Aunque el estado de São Paulo posee una pequeña porción de costa bañada por el Océano Atlántico, la ciudad y su centro histórico son en verdad continentales. Se encuentran sobre un planalto proximo de los mil metros de altura sobre el mar, y la topografía tiene irregularidades que acentúan las diferencias del paisaje urbano, según los planos en que ese quede ubicado.
La modernización de la ciudad colonial – mediante la implantación y el desarrollo de la industria, el ferrocarril, el saneamiento de las vías públicas, servicios de agua, alumbrado, gas, de espacios para la recreación y el metro –, se inició solamente después de 1889, cuando ocurrió la caída del segundo Imperio y se abrió paso la República.
Entonces, el centro urbano de São Paulo fue ampliado y comenzó un crecimiento acelerado, que tan sólo en un siglo transformó el lugar y, después, determinó su decadencia. Actualmente se trata de recuperar el valor histórico-ambiental del antiguo centro con un proyecto de conservación y reanimación urbanística (Procentro), muy ambicioso, que ha promovido y dirige la prefectura paulistana.
El centro histórico semeja un rectángulo gigante. Esta figura está irregularmente definida por el canal del río Tamanduatei, al este, por el elevado Costa e Silva y los viaductos Julio de Mesquita Filho, Jaceguai y del Este-Oeste, al oeste y sur, y por diversas calles que convergen en la estación Luz del metro Norte-Sur, al norte.
Una visita a esta parte de la ciudad puede comenzar precisamente a partir de la estación Luz. Frente a ella se encuentran el Jardín de la Luz y la Pinacoteca del Estado. Esta última ocupa el edificio anteriormente construido para la Escuela de Artes y Oficios, y su restauración artística ha puesto a vista el material básico de la primitiva estructura: ladrillo rojo. Con cierres y cubiertas de vidrio transparente y puentes de madera – que cruzan los espaciosos patios –, se han logrado, al mismo tiempo, una imagen arquitectónica actualizada y nuevos ángulos de vista desde donde admirar las magníficas exposiciones que están instaladas en el lugar.
La avenida Tiradentes nos separa de la pequeña pero interesante fachada de la iglesia de San Cristóbal. Un conjunto de templos católicos (12) se encuentra en pleno proceso de restauración dentro del centro histórico. Entre ellos, el antiguo convento de los franciscanos que fue inaugurado en 1647 y la iglesia de su Orden tercera, de estilo barroco y con pinturas interiores del siglo XVIII. También han sido incluidas otras iglesias de nombres muy sugerentes, tales como: Nuestra Señora de la Buena Muerte, Nuestra Señora de la Consolación y la de Nuestra Señora del Rosario de los Hombres Prietos. Todas ellas conservan el sello de la arquitectónica colonial portuguesa.
El domingo, a las 11 de la mañana, el mejor paseo es acudir al Teatro Municipal de Sao Paulo, frente a la plaza Ramos de Azevedo. Allí podremos disfrutar de un concierto de auténtica música brasileña, ejecutada por una orquesta y solistas de virtuosos intérpretes, también brasileños.
Sobre una pequeña elevación fue construido el edificio de este teatro, proyectado por la oficina del arquitecto Ramos de Azevedo, a quien honrala plaza eternizando su nombre. También Claudio Rossi y Domiziano Rossi (arquitectos de origen italiano, que a pesar de poseer apellidos homónimos no tenían parentesco alguno entre sí).
La inspiración estilística de esta obra fue el clásico modelo ecléctico de la Ópera de París, con ciertas adaptaciones italianizantes. La construcción se llevó a cabo entre el 5 de junio de 1903 y el 30 de agosto de 1911 y ha sido totalmente restaurada recientemente.
Nos recibe la gran escalinata principal que se abre en dos ramas curvas, de estudiada sensualidad, para guiarnos hasta el foyer. Al fondo de éste otro amplio salón de techos muy decorados con frescos y motivos mitológicos -propios de la época-, grandes espejos de marcos dorados, y balcones guardados por altas puertas con persianas que se abren como parte de la fachada principal.
La sala donde se ejecuta el concierto está amueblada elegantemente. El terciopelo color verde seco predomina en los forros de las butacas y las cortinas del escenario, unido a los balcones (encajes de hierro forjado) y pasamanos de bronce muy pulimentado. El ambiente recreado es tan excelente como la acústica. Del techo cuelga la indispensable "araña" de piezas de cristal transparente que ilumina con suavidad la platea. La orquesta inicia, puntualmente, la primera pieza del programa "Proyecto de Memoria Musical" con una obra de Henrique Oswald.
"Estamos ubicando a Sao Paulo en el mapamundi de la música sinfónica."
Afirma el maestro y regente de la Orquesta Sinfónica de la ciudad.
Al costado derecho del Teatro Municipal se encuentra otro bello lugar, el Parque de Ramos de Azevedo, compuesto por jardines, estatuas, paseos, bancos colocados artísticamente, en un plano más bajo que el edificio que lo preside. Esta obra fue realizada en las primeras décadas del siglo XX con el fin de embellecer la entrada a la ciudad desde el sector oeste, a través del viaducto del Té, y también ha sido objeto de minuciosas labores de conservación.
A poca distancia, no más de cinco cuadras desde Parque, está la Plaza de Sé y la histórica Catedral Metropolitana de Sao Paulo. Ahora está cerrada, a causa de las acciones de restauración que le devolverán su original esplendor.
A pesar de ello, desde lo alto de su escalinata puede verse el hermoso paseo arbolado que la precede. A los lados, al centro, distribuidos por todas partes, una representación numerosa de los "habitantes de la calle", que llenan este sitio. Uno de los pocos lugares de la ciudad donde existe un espacio de tolerancia policia para los pobres sin hogar. Allí pueden estacionar sus abrigos nocturnos provisionales y realizar su precario mercado de baratijas.
Los domingos son días de mercado popular en todas las plazas. Salen a relucir las piedras semipreciosas brasileñas, de todos los colores, trabajadas artesanalmente en objetos de adorno, o, simplemente pulidas. Los encajes, vestidos, las hamacas de algodón teñidas de colores refulgentes, las vajillas de cerámica, y los mil y un productos de la manufactura nativa que cubren un amplio abanico de necesidades diarias de la población. Opción de bajo costo y muy buen gusto, que es adquirida por consumidores nacionales y turistas foráneos.
El nudo de los metros Norte-Sur y Este-Oeste, tiene lugar en la Plaza de Sé. Hacia allá nos dirigimos para concluir nuestro recorrido dominical.
notas
[publicação: abril 2004]
Lohania Aruca, La Habana, Cuba