiendo, por lo tanto el carácter monumental comentado al principio del texto.
Ese aspecto es alcanzado no sólo por la singularidad formal del tejado. Al situar la “torre” en la extremidad de la planta en “U”, justamente en el punto donde está localizada la escalera de acceso, se consigue la máxima altura posible al conjunto y en el lugar de mayor visibilidad. Altura, localización y forma que reivindican la importancia del uso de esta parte del conjunto, donde son tomadas las decisiones, otorgan el simbolismo necesario que implica tal función por medio de la monumentalidad.Del umbral al salón
Al final de 1926, Aalto publica un artículo titulado From Doorstep to living room (1). El ensayo inicia con un análisis de la pintura de Andrea Mantegna, desde un punto de vista inusitado:
Razones muy concretas me han llevado a elegir la imagen de L’Annunziazione de Fra Angélico como ilustración de mi artículo. Sus características, que la acercan a una miniatura, poseen una elegancia y una verdad muy oportunas para la cuestión que nos ocupa. Se trata del ejemplo ideal de “la entrada a una estancia”. La clara tríada del ser humano, del espacio y del jardín, que domina el cuadro, lo convierte en un icono inigualable del hogar.(2)
Aalto revela tempranamente, a través de L’Annunziazione de Fra Angélico, su preocupación por los espacios de transición entre la calle – o el exterior – y el interior de las casas. Para Aalto, años antes de su obra madurada:
[…] el verdadero umbral de nuestros hogares se atraviesa en el momento en que pasamos de la calle o del camino, al jardín. El muro del jardín es el que delimita verdaderamente el recinto; que en su interior reine pues, sin obstáculos, la unidad, no sólo entre el edificio en conjunto y las formas del jardín.(3)
Según Aalto, el jardín debe ser tratado como parte integrante del espacio interior de la casa, como cualquier otra de las estancias de su programa. A lo largo del texto, haciendo uso de algunos ejemplos, entre ellos algunos que denotan su interés por la cultura mediterránea clásica, como las casas en Pompeya, Aalto trata de explicar que para ser alcanzada la unidad entre el jardín y el interior, habría que tratar el jardín como un espacio interior, así como el recibidor – el espacio de transición – como un espacio al aire libre; “atenuando el contraste entre ambos”(4) por medio de una inversión de valores. Aun según el arquitecto, “el jardín (el patio) forma parte de la casa, en la misma medida cualquiera de sus habitaciones”(5).
La casa de la ciudad
Al terminar la lectura de From Doorstep to living room, rápidamente comentado anteriormente, es difícil no pensar en la Casa experimental en Muuratsalo, construida por Aalto en 1952 –muy próxima a Säynätsalo– 26 años después de que hubiera escrito el artículo. Probablemente en ningún otro proyecto, Aalto ha logrado que los espacios – patio y recibidor/jardín y salón – estén fusionados de forma tan contundente, eliminando cualquier vestigio de contraste, haciendo, a la vez, una clara referencia al Atrium de la casa romana, citado en el artículo de 1926 como ejemplo fundamental capaz de condensar todo lo expuesto. Según Aalto:
[…] el atrium que es a la vez el fin último de la progresión del movimiento de entrada y, con en cielo como techo, una pieza esencial de la casa desde donde “se desvelan”, por sus respectivas puertas, los demás espacios más internos, materializa de manera hermosa y por la mera fuerza de la disposición de sus planos, todas las ideas hasta aquí expuestas.(6)
Es aquí donde Aalto toca un punto ya enunciado anteriormente: la idea de recorrido, plasmada en la “progresión del movimiento de entrada”. En este sentido, fue en el edificio para el ayuntamiento de Säynätsalo, coetáneo a la casa experimental, donde Aalto pareció conducir de forma maestra esta idea, definiendo un ritual de acercamiento y acceso que parece haber sido iniciado ya en el proyecto de ordenación urbana que precede el concurso. Un acercamiento que se asemeja a la peregrinación hacia la ciudad de los cuadros de Andrea Mantegna.
El recorrido
Para llegar hasta la isla de Säynätsalo, viniendo desde Jyväskylä, uno tendrá una única vía de acceso, desde la cual, una vez en la Isla, se podrá seguir recto o bien girar hacia la izquierda lo que implicaría en un vuelta bastante más larga. En ambos casos, el ayuntamiento se desvelará al otro lado, poco a poco, por detrás del bosque y en la falda de la pequeña colina que se forma en el interior de la isla. Desde el parking, en primer plano, lo único que se ve nítidamente es el volumen que constituye la biblioteca municipal, volcado hacia el pueblo, ofreciéndose. Para acceder al interior del conjunto creado por Aalto, hay que rodearlo hacia la derecha hasta que se desvela la escalera de acceso, flanqueada por la “torre” de la sala del pleno.
La escalera está sutilmente dividida en dos, una parte se dirige directamente a una de las puertas de la biblioteca, mientras la otra –más grande– supuestamente lleva a las estancias del ayuntamiento. Mientras se sube la parte más ancha, gradualmente el patio ajardinado va desvelándose. Desde ahí –una plataforma protegida por una pérgola– se puede optar por girar a la izquierda hacia la biblioteca, a la derecha hacia las oficinas del ayuntamiento o ir recto al patio descubierto. Es fácil percibir la inversión de papeles propuesta por Aalto veinte tres años antes de haber iniciado el proyecto. El jardín fue tratado como un espacio interior. Dos alfombras de tamaños distintos hechas en ladrillos rojos, una escultura y una lámina de agua con una fuente organizan, como si se trataran de muebles, este gran “salón”.
Al cruzar el umbral definido por las dos pesadas puertas que separan objetivamente el exterior del interior, accedemos al recibidor, un espacio ancho y de proporciones cuadradas completamente acristalado como si fuera un porche exterior. Uno de los aspectos que dejan claro esa intención es el pavimento que se mantiene en ladrillo rojo hasta tres terceras partes del espacio del recibidor, y que cuando alineado con la carpintería cambia a un pavimento de características menos porosas. Al subir hacia la sala de plenos, el contacto con el exterior va desapareciendo gradualmente, restando no más que dibujos de luz en los muros rojos de ladrillo. Evidentemente ya se trata de un espacio interior.
Posiblemente en ningún otro edificio de Aalto el convivio entre los dos aspectos anunciados en el inicio de este texto sea tan evidente. De un lado, la torre como elemento protagonista que asume por su configuración espacial, uso, volumetría y altura, el carácter monumental, y de otro, la sutil unidad entre interior y exterior se condensa en una escala doméstica establecida a partir del recorrido de acceso.
notas
[el texto fue revisado y traducido parcialmente por Marina Dias]
1
AALTO, Alvar. “From Doorstep to living room”. Aitta, 1926, dic.
2
Ibdem.
3
Ibdem.
4
Ibdem.
5
Ibdem.
6
Ibdem.
acerca del autor
Marcio Cotrim Cunha es doctor por la ETSAB-UPC