Siempre me ha parecido sumamente simpática la forma como los colombianos, alientan a sus equipos de fútbol. El estribillo… ¡Eso es, Colombia, eso es..!, marca un estilo en la manera de demostrar diferencias y señalar elegancia, acaso contundencia en el juego, donde en los últimos años, Colombia ha evolucionado mucho y destacado nítidamente en el contexto sudamericano.
Algo parecido parece suceder con la Arquitectura Colombiana, que ha sido, probablemente con Chile, de los países de Latinoamérica que mayor calidad arquitectónica han mostrado en los últimos años, con una media muy buena y unos picos muy altos.
La exitosa generación que sin lugar a dudas presidió el recordado Rogelio Salmona e integran diseñadores notables como Laureano Forero, o Carlos Morales, forjó una identidad arquitectónica sólida, basada en el uso del ladrillo y buscando para su país una “modernidad apropiada”. No menos importante resulta la presencia de sus críticos como Silvia Arango, Carlos Niño y Alberto Saldarriaga, entre otros, en la construcción de una conciencia teórica que desde la Academia, aporta sentido a la producción arquitectónica.
Pero también ayudó, y esto es muy importante, para el buen desarrollo de la arquitectura, la presencia de sólidas instituciones. Las ciudades colombianas, caso Bogotá o Medellín, son ejemplos de ciudades y espejo de otras metrópolis latinoamericanas. Sus alcaldes, han aportado una importante construcción de ciudadanía y han buscado propuestas inteligentes en el desarrollo de las infraestructuras, equipamientos y espacios públicos; donde no sólo el urbanismo sino la propia arquitectura ha tenido un rol preponderante, aportando soluciones no sólo funcionales, sino además de gran calidad.
Por otro lado, Colombia, debe ser de los pocos países de Sudamérica donde la obra pública, la pequeña, la mediana y la grande, se concursa; y probablemente allí está la diferencia. No hay nada más democrático que la vía del concurso para dar oportunidades para todos y buscar calidad en las propuestas, a través del estímulo que otorga la competencia. Para que esto suceda, tiene Colombia también un gremio de arquitectos muy organizada: La Sociedad Colombiana de Arquitectos.
La SAC – como dictan sus siglas –, es también un ejemplo de cómo una institución privada intermedia entre el estado y sus afiliados para conseguir dinaminizar la actividad de los arquitectos. A pesar de no ser la inscripción obligatoria, como sucede en otros países, los arquitectos buscan pertenecer a este gremio, por que consideran que es representativo de los mismos y busca el desarrollo de la profesión y cautela sus intereses.
Es por ello que no es extraño que ahora, con una generación renovada, Colombia, nuevamente esté entre lo más destacado de la Arquitectura Iberoamericana, como lo atestigua el reciente Primer Premio de Obras de la VI Bienal Iberoamericana de Arquitectura, celebrada en Portugal, que ha recaído en el Arquitecto Barranquillero, Giancarlo Mazzanti, por la obra Biblioteca Santo Domingo Savio – Parque España en Medellín.
Perteneciente a una generación que ya comienza a cobrar prestigio internacional y la integran, entre otros: Daniel Bonilla, y los “paisas” Javier Vera y Felipe Uribe de Medellín, Mazzanti es uno de esos arquitectos que le ha cambiado la cara a la arquitectura colombiana, abandonando el ladrillo y corriendo hacia otras búsquedas.
Perfil de ganador
Nacido en Barranquilla, en el Caribe Colombiano, Mazzanti, se nutrirá de la estupenda calidad arquitectónica de las obras de su ciudad natal donde la impronta racionalista del movimiento moderno fue muy importante y dejó obras de gran calidad, tal como lo atestigua el libro y la exposición de Carlos Bell Lemus (2). Probablemente estas serán sus primeras referencias arquitectónicas, cargadas de racionalismo y buena materialidad.
Su formación como arquitecto la hará en la Pontificia Universidad Javierana de Bogotá. También será importante su paso por el Taller de Cartagena que lo vinculó con otros arquitectos latinoamericanos como Christian Boza y Jorge Moscato, con este último inclusive, realiza una pequeña pasantía en su Taller de la Universidad de Buenos Aires.
En la Bienal Chilena del año 2000, participa en una Mesa Redonda de Jóvenes Arquitectos donde presenta interesantes proyectos de su portafolio personal. Quienes asistimos al evento rápidamente nos dimos cuenta que aparecía una figura con mucho futuro.
De su ejercicio profesional, del mismo que da cuenta su página web (3) nos muestra, destacamos las realizadas en los últimos años tales como La Biblioteca en Ladera León de Greif, donde Mazzanti ensaya la ubicación de tres volúmes en el paisaje, que emergen como esculturas dentro de un parque, y tres techos terraza invitan a la contemplación de la ciudad.
Otro ejemplo destacado, es el interesante sistema para diseñar escuelas a través de una organización espacial, que en forma análoga a las cadenas, articula espacios interiores y exteriores de gran dinamismo y ocupa terrenos variados distribuyendo piezas, que a la distancia se convierten en una topografía. La idea de diseñar sistemas con piezas que puedan armar espacios asumiendo varios tipos de configuración también esta presente en la propuesta para el DAS, -la policía secreta colombiana-donde Mazzanti parece jugar con bloques de ladrillos de lego, con los que conforma pabellones centrípetos y centrífugos, que articulados, configuran un gran sistema que ocupa el terreno.
La Biblioteca Santo Domingo Savio- Parque España, ganadora de la Bienal, sobre la cual se ocupa en otro artículo Elio Martuccelli, pertenece a un conjunto de propuestas que ha realizado como el Centro Cultural de España o el Refugio que propone para el Nevado del Ruiz. En todas estas obras destaca la reflexión profunda de Mazzanti sobre el lugar, del cual siempre consigue apropiarse a partir de un entendimiento absoluto de su geografía, casi siempre andina y agreste. Su permanente recurrencia al pliegue le da al conjunto una connotación topográfica, entre lúdica y telúrica. El mundo es infinitamente cavernoso y esponjoso dice Deleuze, con propiedad, y este arquitecto sigue la idea con prolijidad.
nota final
Por las razones expuestas en este artículo, y por la calidad de sus instituciones, de sus arquitectos y de su arquitectura, entusiasma mucho que la próxima VII Bienal Iberoamericana en el 2010 se realice en Cartagena, Colombia. Mientras tanto disfrutemos del Premio a la Mejor Obra Arquitectónica, que como el caimán, de aquella vieja canción, se fue para Barranquilla.
notas
1
Publicado originalmente em la revista del Colegio de Arquitectos del Perú
2
BELL LEMUS, Carlos. El Movimiento Moderno en Barranquilla 1946-1964. Edición Museo de arquitectura Leopolodo Rother. Universidad Nacional de Colombia.
sobre el autor
Enrique Bonilla Di Tolla, Arquitecto Universidad Ricardo Palma 1982. Curso de especialización en restauración de Monumentos y Centros Históricos en Florencia (Italia) en 1989. Maestría en Arquitectura Universidad Nacional de Ingeniería. Profesor Ordinario de Taller de Diseño y Teoría e Historia de la Arquitectura de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Ricardo Palma.
Enrique Bonilla Di Tolla, Lima Perú
